La madre de la niña muerta en el atentado de Santa Pola llama a los etarras «cobardes e hijos de puta»

La madre de la niña muerta en el atentado de Santa Pola llama a los etarras "cobardes e hijos de puta"
. EFE/Archivo

La madre de la niña que murió en el atentado de ETA contra la casa cuartel de Santa Pola (Alicante) en 2002 ha mirado fijamente hoy a los supuestos asesinos de su hija tras declarar en el juicio que se sigue contra ellos y les ha llamado «asesinos, cobardes e hijos de puta»

Esa reacción de Toñi Santiago ha provocado que el presidente del tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a los etarras Andoni Otegi y Oscar Zelarain, Fernado García Nicolás, le llamara la atención, pese a entender, ha dicho, la situación por la que «está pasando» la testigo.

No ha sido esta la única advertencia del magistrado, ya que durante la declaración de Toñi Santiago, que entre lágrimas y muy afectada ha relatado cómo ocurrió el atentado el 4 de agosto de 2002, se ha girado al recordar que cuando bajaba las escaleras de su casa tras la explosión del coche-bomba sólo gritaba: «¡hijos de puta!»

La madre de la niña Silvia Martínez, de 6 años, ha contado que aquella tarde volvía de trabajar a la casa cuartel junto a su hermano, su cuñada, su sobrino y su hija, y que todo ocurrió cuando los niños subieron de jugar en el patio para cenar.

«En unos instantes todo se volvió oscuro, todo se movía, no sabía lo que pasaba y le preguntaba a mi hermano: ¿qué pasa Santos?», ha recordado la testigo antes de señalar que cuando pasó «esa incertidumbre» notó «como corría un chorro de sangre» por su cara y escuchó a su hija llamarla.

«No podía verla, pregunté a mi hermano y me dijo donde estaba. Corrí hacia donde estaba, cubierta de escombros, sólo se le veían los ojos, empecé a quitar escombros desesperadamente», ha añadido la madre de la pequeña, que, categóricamente, ha apuntado: «según iba quitando escombros, sabia que mi hija se moría».

En esos momentos, ha agregado, pidió auxilio porque no la podía sacar ni mover de entre los escombros, tras lo que dos compañeros de su marido la indicaron que debía abandonar la casa ya que había otra bomba, a lo que ella se negó.

«Les dije que no iba a salir y que yo me quedaba con ella», ha relatado Santiago antes de señalar que uno de los agentes cogió a la niña en brazos y salieron corriendo de la casa escaleras abajo.

«Sentí cómo los cristales se me incrustaban en los pies y gritaba y les llamaba hijos de puta», ha manifestado la testigo al tiempo que se giraba hacia los acusados, que han permanecido impasibles ante el testimonio de la madre de la niña, quien tras la advertencia del presidente se ha disculpado.

En el camino al hospital, Toñi Santiago empezó a rezar y a cantar al oído a su hija, que murió al llegar al centro médico.

«Desde entonces, nuestra vida ha sido una continua lucha por defender la memoria y la dignidad, y que se haga justicia con nuestra pequeña», ha sostenido la madre, que ha deseado que su hija sea la «última niña con la que estos asesinos acaben con su vida».

Para terminar su declaración, Santiago, que sigue en tratamiento psicológico, ha reclamado justicia: «dejo en sus manos que los asesinos no se vuelvan a cruzar con otra criatura».

«A mí el atentado no me ha quitado ni una pierna ni dos dedos, a mí me ha quitado el alma y el corazón. Tengo que continuar, tengo que seguir luchando pero no voy a permitir (…) que destroce en masa a mi familia, a mi marido y mis hijos. Tengo que salir adelante», ha concluido.

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