La abogada Cristina Almeida se convirtió en un símbolo en España por su trabajo como abogada de presos políticos en el temido Tribunal de Orden Público (TOP) en las últimas décadas del franquismo.
«Todos ellos eran gente comprometida con el régimen, pero allí tenían unas reglas de juego e impusimos el respeto. Podrían pensar lo que quisieran, pero no permitíamos ni un ataque porque siempre teníamos una respuesta política por nuestra parte. Llegamos a tener unas normas de respeto más que en cualquier otro tribunal».
«Eso no quiere decir que aquí por ejemplo en el 1001, cuando estaban procesados Camacho, Nico Sartorius…, les pedían 20 años y un día por intentar reunirse como sindicalistas en un convento de Pozuelo. Eso en Francia no pasaba. Era tan evidente que el futuro no podía ser eso que yo tenía que venir a defenderlos. Que el futuro iba a ser democracia y que reunirse en un convento sería un derecho y no una pena de 20 años».
AMENAZADA COMO ABOGADA DURANTE EL CASO ATOCHA
Cristina Almeida tiene muy claro que el día más triste de su vida fue el de los asesinatos de abogados comunistas en Atocha por parte de terroristas ultraderechistas. Ella fue una de las defensoras de la acusación particular y sufrió amenazas de círculos ultras:
«Recuerdo que en aquel momento había un grupo que era la triple A, que era el que se había atribuido los asesinatos de Atocha, y yo cuando llegué a Madrid me encontré una carta que decía «te has librado de ésta, cerda, vamos a por ti», triple a. Yo estaba destrozada y fue uno de mis días más tristes. Desde entonces me persiguieron, aunque ya lo hacían de mucho antes, cuando mataron a Carrero Blanco».
LA FUGA DEL ASESINO LERDO DE TEJADA
Uno de los asesinos de Atocha, Lerdo de Tejada, se fugó durante un permiso que le fue concedido por el juez de instrucción de la Audiencia Nacional, Rafael Gómez Chaparro.
«No se fugó. A ese señor le pedían 1.500 años de prisión y el juez Gómez Chaparro le dio un permiso para ir a la boda de su hermano. (…) El Lerdo de Tejada era el hijo de la secretaria de Blas Piñar, y fueron a pedirle «por el honor déjale ir a la boda…» y él, en su derecho legítimo de todo preso intentó escapar».
«No es que se fugara, es que le abrieron la puerta con alfombra roja para que se fuera a divertir una boda a Toledo una persona que tenía 5 asesinatos consumados y dos tentativas gravísimas contra la vida de personas. Ese debió de repetir mucho aquello de ‘por mi honor, que no me fugo, que es para ir a la boda’ ¿por su honor? ¡por sus narices! Esas corrupciones eran típicas de ideologías que se sitúan por encima de los hechos tan graves como los que pasaron.».
Cristina Almeida llegó a ser procesada en varios ocasiones, entre ellos por el juez de la Audiencia Nacional, Guillermo Ruiz de Polanco. «Luego quiso invitarme a cenar. Pero aquí antes de que inhabiliten a un juez, tienen que caer un montón de personas, por desacato, por querer decir alguna verdad en los tribunales».
«ERA COMUNISTA SIN SABER LO QUE ERA, EN LA UNIÓN SOVIÉTICA HUBIERA ESTADO EN LA OPOSICIÓN»
Cristina Almeida fue una de las primeras mujeres en España en declararse públicamente comunista, en un país que venía de una dictadura franquista, básicamente anticomunista.
«Para el régimen todo el que no estaba con ellos era comunista. Yo era comunista sin saber en realidad lo que era el comunismo, porque para mí el socialismo sin libertades no es socialismo. Si hubiera estado en la Unión Soviética, hubiera estado en la oposición. Era comunista porque era lo único que había y donde había mejor gente. Mi padre me dijo que estuviera con buena gente y la primera gente buena que conocí fue en la facultad y luego resultaba ser comunista».
«Con lo cual cuando tuve que tomar una decisión, que me costó porque venía de 13 años en un colegio de monjas. Elegí lo mejor. Entonces nadie reconocía que era comunista porque te podían caer 6 años por serlo, te lo llamaba el resto. En aquel entonces te perseguían por ser comunista. Luego te perseguían la extrema derecha y la extrema izquierda, unos por comunista y otros por revisionista».
CONCEJALA DE FUENCARRAL EN EL PRIMER AYUNTAMIENTO DEMOCRÁTICO
Cristina Almeida fue concejala del PCE en el primer ayuntamiento democrático (1979-1983), coincidiendo con otros destacados políticos como Enrique Tierno Galván, Alonso Puerta, Juan Barranco, José Barrionuevo o Florentino Pérez.
«Estuve de concejala de Fuencarral y teníamos la junta en Bravo Murillo. Todo esto que ahora es La Vaguada y Peñagrande eran chabolas. Lo que tuvieron que luchar para sacar adelante este barrio, lo que tuvimos que hacer por recuperar el derecho de los ciudadanos, ningún ayuntamiento quería quedarse con La Vaguada, cómo aprovechamos que nos dieron la licencia para hacer algo que fuera bueno para el barrio y mira ahora como se ha revalorizado el barrio del Pilar».
«Me encantó esa impresión de ayuntamiento, la única vez en mi vida que he gobernado, fue hasta el año 81 que me echaron».
EXPULSADA DEL PCE EN 1981 POR CARRILLO Y PIÑEDO (PSOE)
Cristina Almeida fue expulsada del PCE en 1981 junto a Isabel Villalonga, Eduardo Mangada y Luis Larroque. En un momento en el que los dirigentes ‘renovadores’ del PCE, con Almeida a la cabeza, denunciaban ‘poca democracia interna’ en la formación.
«En el año 81 me echa Carrillo del PCE, y no porque hubiera dejado de ser comunista, sino porque había dejado de callarme las cosas que no me parecían bien. Lo que la gente se callaba para que no la echaran».
«Me expulsaron del PCE porque yo estaba de acuerdo en el País Vasco. Era amiga de Roberto Lertxundi, Secretario General del País Vasco, que se quiso unir con Euskadico Ezkerra (Mario Onaindia), que luego se uniría con el PSOE. Desde el comité central de aquí se apoyaba esa decisión».
«Pero luego Tomás Tuero y algunos más dijeron que no se podía, expulsaron a Lertxundi y nosotros convocamos un acto en el centro de investigaciones científicas para que explicaran cuáles habían sido esos problemas. Sólo por convocar ese acto, a mí me dan una carta de expulsión del partido, además un compañero mío Adolfo Piñedo porque decía que queríamos irnos al PSOE». (Piñedo, más tarde se pasaría al PSOE).
La expulsión de aquellos concejales del PCE fue polémica porque el partido quiso despojar a sus concejales del acta en el ayuntamiento, por lo que estos tuvieron que recurrir al Tribunal Constitucional que afirmó que el acta es de la persona y no del partido. «Me pueden quitar el carnet, pero no las ideas».
«CARRILLO QUERÍA QUEDARSE CON LA VIEJA GUARDIA EN EL PCE Y ESO FUE UN DESASTRE»
«Cuando Carrillo dice que es eurocomunista, hace su teoría del eurocomunismo, pero para nosotros era una vivencia. Nosotros en España trabajábamos abiertamente en nuestras profesiones en dónde nos tocaba, no teníamos que inventarnos nada. Nuestro comportamiento era puramente integrador para intentar transformar la sociedad desde dentro y hacia la democracia».
«Ellos tenían un poco de miedo de lo que podía salir de eso y Santiago Carrillo eligió por quedarse con la vieja guardia que era la que menos había estado en las luchas internas a lo largo de todos esos años. Creo que eso fue un desastre y un error, que luego cuando se comenzó a desarrollar tuvo consecuencias y ganaron otros a Santiago Carrillo que fue expulsado».
«Los de Carrillo se fueron al PSOE pero Carrillo después de haberse llevado a las Juventudes socialistas unificadas al PCE no le querían en el PSOE, si Carrillo se llega a integrar en el PSOE, y se va la mitad de militantes del PSOE, por los menos los mayores».
FUNDADORA DE IZQUIERDA UNIDA
En 1986 se presentó oficialmente la coalición electoral Izquierda Unida (IU). Inicialmente sus fundadores fueron Gerardo Iglesias (PCE), Enrique Curiel (PCE), Nicolás Sartorius (PCE), Alonso Puerta (PASOC), Ramón Tamames (FP), Ignacio Gallego (PCPE) y Cristina Almeida (indep.), siendo esta última la portavoz. Ninguno permanecería en la formación 15 años después.
«Me llamó el propio Gerardo Iglesias, que era secretario general del PCE, y además de Carrillista de su tiempo y me cuenta que quiere unificar la izquierda en IU. Cuando me llamaron me convertí en una de las partes fundadoras de IU».
«Pero IU tuvo también sus discusiones, porque nosotros defendíamos que el PCE se disolviera y fuera un partido IU, pero el PCE no quería disolverse ni quería que IU fuera un partido. Así que se dispuso como una supuesta coalición de partidos. Entonces formamos el Partido Democrático de la Nueva Izquierda y nos echó Anguita».
UNIÓN EUROPEA
Antes de su expulsión en 1997, ya habían existido varios problemas. En 1992 se votó en el congreso del Tratado de integración de España en la Unión Europea.
Izquierda Unida se posicionó oficialmente en contra, que era la posición de Julio Anguita y Antonio Romero. No obstante, un importante grupo de diputados de Izquierda Unida, incluida Cristina Almeida, votaron a favor.
«La diciplina de voto no puede obligarte a renunciar a tus ideas. Me acuerdo que cuando la Expo algunos propusieron que teníamos que ir a denunciar la ocupación española de las américas. Para mí, Europa era una aspiración democrática. Ahora, todos los que son menos demócratas son los que dicen ‘vámonos de Europa, a la peseta y el dragma’. Aquí cuando se ha hecho una familia, es difícil deshacerlo».
«Para mí aspirar a estar en Europa era coordinar la democracia. Por eso discrepé con Anguita en eso. No había unidad en IU sobre ese tema. Yo voté a favor de Europa y sigo pronunciándome por Europa, pero no por la Europa de los banqueros, sino la Europa que se hizo después de la Segunda Guerra Mundial».
LA DISCRIMINACIÓN DE LOS CRÍTICOS DE LAS LISTAS
En 1993, Cristina Almeida (PDNI), Nicolás Sartorius (PDNI) y Pablo Castellano (PASOC) denunciaron que habían sido apartados de las listas de IU por su discriminación frente al grupo del PCE que lideraban Julio Anguita y Antonio Romero.
«No nos querían quitar de listas, nos querían poner en el treinta y tantos y dijimos tanto Pablo, Nico Sartorius y yo, que éramos las cabezas más visibles de la propia Izquierda Unida, nada si nos castigáis no nos pongáis, ¿Para qué vamos a estar en las listas? Que querían que fuéramos a rellenar las listas cuando éramos tan malos… Pues no nos presentamos a aquellas elecciones ninguno de los tres»
«A los pocos meses de que cayera Nueva Izquierda de IU, también cae Anguita, como pasó con Carrillo».
«HUBO UNA PINZAZA ENTRE ANGUITA Y EL PP CONTRA EL PSOE, ANGUITA NO AGUANTABA AL PSOE»
Preguntado sobre las teorías de que Julio Anguita apoyó determinadas leyes del PP como la Ley del Fútbol, Almeida lo tiene muy claro.
«Para mí hubo una pinzaza, pero no una pinzaza ni siquiera ideológica, era de respuesta. La pinza que hizo con el PP no era porque participara de la política del PP sino porque era contra el PSOE».
«Julio Anguita no podía aguantar al PSOE, no podía aguantar a Felipe González como le pasa a mucha gente, y sobre todo pasa mucho entre jefes, que no soportan a otros jefes».
«Con tal de fastidiar era como las dos orillas: en una orilla estoy yo y en otra están los otros el PSOE, el PP… Y al final él está en el centro de la orilla».
«Esas actitudes maquiavélicas de no tú eres, yo soy el mejor y tal yo no las compartía y esi que era muy amiga de Julio Anguita. Me he paseado con él por toda Córdoba cuando salió el primer ayuntamiento democrático, siendo yo concelaja de Madrid y él alcalde de Córdoba. Me encanta como amaba Córdoba, es decir, que yo era amiga de él».
«Era un tío que participaba de nosotros, que yo si lo hubiera calificado en el primer momento hubiera dicho que era un renovador de ideas. Luego, cuando le hacen secretario del PCE, cambia».
Y lo de la pinza para mí estaba clarísimo: «Es yo [Anguita] y el PP tenemos una idea en común que es el odio al PSOE y a Felipe González y vamos a estar de acuerdo en eso». Y yo para estar de acuerdo en eso, pues no estoy, y claro discrepaba del sentido de la pinza. Era una pinza puntual pero que hacía mucho daño a la izquierda de este país, por lo menos yo lo sentía así».
SOBRE EL 15-M
Preguntada por la posibilidad de que Julio Anguita lidere la plataforma del 15-M, Almeida bromea ‘pobrecito 15-M’. Su opinión sobre los indignados es el siguiente:
«Que se ofrezca, me parece una cosa descabellada, que lo eligan, pues eso es cosa del 15-M, allá ellos».
«Estoy muy de acuerdo con los indignados, lo único que yo les pido también es compromiso, porque leí un artículo de un filósofo en el periódico El País, que dice que con la emoción se destruye pero con el pensamiento se construye. Me gustaría que elaboraran un pensamiento nuevo, que lo van elaborando, y que intentaran darlo forma. Si los demás lo hacen mal que ellos lo hagan bien, pero que lo hagan. Tengo esa idea de indignado pero con compromiso. Entonces ahora estamos en la época en la que los indignados hacen muy bien en haberse indignado, como aquí parece que todo el mundo estaba en el mayo del 68».
CANDIDATA DEL PSOE A LA PRESIDENCIA DE MADRID
Cristina Almeida fue candidata del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid en una coalición entre el PSOE y Nueva Izquierda. Aunque ella aclara que nunca fue militante del PSOE. En aquella epoca la federación socialista madrileña, estaba sumida en guerras de familias (‘Renovadores’-Felipistas, ‘Clan Caja Madrid-Espinar’, ‘Guerristas-acostistas’, ‘renovadores de la base-balbases’, ‘Izquierda Socialista’-Santesmases)
«En las siguientes elecciones a las que yo fuí candidata salió ‘tamayazo’, por las peleas internas de los socialistas madrileños. No quise entrar en el PSOE fundamentalmente por las peleas que había en Madrid».
«Porque yo tuve que pasar también lo mío, de gente que se portaron, muchos, muy bien y otros que decían ‘nosotros queremos a uno de los nuestros’, ‘pues lo siento que no sea tuya pero yo ahora soy la cabeza de lista y yo voy a poner todo mi empeño en que la izquierda pueda recuperar la Comunidad de Madrid.»
«Tuve sus más y sus menos y yo dije ¿pasar de las peleas de una familia me iba a pasar a las peleas de otro? me quedo con la mía que es con la única que no estoy paleada, con mi familia natural. Entonces no me volví a sacar un carnet. Cesé porque no me quise presentar no quise entrar en el PSOE y anda que están como para nombrar independientes en algunos momentos las listas cuando estaban todos peleando a ver quien podía tener un puesto. Yo no me he ido nunca de la política me he ido de los cargos públicos, pero yo he estado toda mi vida fuera de los cargos públicos hasta la democracia. De lo que nunca me he ido es de las ideas, y ahora me dedico a las ideas que me interesan.
DESPIDO COMO TERTULIANA DE LA SER
Cristina Almeida fue tertuliana en ‘La Ventana’ de Xavier Sardá en la SER y de ‘Hoy por Hoy’ con Iñaki Gabilondo. Sin embargo, dejó de ser tertuliana de Gabilondo poco después de que fuera elegida candidata del PSOE a la presidencia de Madrid, frente a Alberto Ruiz Gallardón.
«Gallardón tenía a Polanco. Estaba en ‘La Ventana’ de tertuliana y con Iñaki Gabilondo de tertuliana y Daniel Gavela me quitó de tertuliana porque lo había pedido el propio Ruiz Gallardon. A mí me quitaron de la SER».
«Pero ¡ojo! Fui a la SER porque me pidieron que fuera y me pidieron que no fuera, y ya está. En ‘La Ventana’ seguí. (…) No por Iñaki, porque Iñaki me dijo Cristina, para mí es.. Y le dije tú tranquilo que igual que me pedisteis que venga, me voy, y no porque me lo pidas tú, sino porque sé que lo pide otro».
¿TERTULIANA EN LA ACTUALIDAD?
Cristina Almeida explica por qué ahora no participa en los programas de tertulias:
«A mí me llaman de muchísimos sitios. No voy porque estoy jubilada y porque no voy a comprometerme en una cadena. Segundo, no participo en el concepto de debate que se ha hecho ahora. He participado en los debates cuando permitían las opiniones de muchos para que el público dijera pues tiene razón o no. Pero para chillar más que el otro, para que te saquen los colores gente que dices, a mí que me tiene que decir este de nada».
«Pues no voy porque no quiero ir a pelear, sobre todo desde que oí a Miguel Ángel Rodríguez cuando dijo de Montes que era un nazi asesino. En el juicio, dijo es que a él le contratan para calentar el ambiente. A mí jamás me han contratado para calentar el ambiente, para eso que se compren una estufa. A mí me han contratado para dar mi opinión, no para tener que insultar al de enfrente, no me gusta insultar a nadie».
«No es que no me llamen para ir, que lo hacen, sino que no me gusta el sentido de las tertulias y voy a alguna cuando sé que es un debate medianamente tranquilo, pero no tengo que ir a decir es que todo está mal, pues no, no quiero me importa un comino los que dicen que está todo mal, yo sé lo que está bien lo que está mal y me gusta un ambiente que lo pueda decir. Y que te contraten ya para que sepan o que eres una resentida, o como ya no estas en política a ver si les metes caña, ya que veo que hay muchísimos ahora ex políticos resentidos en las tertulias».