La Audiencia de Zaragoza rechaza un recurso de la contratista Chapman Freeborn que pedía nuevas pruebas

La Sección IV de la Audiencia Provincial de Zaragoza ha rechazado un recurso presentado por la contratista alemana Chapman Freeborn del vuelo del Yakolev-42, en el que solicitaba la admisión de nuevas pruebas para su práctica en segunda instancia. El avión sufrió un accidente el 26 de mayo de 2002 en Trabzon (Turquía), siniestro en el que murieron 62 militares españoles.

Dicho recurso de apelación, fue presentado por la empresa tras la celebración del juicio por el accidente del Yak-42 que tuvo lugar el pasado mes de febrero en el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Zaragoza. Contra esta resolución, que ha sido hecha pública hoy, se puede interponer recurso de reposición

La contratista solicitaba la aportación de una nueva prueba documental referida a los recursos de apelación interpuestos en la Audiencia Nacional, así como un informe del coronel de Infantería, Javier Merino González, sobre las circunstancias que rodeaban el estado del Aeropuerto de Kabul. Además, que la retribución económica recibida por las familias demandantes a raíz de la concesión de la Medalla del Mérito ciudadano de la Comunidad de Madrid fuera descontada de las indemnizaciones.

En un auto, al que ha tenido acceso Europa Press, los magistrados de la sección cuarta responden en su auto que «la admisión de pruebas en la segunda instancia tiene un carácter restrictivo y extraordinario», siendo además necesario que la prueba solicitada sea «absolutamente trascendental y de carácter excepcional». En este caso, las solicitadas por Chapman, «son irrelevantes».

Basándose en la jurisprudencia sentada por el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo argumentan que es preciso, también, «que la influencia de estos hechos en el pleito sea tan notoria que de no poder llevarse a cabo (la prueba) sobreviniera indefensión de la parte que pretende demostrarlos».

Chapman Freeborn fue condenada en marzo de 2010, junto a la compañía aérea Ukranian Mediterraneas Airlines (Um Air), al pago de unos 6 millones de euros, en concepto de indemnización para los familiares de los fallecidos. En la sentencia se indicaba que las maniobras que realizó la tripulación del avión fueron «gravemente negligentes» y que el accidente de debió a un fallo humano.

El vuelo del Yak-42, considerado de cáracter civil, fue encomendado por el Ministerio de Defensa a NAMSA, la agencia de mantenimiento y abastecimiento dependiente de la OTAN, la cual contrató con el intermediario aéreo Chapman Freeborn. Esta a su vez, contrató el vuelo con la compañía Um Air.

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