Un atentado contra un exministro deja dos muertos y 48 heridos en Bogotá

Un atentado contra un exministro deja dos muertos y 48 heridos en Bogotá

Miembros del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía de Colombia custodian el lugar de la explosión de una bomba este 15 de mayo de 2012, en Bogotá (Colombia). EFE

EFE/Archivo

Un atentado contra el exministro uribista Fernando Londoño causó la muerte a dos personas y heridas a otras 48, entre ellas el propio exfuncionario, además de sumir a Bogotá en el caos, el pánico y la confusión.

Tras una jornada plagada de cifras y versiones contradictorias, por lo aparatoso del atentado, ocurrido en plena zona comercial y financiera del norte de Bogotá, las autoridades investigan si el ataque se perpetró mediante el sistema de «bomba lapa», nunca antes utilizado en Colombia.

«No sabemos quién está detrás de este atentado», admitió el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, al término de un consejo de seguridad con las autoridades bogotanas, judiciales y altos mandos de las fuerzas de seguridad, cuando también confirmó que el atentado iba dirigido contra Londoño.

Horas antes, artificieros especializados habían desactivado un coche bomba en el centro histórico, que, al parecer, iba a ser explosionado frente a las dependencias de la Policía Metropolitana.

Mientras que la Policía se apresuró a culpar a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de ambos sucesos, Santos incidió en que aún no se había hallado vínculo alguno que «dé pruebas contundentes entre el primer hecho y el atentado contra el exministro».

Y a continuación, el presidente ofreció una recompensa de 500 millones de pesos (unos 282.230 dólares) por información que pueda dar con los responsables.

El atentado contra el exministro Londoño, que ocupó la cartera de Interior y Justicia entre 2002 y 2004, durante el Gobierno de Álvaro Uribe, afectó además a 12 viviendas, 15 locales comerciales y 10 vehículos, y, sin la certeza del modus operandi, se investigan varias hipótesis.

El comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, el general Luis Eduardo Martínez, apuntó a que un hombre habría colocado una «bomba lapa» en el capó o en la puerta del automóvil blindado de Londoño.

«Una bomba lapa es una bomba que acondicionan para ser pegada, imantada a la superficie del carro, por debajo, por detrás, por los lados, por encima. Es lo que aparentemente se puede establecer por la forma como quedó el vehículo», explicó a periodistas Martínez.

Nunca antes en Colombia se había utilizado este tipo de artefacto que, según recordó el comandante de la Policía, es el que empleaba la banda terrorista ETA.

El fiscal general, Eduardo Montealegre, optó por tratar el asunto con prudencia y dijo: «contamos ya con serios elementos de juicio para determinar cómo fue el modus operandi (…) que va a quedar bajo reserva».

Según los partes médicos, casi la mitad de los 48 heridos fueron dados de alta en los hospitales, mientras que entrada la noche Londoño seguía en el quirófano para extraerle la esquirla de metralla que le quedó entre el corazón y el omóplato.

Esta intervención, según los médicos, no compromete la vida del exministro del Partido Conservador, quien salió por su propio pie del vehículo atacado, mientras que en el mismo fallecieron su escolta y su conductor.

El atentado acabó con las celebraciones de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, y coincidió con el sexto debate en el Congreso del Marco Legal para la Paz.

Ésta es una iniciativa gubernamental que busca reformar la Constitución para dotarla de un mecanismo que pueda dar beneficios a los guerrilleros que entreguen las armas.

Las reacciones de la derecha colombiana, contraria al proyecto, no se hicieron esperar una vez se conoció el acto terrorista.

Y en su cuenta de twitter, Uribe trinó: «Bogotá en sangre y el Gobierno clientelista presionando a la Cámara para aprobar la impunidad y elegibilidad de los delitos atroces».

Más adelante, en declaraciones a periodistas Uribe consideró que «fue un atentado contra el pueblo colombiano, y la democracia. Esto implica muchas reflexiones: yo no creo que al país le convenga ablandar la seguridad por buscar la negociación con el terrorismo», señaló Uribe en declaraciones a periodistas.

Agregó que se había enterado de que «medio Gobierno (del presidente Juan Manuel Santos)» estaba «presionando» a la Cámara para que votará «el marco de impunidad al terrorismo».

El propio Londoño, unas horas antes del atentado, había advertido en su programa de Radio Súper que ese marco jurídico dejaría «libertad absoluta para miembros de las FARC», dado que el texto pone como condición «que no sigan delinquiendo, pero no se exige en ninguna parte que dejen las armas».

Londoño es un polémico personaje de la vida política colombiana que, según el director de la Agencia Nacional de Protección, Andrés Villamizar, había recibido «varias amenazas».

Ana Gómez

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