ETA. El PP espeta a Rubalcaba: «El ‘caso Faisán’ es ya su tumba política»

El diputado del Partido Popular Ignacio Gil Lázaro espetó hoy directamente al vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que «el ‘caso Faisán’ es ya su tumba política».

En su tradicional pregunta semanal sobre el caso en la sesión de control al Gobierno, Gil Lázaro enlazó con la cuestión anterior respondida por Rubalcaba para afirmar que «el Gobierno se ha marchado solo de tantas y tantas mentiras» e inquirió «qué ha tenido que ocurrir» para que un comisario (José Cabanillas) recuerde cuatro años y nueve meses después que el investigador del caso (Carlos Germán) quisiera destruir la prueba del chivatazo.

Tras responder Rubalcaba que no tenía ni idea, el diputado popular arremetió duramente contra él acusándole de enfrentar a policías contra policías para desacreditar la investigación, algo que interpreta como «un truco que delata su miedo».

Además, citó algunos testimonios de los testigos de la causa abierta por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que revelarían que el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, y el director de la Policía, Francisco Javier Velázquez, fueron informados del chivatazo, y también las respuestas de Rubalcaba a las 280 preguntas escritas que le ha formulado el PP sobre este tema, que, según Gil Lázaro, «le ponen contra las cuerdas».

El diputado popular terminó instando directamente al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a «cesar de inmediato» a Rubalcaba por haberle ocultado «semejante escándalo», tal y como afirmó haber hecho éste último.

De lo contrario, prosiguió, Zapatero demostraría que «algo inconfesable le une» a su vicepresidente y que comparte con él «la X del Faisán». Y terminó dirigiéndose directamente a Rubalcaba: «Puede sonreír, pero el ‘caso Faisán’ es ya su tumba política», siendo premiado por una larga ovación de sus compañeros de grupo parlamentario.

El vicepresidente dedicó su réplica a «contar una historia breve», en la que señaló que ETA introdujo cinco comandos en España durante la tregua de 1998, cuando se reunió con el PP entonces en el Gobierno, y que él, cuando llegó al Ministerio del Interior quince días antes del chivatazo de mayo de 2006, tenía «la obsesión» de que «no nos volviera a pasar». Por ello, puso a la policía a trabajar más y a «impedir» que los terroristas se rearmaran.

En esta estrategia enmarcó también las detenciones de los implicados del «caso Faisán», meses después del chivatazo, pues las detenciones de los años posteriores no fueron ninguna rectificación de un «dolce far niente» (‘dulce no hacer nada’) anterior. Al contrario, concluyó: «Estamos ganando porque no que creímos a ETA durante la tregua».

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