Juez del Supremo contra Garzón y contra Pedreira.

MADRID, 19 (OTR/PRESS)

El magistrado del Tribunal Supremo Alberto Jorge Barreiro, instructor de la causa abierta al juez Baltasar Garzón por presunto delito de prevaricación por haber al ordenado las escuchas en prisión a los cabecillas de la trama Gürtel, ha rechazado las pruebas solicitadas por la defensa de Garzón, entre ellas la declaración como testigo del instructor del caso Gürtel en el Tribunal Superior de Madrid, Antonio Pedreira. En la misma resolución, el juez Barreiro suspende la tramitación del recurso de Garzón contra el auto de transformación del procedimiento, hasta que las partes puedan disponer de las diligencias declaradas secretas, según ha relatado este vienes el diario El país, periódico que sigue, desde el primer momento, todo el asunto Gürtel en sus distintas variaciones. De acuerdo con esta crónica, el juez Barreiro rechaza todas las pruebas pedidas por Garzón por entender que, en la causa, existen ya «indicios claros» contra el juez de la Audiencia Nacional.

Según el magistrado del Supremo, la investigación de los hechos «se halla concluida en esta fase procesal», por lo que «no resulta razonable ampliar la investigación con las nuevas diligencias» que postula Garzón. Barreiro rechaza, asimismo, el testimonio del juez Pedreira Andrade porque «se trata de diligencias que no resultan imprescindibles ni determinantes» en esta fase del proceso y pueden tramitarse en el juicio. Frente a la alegación de Garzón de que el testimonio de Pedreira tiene especial trascendencia, Barreiro no cree que «ese testigo» pueda aportar nada que excluya la antijuricidad de la conducta de Garzón.

La posición del juez Pedreira es conocida: desde el primer momento, apoyó la petición de Garzón de pedir el seguimiento telefónico de los cabecillas de la trama Gürtel para hacer el seguimiento, entre otras cosas, de sus inversiones en el extranjero, que ahora se esfuerza en recuperar. Este otro juez instructor contra Garzón, el juez Barreiro, rechaza por «curiosa y extravagante» la petición de que la Sala Penal certifique cuántas sentencias sobre escuchas se han dictado en las que se acordara perseguir al juez que las ordenó. A su entender, lo que la defensa busca es que sea la Sala la que seleccione la jurisprudencia que la defensa de Garzón necesita para el caso, «que obra en cualquier base de datos jurisprudenciales». El instructor del Supremo rechaza también los testimonios de los funcionarios policiales responsables de la investigación así como la petición del propio Garzón de volver a declarar. Barreiro dice que ya escuchó a Garzón durante «más de tres horas» y llegó a la conclusión de que las discrepancias entre el instructor y el juez querellado no se refieren a los hechos, sino a las resoluciones jurídicas dictadas por Garzón. Por tanto, una nueva declaración «no supondría una innovación relevante». A lo único que accede Barreiro es a esperar a que el juez del Tribunal Superior de Madrid levante el secreto de algunas diligencias solicitadas por Garzón. En concreto, las grabaciones de conversaciones obtenidas en el centro penitenciario de los cabecillas de la trama Gürtel, y el auto dictado por Pedreira el 20 de abril de 2009 en las que este juez prorroga las escuchas decretas por Garzón.

El instructor del Supremo dice que no ha escatimado ningún esfuerzo para que Garzón tuviera a su disposición esas conversaciones, y culpa a Pedreira de no haber atendido sus peticiones. También critica al instructor del caso Gürtel por mantener el secreto del sumario desde hace un año y siete meses para todas las partes, excepto para los tres principales imputados, «dándose la paradójica circunstancia de que éstos sí conocen las actuaciones secretas y las ignoran las demás partes del proceso». Según Barreiro, esto genera una «situación contradictoria», pues los acusadores conocen las conversaciones y no las conoce el juez querellado, y si alguien puede obstaculizar la instrucción del caso Gürtel son los principales imputados y no Garzón. El juez del Supremo menosprecia las objeciones del Ministerio Fiscal en el sentido de que se podría estar generando «indefensión» a Garzón por no disponer de esas conversaciones.

Según Barreiro, esas conversaciones son la consecuencia de la conducta presuntamente prevaricadora de Garzón, por lo que su aportación, en principio, «más que beneficiarle, le perjudicaría». Y dado que fue Garzón el que conoció y controló las conversaciones, «esa circunstancia, en cierto modo, atenúa su situación de «ignorancia e indefensión». Termina contando al crónica primicia de El País que, pese a cargar contra Garzón, contra Pedreira y contra el fiscal, y aunque el propio Barreiro considera que no hay motivos de indefensión, acuerda suspender la tramitación del recurso contra la transformación del procedimiento hasta que pueda facilitarse a las partes una copia de las conversaciones intervenidas, lo que según Pedreira se producirá este mes. En caso de que no fuera así, «se acordará lo que proceda».

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