El juez Garzón es el mismo que, en plena negociación socialista con ETA, nos dijo que una cosa era ETA y otra la izquierda abertzale
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Otegi ya no copa los titulares de los periódicos. Sale este sábado en la portada de El País, pero sólo como foto y es memorable. Tienen la imagen arriba y viendo la cara que pone el facinerosos y los escasos miramientos con que lo conduce el policía, es obligado subrayar lo que ha cambiado el panorama.
Bien distintas parecen ahora las cosas, incluida la posición del Gobierno Zapatero, la de la Fiscalía y la de jueces como Garzón de lo que lo eran allá en marzo de 2007, cuando andaban chalaneando con su malhadado «proceso de paz».
También entonces se detuvo a Arnaldo Otegi y se le trajó a la Audiencia acusado de apología del terrorismo, pero como se negó a venir en coche , porque hacía mucho frío en la carretera, el Ministerio del Interior fletó un avión y lo traslado entre almohadones, para que el facinerosos se sintiera cómodo.
Alfredo Pérez Rubalcaba ha explicado este sábado la detención el pasado martes de cinco destacados dirigentes de la izquierda abertzale, entre ellos Otegi.
Dice ahora el ministro del Interior en los micrófonos de la Cadena SER, la misma que tanto apoyaba no hace mucho la negociación y las concesiones:
«Los detenidos estaban desarrollando la estrategia de ETA y por eso van a la cárcel».
PINTAN BASTOS
Está claro que pintan bastos para los malos. También que en otros tiempos hubiera copado primeras páginas la noticia de la detención de la cúpula política de ETA, incluida la tradicionalmente impune LAB.
Afirma Edurne Uriarte en ABC que la pérdida del glamour periodístico de Otegi no se debe a los sobresaltos valencianos de la Gürtel, ni siquiera a la conjunción planetaria del premio Nobel de la Paz y Zapatero.
Más bien a otros dos factores, ambos preocupantes.
El primero, esta tranquilidad que empieza a invadirnos por el debilitamiento de ETA.
En parte justificada, porque las horas bajas de los pistoleros conllevan pérdida de influencia de su brazo político.
Ni ETA ni sus líderes políticos son lo que eran y sus estrellatos malignos han pasado a páginas de interior y, dentro de poco, quizá a local.
LA ORILLA DEL MIEDO
Pero también imprudente. Porque Otegi y sus huestes aún causan miedo, y mucho, en el País Vasco, lo que explica, entre otras cosas, la debilidad de los cambios socialistas en áreas culturales, educativas y de comunicación, allí donde están metidos los apoyos de Otegi.
Y es que los nuevos responsables no se atreven. Y no se atreven, no sólo por la presión de los etarras, sino por otra conjunción que no es planetaria pero sí proterrorista, la de la manifestación nacionalista de hoy.
Con el PNV pidiendo de nuevo libertad de acción para la cúpula política de ETA y contándonos por enésima vez que eso no significa que deseen la supervivencia de ETA.
Y segundo factor, que ya no nos creemos a Garzón ni esta nueva operación.
Y es que este juez es el mismo que, en plena negociación socialista con ETA, nos dijo que una cosa era ETA y otra la izquierda abertzale, o que podíamos dejar en paz a Otegi y compañía.
Quizá por aquello de que Otegi hacía un discurso por la paz, que le dijo Zapatero. Y cualquiera sabe lo que puede decirle la semana que viene.