Las fiscales apoyaron las escuchas del juez Garzón
Este lunes 12 de diciembre de 2011 comienza un juicio largamente deseado por el Partido Socialista. Francisco Camps se sentará en el banquillo en la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana para ser juzgado por un delito de cohecho impropio pasivo, acusado de recibir trajes como regalo de la trama Gürtel.
Un jurado popular determinará la culpabilidad o inocencia del ex presidente valenciano, que siempre se ha remitido a esta fecha como la mejor oportunidad para demostrar que «no hay nada». La elección de los 11 miembros del jurado, nueve titulares y dos suplentes, ha estado rodeada de polémica, pues uno de los miembros, una mujer, fue en la listas del PSOE a las municipales de mayo.
La defensa de los acusados no ha llegado a tiempo para recusarla porque ella ocultó su condición de candidata socialista hasta el último momento. Por otro lado, la acusación popular la ejercen cuatro diputados socialistas, incluido el que fuera su portavoz, Ángel Luna.
Pero lo más curioso es que Luna, verdadero azote de Camps durante la última legislatura y altavoz solícito de las filtraciones sesgadas del caso, fue en su día compañero de Gobierno socialista del propio juez designado para enjuiciar a Camps, Joan Climent.
Votado por el Grupo Parlamentario del PSPV, el pasado socialista de Climent compartido con Luna no es ningún secreto. El 17 de enero de 1983 el entonces presidente socialista de la Generalitat, Joan Lerma, nombró a Climent secretario general técnico de la Presidencia.
Además de eso, Climent ocupó otros cargos de responsabilidad en el Consell de Lerma, como el de miembro de la Comisión de Informática y el de asesor del consejero de Gobernación, Felipe Guardiola por aquel entonces. Fue precisamente Guardiola quien lo propuso como candidato a la terna de jueces para el TSJCV. Joan Climent, por tanto, no es juez como tal, sino que ocupa plaza de magistrado gracias a que fue propuesto y votado por los socialistas valencianos.
PUPILAS DE BERMEJO
En cuanto a las dos fiscales de la acusación, Miriam Segura y Concepción Sabadell, su sesgo político no es menos nítido. Ambas accedieron al Tribunal Superior de Justicia de Madrid en julio de 2001 cuando estaba Mariano Fernández Bermejo al frente de la Fiscalía del TSJM.
De hecho, Segura y Sabadell se declaran alumnas del ex ministro de Justicia de Zapatero. Bermejo fue destituido como fiscal en julio de 2003, tras varios desencuentros con los ministros de Justicia del PP, Ángel Acebes y José María Michavila, pero cuando le llegó su momento no dudó en echar mano de sus dos fieles escuderas.
La pareja que representa desde hoy a la Fiscalía en el juicio a Camps son incorporaciones recientes a Anticorrupción y han protagonizado una carre-ra meteórica bajo el mandato socialista.
Concha Sabadell llegó al cargo sólo cuatro semanas antes de que estallara el caso Gürtel, lo que induce a pensar que se trató de una designación ad hoc, máxime cuando en 2007 es trasladada por orden de Bermejo al TSJM. Año y medio después, en diciembre de 2008, llega a Anticorrupción justo a tiempo de ocuparse de Gürtel.
Paralela trayectoria tuvo Miriam Segura, quien en septiembre de 2006 aterrizó en el TSJM y sólo dos meses después llegó en Comisión de Servicio a la Fiscalía Anticorrupción, para lograr plaza poco antes de que Garzón decretara la intervención de las conversaciones.
Escuchas que fueron apoyadas sin fisuras por las fiscales durante el proceso y que han deparado al juez estrella la imputación que lo sentará en el banquillo en virtud de la querella interpuesta por el abogado Ignacio Peláez el 24 de mayo de 2010. Peláez pidió la inclusión en la querella de las dos fiscales.