Fumata blanca en el Consejo General del Poder Judicial

A las dos Españas mediáticas no les importa quién Gonzalo Moliner, sino a qué bando pertenece

¡Habemus Presidente! sorpresa: es progresista

A las dos Españas mediáticas no les importa quién Gonzalo Moliner, sino a qué bando pertenece
Gonzalo Moliner. EFE

Deberían incluir en el DNI, junto a la fecha de nacimiento, el nombre de padre y de la madre, el sexo, la fecha de expedición y la fecha de caducidad, un apartado que especificase la orientación ideológica de los individuos nacidos en España. Fulano tal: conservador, progresista, nacionalista o híbrido, en casos que dejen tantas dudas como las personas que se sienten inclinadas a votar a UPyD, Coalición Canaria, UPN y tendencias de esas que, como diría un gallego, «por una parte yo qué sé y por otra qué quiere que le diga»

Setenta y dos años después de haber acabado la guerra civil, tres décadas y media después de haber enterrado a Franco, refrendado una Constitución y habernos despertado una mañana susurrando ¡buenos días, democracia!, los informativos radiofónicos, los telediarios y los despachos de agencias informativas añadían un matiz, considerado trascendental, a la hora de anunciar «fumata blanca» en el largo y complejo cónclave de Consejo General del Poder Judicial ¡Habemus Presidente!, se llama Gonzalo Moliner y es progresista.

La importancia de ser conservador o progresista

Profesionales de la información que ni siquiera habían nacido, o mamaban todavía del pecho de su madre cuando este país decidió dejar de mirar hacia atrás sin ira y se conjuró para mirar hacia adelante con esperanza y libertad, siguen considerando trascendental la etiqueta ideológica del personaje protagonista de una noticia.

Es el dato con lo que se quedaron ayer la inmensa mayoría de los españoles, más allá de la dilatada trayectoria profesional del sustituto de Divar.

Unos, los conservadores, se pasaron la tarde preguntándose ¿qué hace un progre como ése en un CGPJ como éste bajo el manto de un gobierno del PP? Los otros, los progresistas, se frotaban las manos con el gol por toda la escuadra que le había metido la rancia izquierda a la rancia derecha.

Absolutamente patético. Una nueva paradoja surrealista o naif, según se vea, en un país que está en la segunda década del siglo XXI y en una situación de emergencia con las arenas movedizas de la crisis, de la intervención, de la quiebra, a la altura del cuello.

Si tienen ustedes nietos y desean explicarles alguna vez cómo era España, cómo éramos los españoles, en 2012, guarden como una joya documental los titulares de dos periódicos que esta mañana se han tumbado en el diván freudiano y dejan al desnudo ante el mundo su enfermizo desdoblamiento de personalidad:

El País: El progresista Moliner, nuevo presidente del CGPJ y el Supremo

La Razón: Un «progresista» presidirá el CGPJ por la división de los «conservadores»

No es que insulten a nuestra inteligencia, es que nos dejamos insultar

¡Es alucinante! Un insulto a la inteligencia de los españoles, que nos hemos ganado a pulso los propios españoles. No es que los medios de comunicación nacionales se hayan vuelto locos, sino que nos ofrecen la carnaza que demandamos los ciudadanos, los radioyentes, los televidente, los lectores, según el color del cristal a través del cual contemplamos la vida.

Aquí, nos importa un huevo la división de poderes, la independencia entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y que las cenizas de Montesquieu, al que ya había vuelto a matar Alfonso Guerra, se remuevan en su tumba. Lo único importante es la división entre izquierda y derecha, entre progresistas y conservadores, como si tres generaciones perdidas, y las que vengan, no quisieran dejar de dar vueltas en círculo vicioso histórico que siempre nos lleva al mismo sitio.

¿De verdad a esta España del siglo XXI, inmersa en las redes sociales, absorta con la partícula de Dios, encantada con el nuevo imperio de Zara en el que jamás se pone el sol, orgullosa de la globalización Almodovoriana, preocupada por el pan suyo de cada día y angustiada por el océano de españoles que van ingresando en el maldito club de «los lunes al sol», le ocupa un solo segundo la tendencia ideológica de su nuevo Presidente del CGPJ?

Se llama Gonzalo Moliner Tamborero, hace 43 años que es juez y presidía hasta ayer la Sala Cuarta de lo Social del Tribunal Supremo. Esto es lo importante, los datos que deberían interesar a una sociedad democrática y emocionalmente sana.

Pero el síntoma inequívoco de que arrastramos una tara colectiva, es que la información del nuevo nombramiento, con acentos de encanto o desencanto según los bandos de la guerra mediática, se inicia con lo urgente, o sea, con la tendencia ideológica del sucesor de Divar: progresista.

Y luego se adorna, como virtud o como defecto, con su condición de cofundador de Jueces para la Democracia y su posicionamiento personal e intransferible contra la Ley de Reforma Laboral del gobierno de Rajoy.

Spain sigue siendo different

Por muchos motivos de los que llevamos hablando hace varios meses, un par de años, y por éste mismo que hoy se ha merecido un editorial de «El País», con un título sugerente: «La herencia de Carlos Divar» y un lead sobre la sesuda reflexión, resumido en cuatro líneas que echan gasolina al fuego en su edición digital: «Un progresista se hace cargo del Poder Judicial en medio de la tensión entre jueces y Gobierno», podemos quedarnos tranquilos.

España habrá perdido soberanía, tendrá que pedir limosna a Bruselas y pagar peaje de confianza a Finlandia, estará obligada a «hacer la calle», las calles, antes de iniciar un harakiri colectivo, recibirá la ingrata visita de los hombres de negro y desayunará un sapo cada día.

Pero el cónclave de CGPJ, la fumata blanca, el habemus presidente y el tratamiento mediático de algo que pasaría prácticamente inadvertido en Estados europeos con democracias más añejas, nos permite aferrarnos al consuelo de un viejo slogan arropado por toros de Osborne, fotos de Fraga en Palomares, tablaos de flamenco, soles de Miró y delirios de Dalí: «Spain sigue siendo different»

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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