No es irrelevante que el pesquero, el lugar de ondear la enseña rojigualda, llevara en el mástil la ikurriña, como hacen bastantes barcos con base en Bermeo
Al Gobierno Zapatero no le sale una derechas. Cuando se las prometía tan felices, después de silenciar a las familias de los marineros del Alakrana, empiezan a tirarse los trastos a la cabeza la vicepresidenta De la Vega y la ministra Chacón, culpándose una a otra de la pifia de haber traído a España a dos de los piratas somalíes.
Justo después de emitir un comunicado, asegurando que no hay desavenencias ni discrepancias en el seno del Gabinete socialista, llega la noticia de que buena parte del dinero pagado en Somalia se ha entregado a los facinerosos equivocados.
Y para colmo de males, cuando esperaban un apaño jurídico que camuflara como legal el envío de vuelta a su tierra a los dos bandidos encerrados en la cárcel de Soto del Real, va el juez Santiago Pedraz y deja claro que no traga.
El magistrado de la Audiencia aceptó este viernes la solicitud de Javier Díaz Aparicio, abogado defensor de Abdu Willy, quien exigía que se aclarase de forma fehaciente bajo que pabellón navegaba el atunero vasco por las peligrosas aguas del Océano Indico.
No es irrelevante que el pesquero, el lugar de ondear la enseña rojigualda, llevara en el mástil la ikurriña, como hacen bastantes barcos con base en Bermeo, porque la Abogacía del Estado esgrimió el principio de territorialidad, cuando forzó al juez Garzón a levantarse en plena madrugada, ir al juzgado y poner en marcha el proceso.
Pedraz también ha solicitado pruebas concretas -fotográficas y cartográficas- sobre la posición en que estaba el Alakrana cuando fue asaltado y del lugar donde fueron atrapados Willy y su secuaz.
Observando la confusión general del Gobierno, los errores que cometen sus ministros, los errores del CNI, el papelón que se está haciendo jugar a nuestros militares, la evidente parálisis a la que se ha condenado a las fragatas y los nervios del PSOE, no es difícil presagiar que si Zapatero pone ahora un circo, le crecerán hasta los enanos.