Pedro Román habló con Roca del convenio millonario tras el visto bueno de Gil

Pedro Román habló con Roca del convenio millonario tras el visto bueno de Gil
. EFE/Archivo

El ex edil del Ayuntamiento de Marbella Pedro Román ha dicho hoy que habló con Juan Antonio Roca en 2001 sobre la viabilidad de una operación urbanística en la ciudad tras contactar con el alcalde, Jesús Gil, quien le aseguró que se podían construir apartamentos en la parcela, clasificada como comercial.

Gil le dijo que el que conocía «ese asunto» era Roca, entonces gerente de la empresa municipal Planeamientos 2000, y que fuese a hablar con él, ha manifestado hoy Román durante su declaración en calidad de imputado en el juicio del «caso Malaya» contra la corrupción.

En el encuentro posterior, Román ha asegurado que Roca le comentó que Gil le había llamado y le había dicho que la sociedad que quería invertir en esa parcela tenía que pagar 240 millones de pesetas (1,44 millones de euros) y que le advirtió: «si os interesa bien y si no, fuera».

Esta cantidad se debía, según el ex edil, al exceso de aprovechamiento sobre el terreno, aunque después supo que al anterior propietario de la parcela el Ayuntamiento le había exigido solo 60 millones de pesetas (unos 360.000 euros) por este concepto.

El procesado, que se enfrenta a una petición fiscal de 21 años de prisión por un delito continuado de blanqueo de capitales y cinco delitos contra la Hacienda Pública, ha argumentado que la diferencia en esta exigencia económica se debía, según Roca, a que Gil le había dicho que «no quería que nadie le pudiera reprochar tratos de favor» al ex edil.

Según Román, Roca le dijo que el convenio, que permitía aumentar la edificabilidad de 532 a 11.406 metros cuadrados y construir 114 apartamentos, era legal y que el exceso de aprovechamiento estaba «tasado».

Pedro Román, que había abandonado la Corporación municipal tres años antes y entonces se dedicaba a la promoción inmobiliaria, ha aseverado que él no negoció el mencionado convenio, el cual «estaba negociado» de antemano.

Al término de la reunión con Roca, dado que buscaba socios inversores para el negocio, le pidió que le comentara si sabía de alguna sociedad que quisiera participar con un 15 por ciento, y Roca le dijo: «me lo apunto».

Pasados unos días, Roca le llamó y le informó de que había una sociedad que estaba interesada, pero no le aclaró que él estaba en ella, aunque Román ha afirmado que lo supo posteriormente, pero que no le importó su participación porque este señor tenía todo su «respeto».

Constituida en octubre de 2001 a través de administradores fiduciarios en Suiza, los inversores de la sociedad Lispag AG eran Román, con un 62,5 por ciento de participación, Roca y el ex comisario de Policía Florencio San Agapito, con un 15 por ciento cada uno y el abogado Juan German Hoffmann, con un 7,5 por ciento, según ha especificado el procesado.

Lispag fue constituida para hacerse con el capital de la sociedad española Yambali, propietaria a su vez de una parcela en Puerto Banús, que después transfirió el 90 por ciento de las acciones a dos sociedades propiedad del empresario granadino José Ávila Rojas, también imputado en esta causa.

El convenio urbanístico fue ratificado en 2002 por el Ayuntamiento, que recibió 240.000 euros de la sociedad en concepto de pago parcial por el aprovechamiento de este proyecto que, una vez en marcha, fue impugnado por la Junta y paralizado por orden judicial.

La Fiscalía mantiene que la venta de esta parcela tras un convenio urbanístico acordado el mismo día que se constituía Lispag, reportó a los mencionados acusados beneficios por importe de más de 6 millones de euros.

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