Durante la presentación del libro "España, camino de libertad"

Aznar cree una «afrenta a las víctimas» confiar en Batasuna para lograr el final del terrorismo

José María Aznar rechazó este lunes el «juego temerario» que promueven algunos dirigentes socialistas para volver a negociar con ETA el final de la violencia.

El ex presidente del Gobierno acusó a quienes «alimentan falsas expectativas» sobre la paz de cometer una «afrenta a las víctimas» por confiar en que Batasuna consiga convencer a los terroristas para que abandonen la violencia.

Aznar hizo estas declaraciones durante la presentación del libro «España, camino de libertad» que han escrito el diputado del PP Ignacio Cosidó y el analista del Grupo de Estudios Estratégicos Óscar Elía.

Acompañado de los tres ministros del Interior que tuvo España entre 1996 y 2004, Mariano Rajoy, Jaime Mayor Oreja y Ángel Acebes; Aznar afirmó que «conviene poner negro sobre blanco el juego temerario de los que quieren experimentar con nuevas operaciones de distracción» para tratar de poner fin al terrorismo de ETA.

Aznar despreció el «juego de los que alimentan falsas expectativas, que no son más que un plato recalentado de la cocina de ETA, aderezado por sus apoyos políticos y presentado por esos supuestos mediadores internacionales para hacerlo más atractivo a las voluntades erráticas y a los cálculos oportunistas» de algunos políticos.

El actual presidente de la Fundación FAES sacó a relucir la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que hace menos de un año «zanjó controversias que todavía se quieren mantener vivas» sobre las posibilidades del entramado político de ETA para presentarse a unas elecciones.

Recordó que los magistrados europeos dejaron claro que «para actuar en democracia no sólo hay que condenar la violencia terrorista, sino que hay que abandonar cualquier proyecto político incompatible con las libertades» puesto que «no todas las ideas son legítimas en democracia, aunque se expresen al margen de la violencia».

«Por tanto, aquellos que ni condenan el terrorismo, ni renuncian a su proyecto totalitario no pueden estar en las instituciones. Y afirmar que serán estos cómplices del terrorismo los que van a traer la paz es una verdadera afrenta a las víctimas y a tantos que han trabajado y siguen trabajando por nuestra libertad y nuestra seguridad», sentenció.

Aznar esgrimió que aquella sentencia «avaló sin sombra alguna» la Ley de Partidos que impulsó el Gobierno del PP en 2002 y la ilegalización de las sucesivas marcas electorales de ETA a partir del año 2003.

El ex presidente del Gobierno reivindicó esta política en un momento en el que vuelve a hablarse de una posible tregua de la banda terrorista ETA y de un nuevo proceso de negociación para acabar definitivamente con la violencia en el País Vasco.

Aznar rememoró que, hasta que el PP aplicó esta política, había calado en la sociedad «un discurso de resignación, o si se quiere de conllevanza, en relación con ETA» sobre la base de que la derrota policial de la banda «era una palabra ausente del diccionario político porque no se creía ni remotamente posible».

«Hablar de ilegalización de las organizaciones políticas al servicio de la banda, significaba arriesgarse a ser tachado, como poco, de intolerante. Plantear el cumplimiento efectivo de las penas impuestas a los terroristas era rechazado, sin más, de inconstitucional e impracticable», dijo.

Destacó que todo aquello cambió en ocho años de gobierno del PP que logró arrinconar a ETA gracias a una «rebelión cívica» en la que incluyó como protagonistas indispensables a las víctimas del terrorismo y las instituciones del Estado de Derecho.

Finalmente, apuntó que la memoria de las víctimas «debe alentar la exigencia de que el terrorismo sólo tenga como final el de su derrota y como único relato el de su deslegitimación».

 

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