Al menos 16 reos murieron y 22 resultaron heridos en un incendio registrado hoy en una cárcel en la localidad salvadoreña de Ilobasco, en el centro del país, sin que se conozcan las causas, aunque no se descartan posibles rivalidades entre internos, informaron las autoridades.
«Hay 16 (fallecidos) ahorita y los 22 quemados (atendidos) en los hospitales», declaró a los periodistas la directora general de Centros Intermedios, Irma Mejía, quien señaló que todos los involucrados en la tragedia «son de la pandilla (Mara) 18».
El fuego se declaró en el sector 1 del Centro Integrado de Jóvenes Infractores de Ilobasco, población situada 55 kilómetros al nordeste de San Salvador, en el que estaban 43 de los 96 internos que alberga el penal, donde están recluidos mayores de 18 años que purgan condenas por delitos cometidos cuando eran menores de edad.
«Al parecer era un cortocircuito, pero (…) serán las investigaciones las que nos indiquen qué fue lo que pasó realmente, si fueron rencillas dentro de la misma pandilla y los internos que estaban recluidos», agregó Mejía.
El director del centro, Ernesto Campos, explicó a los reporteros que en el sector donde ocurrió el incendio tuvieron «algunos problemas» en abril, cuando se dio una «división interna de la pandilla 18» y las autoridades rescataron a tres internos «que iban a ser asesinados por sus mismos compañeros».
Una fuente del Ministerio de Justicia y Seguridad dijo a Efe que las primeras investigaciones descartan que el incendio se haya producido a raíz de un motín.
«No conocemos las causas del siniestro, se está iniciando la inspección con la Fiscalía en el lugar para hacer las primeras diligencias», señaló el subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), Mauricio Ramírez Landaverde, en un comunicado.
En las afuera del centro de reclusión permanecían familiares de los internos, reporteros, integrantes de organismos de socorro, así como policías y soldados encargados de brindar seguridad.
Una de las vecinas del lugar relató a Efe que cerca de las 5.30 hora local (11.30 GMT) se escucharon gritos de auxilio y que posteriormente descubrieron que salía humo del penal.
«Cuando escuché las noticias me vine ligero para ver si él está en la lista (de fallecidos). Me voy a quedar hasta que me den información», afirmó, por su parte, María Luisa Rodríguez, cuyo «compañero de vida» purga una condena en ese centro penitenciario.
Juan Carlos Vázquez dijo que se trasladó al penal al saber del incendio en el sector 1, donde se encuentra su primo, pero al llegar constató que apenas sufrió quemaduras en el hombro y las orejas.
«Vi que está vivo, gracias a Dios», dijo.
Según una fuente oficial, personal del Instituto de Medicina Legal trasladó los cadáveres a la localidad de San Vicente, 37 kilómetros al este de San Salvador, mientras los heridos fueron ingresados en los hospitales Zacamil y Rosales, en San Salvador, así como en los de Ilobasco y Cojutepeque.
Sobre lo ocurrido, el procurador de los derechos humanos de El Salvador, Óscar Luna, declaró a los periodistas que «no fue oportuna» la reacción para atender la emergencia y opinó que esta tragedia «pudo haberse evitado si se hubieran garantizado a tiempo condiciones de seguridad para que estos hechos no sucedan».
Este hecho se registra en momentos en que unos 5.200 internos del penal «La Esperanza», en la zona de Mariona, en el norte de San Salvador, se han declarado en «rebeldía» y se niegan a entrar a las celdas, en protesta por las medidas adoptadas por la Dirección de Centros Penales tras la fuga de un recluso el 3 de agosto pasado.
Las autoridades decretaron el estado de emergencia en ese centro durante cinco días, tiempo durante el cual están prohibidas las visitas y se reforzará la presencia de soldados y policías.
La relatoría sobre los Derechos de las Personas Privadas de Libertad de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dicho que en El Salvador existe «un hacinamiento de más de 300% en las cárceles para adultos».
