El diario 'El País' destapa las claves, los apaños y la concesiones del último y más largo de negociación abierto nunca por un Gobierno con los terroristas de ETA
Los detalles estremecen. El diario ‘El País’ edulcora y justifica a su modo la sarta de metiras, urdida en torno a lo que ha sido un sonrojante chalaneo con los terroristas, pero lo cuenta todo.
Y lo hace, dando un largo extracto del libro ‘ETA, las claves de la paz’ (Editorial Aguilar), que han elaborado al alimón Jesús Eguiguren, presidente de los socialistas vascos, y Luis Rodríguez Aizpeolea, el periodista del Grupo PRISA que mejores fuentes ha tenido tanto en La Moncloa de Zapatero como en el mundillo proetarra.
El socialista Jesús Eguiguren, uno de los principales representantes del Ejecutivo en las conversaciones con la banda terrorista -estuvo en el origen, en el desarrollo y en el final del proceso- revela, entre otras cosas, que Francisco Javier López Peña, alias ‘Thierry‘, jefe político de ETA, le llegó a amenazar con palabras de este tenor:
«Lo que yo diga va a misa. Podemos atentar donde queramos y como queramos. Si se rompe el proceso, esto va a ser Vietnam. Responderemos a las detenciones con un atentado en España».
Esa conversación, si s epuede llamar así, tuvo lugar elel 11 de diciembre de 2006.
Thierry y Eguiguren estaban frente a frente, comiendo opíparamente en un restaurante de Oslo (Noruega) muy próximo al hotel donde se habían celebrado ya varias conversaciones entre el Gobierno socialista y los criminales ETA, algo que siempre negaron tanto Zapatero como Rubalcaba y que denunciaba en aquellas fechas gente como el popular Mayor Oreja.
Tras oír la diatriba del jefe de ETA, escriben Eguiguren en su libro que sintió que «el proceso de diálogo para el fin del terrorismo» estaba punto de naufragar.
Solo 19 días después de aquella comida entre ‘amigos‘, ETA hizo estallar un coche bomba en la terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas y mató a dos ciudadanos ecuatorianos: Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.
El Gobierno Zapatero y socialistas como Eguiguren, siguieron negociando y chalaneando con los etarras, aunque lo negaron haciéndose los ofendidos.
Merece la pena echar un vistazo a lo que publica ‘El País’ y sacar conclusiones.
Para ello, les facilitamos algunos enlaces directos a los textos más relevantes y adjuntamos la captura de las fotos de algunos documentos reveladores publicados en el periódico.
DETALLES
La ‘hoja de ruta’ provisional. “Establecimos un camino u hoja de ruta provisional:
1) Diálogo en Ginebra para acordar la hoja de ruta.
2) Ratificación en Oslo, después del verano, de la hoja de ruta.
3) Tregua de ETA y declaración del Gobierno, que sería el punto cero a partir del cual arrancar el proceso.
4) Reuniones de la mesa técnica Gobierno-ETA.
5) Después, Mesa de Partidos.
6) Aprobación de los acuerdos políticos en la mesa.
7) Implantación de los acuerdos.
“Exigencias a ETA”. Ya en su habitación del hotel, Eguiguren escribió sus propias garantías para exigir a ETA:
“—No atentados contra las personas.
— No atentados contra todo tipo de viviendas, bienes, edificios o símbolos.
— No kale borroka.
— No acoso social ni político; no extorsión económica.
— No adquisición de armas, compra, tráfico, etcétera; no adquisición de cualquier tipo de material.
— No atracos.
— No acciones de abastecimiento de todo tipo de material; suspensión del reclutamiento, formación y entrenamiento.
— No a la exaltación o propaganda de la lucha armada”.
ETA aceptó esta fórmula: “Se compromete a no realizar acciones contra personas (incluidas cartas y otras misivas, bienes de propiedad pública o privada. No llevar a cabo una estrategia de impuesto revolucionario. No realizar acciones de abastecimiento de armas y explosivos y/o materiales para su fabricación”.
EL GOBIERNO ORDENA NO DETENER TERRORISTAS
“George [Josu Ternera] me insistió que querían un proceso serio e irreversible, que no se viera afectado por un posible cambio de Gobierno. Aunque no pedían al Gobierno que tomara decisiones inmediatamente después de declarada la tregua, sí plantearon que de facto tenía que existir una cierta relajación policial y facilidades para que Batasuna pudiera actuar.