El TS revisará hoy la condena de hasta 5 años de prisión a 5 jóvenes por quemar cajeros en Vitoria

El Tribunal Supremo revisará este marte, 6 de julio, en una vista pública, la condena impuesta por la Audiencia Nacional el 26 de noviembre del año pasado, con penas de entre 18 meses y cinco años de prisión para cinco jóvenes por cuatro actos de ‘kale borroka’ cometidos contra entidades bancarias de Vitoria entre enero y mayo de 2002. Se les considera responsables del delito de transporte de sustancias explosivas en concurso ideal con un delito de daños. El ponente de la sentencia que dicte el alto tribunal será el magistrado Manuel Marchena.

La Audiencia impuso a dos de los condenados, Iñigo Murga y Mikel Ruiz Balsategi, la pena de dos años de cárcel, que eran los que había pedido para ellos el fiscal, después de que mostraran su «arrepentimiento» durante la vista celebrada los pasados 8 y 9 de octubre y llegaran a un acuerdo con la defensa. La petición inicial para ambos por parte del Ministerio Público era de siete años y medio y ocho años de prisión.

Las penas más altas, de cuatro años y un día y cinco años de prisión por los mismos delitos, han recaído en Gorka Belotaza Vilagrasa y Oier Martínez del Campo, quienes durante la vista negaron su participación en los hechos. En cuanto a José Antonio de la Red, para quien la Fiscalía rebajó también su petición de condena, la Sala ha acordado un año y medio de prisión.

MAS DE 96.000 EUROS EN DAÑOS.

Se les atribuye la comisión de daños superiores a los 96.000 euros: 45.000 euros en la sucursal del BBVA de la calle Reyes de Navarra (atacada el 22 de enero de 2002), 3.000 euros en la asesoría Servigest de la plaza del Marqués de la Alameda (25 de febrero de 2002), 35.000 en las de Caja Vital y la Caixa de la calle Arana (21 de abril de 2002) y 2.500 en la de la Caja Vital-Kutxa de la calle Eduardo Velasco (7 de mayo).

La Audiencia Nacional justificó las condenas en la abundante prueba realizada sobre el perfil genético de los jóvenes, que viene a corroborar las manifestaciones que realizaron tras su detención «dotándolas de la verosimilitud objetiva que se desprende de la coincidencia con manifestaciones de testigos y periciales practicadas».

Respecto a los que tienen condenas más bajas, el letrado encargado de su defensa durante el juicio destacó que su «situación hoy día» es muy diferente a la del año 2002 y que la «vida estructurada» que tienen garantiza que «no hay peligro» de que vuelvan reincidir en hechos parecidos.

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