Cascos insiste en la existencia de una «camarilla policial» contra él que actúa a través de la «veloz fiscalía»

El candidato de Foro Asturias a la presidencia del Principado, Francisco Alvarez-Cascos, ha insistido este sábado en la existencia de una «camarilla policial» que intenta ahora acusarle de injurias a través de la «veloz fiscalía». «Mis denuncias siguen vivas lentamente, pero la camarilla policial, a través de la veloz fiscalía, intenta acusarme a mí de injurias. ¡Vivir para ver!», ha dicho.

En su discurso en un acto público de Foro Asturias celebrado en la localidad asturiana de Pravia, Cascos ha querido así hacer referencia a lo acontecido esta semana cuando, se convirtió en «noticia nacional» supuestamente por injuriar a unos policías. «Ya veis lo importante que son las cosas que pasan en los juzgados de Madrid o de otras capitales: te sacan en todos los telediarios. Las que pasan en Asturias con las decisiones de otros tribunales no salen en ningún sitio», ha señalado.

Ha comentado que en julio de 2009 un grupo policial «imaginó» que un viaje con su familia en 2004 lo había pagado una de las empresas investigadas en el caso Gurtel e inició un proceso «incriminatorio, no indagatorio» para intentar acreditar unas presuposiciones «que comprobaron que eran falsas inmediatamente, en agosto de ese mismo año».

Así, una vez que en noviembre de 2009, cuando aún se mantenía el secreto del citado sumario, apareció en la prensa la noticia de que Anticorrupción le estaba investigando, Cascos decidió denunciarlo a la Fiscalía. «Expliqué a los medios que solicitaron mi parecer que una camarilla policial había intentado preconstituir contra mí pruebas falsas y las había filtrado a los medios de comunicación», ha relatado Cascos.

El ex ministro de Fomento ha dejado claro que siempre ha utilizado el término «camarilla» con «la precisión del diccionario de la lengua». Según el Diccionario de la Lengua Española camarilla se define como el ‘conjunto de personas que influyen subrepticiamente en los asuntos de Estado o en las decisiones de alguna autoridad superior’.

De esta forma, Cascos ha dicho que también ha denunciado públicamente las «camarillas» del seno del partido cuando había que hacerlo, en otros casos policiales como el GAL o el Faisán, pasando por el Gurtel. Así, ha dicho que no se trata de cuestiones imputables a la Policía «en su conjunto», sino a una «minoría muy minoritaria que actúa al dictado del poder político y no al servicio del estado de derecho». En este sentido, ha insistido en que las camarillas policiales «no son el Cuerpo Superior de Policía, son grupúsculos excepcionales».

Ha hecho un repaso de los últimos años, y ha dicho que cuando asumió sus responsabilidades nacionales en 1989 se encontró con un asunto de «espionaje» por parte de un grupo de policías «que se colaban habitualmente en la sede de AP en la calle Génova». Y ha comentado que el asunto concluyó ese año con una sentencia que determinó que hubo delito, pero no delincuentes.

También ha señalado que en los ochenta otro grupo de policías «dirigidos desde el Gobierno socialista» organizaron el grupo terrorista GAL para luchar ilegalmente contra ETA. «En 1990 otros policías grabaron ilegalmente a varios miembros del refundado PP», ha comentado. Y ha añadido que en 1995 el caso del ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán, se saldó con una «escandalosa farsa» para su detención «incluida la falsificación de papeles para justificar o fingir una extradición desde Laos».

Pero Cascos ha dicho que entre 1996 y 2004, cuando gobernó el PP, ese tipo de cosas «nunca ocurrieron». A su juicio, se trata de cuestiones «de exclusiva responsabilidad de las etapas de gobiernos socialistas». Y que volvieron en 2004. Así, ha comentado que todavía «colea» el caso de la destrucción policial de muestras de explosivos tomadas en las estaciones de Renfe tras los atentados del 11-M en 2004.

O que actualmente es «noticia diaria» el denominado ‘caso Faisán’, que ha sido un «chivatazo policial» que impidió la detención de los responsables del cobro de las extorsiones de ETA. «Ni más ni menos que avisaron por teléfono sobre una inminente detención», ha apuntado.

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