Los familiares de los guardias civiles, al igual que el Estado español, se han constituido en acusación particular en este juicio
La familia del exjefe de ETA Xabier López Peña ‘Thierry‘ denunciará a la administración penitenciaria y a la dirección hospitalaria de París por las circunstancias que rodearon su muerte este 30 de marzo de 2013.
Con más cara que espalda, la abogada del etarra, Yolanda Molina, ha denunciado el «desprecio» y el trato «inhumano, lamentable e inaceptable» que habrían recibido el terrorista y su familia.
El Ministerio del Interior ha remitido a la Fiscalía unas declaraciones del portavoz de Sortu, Pernando Barrena, y del coordinador de Aralar, Patxi Zabaleta, por considerar que podían ser constitutivas de un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Fuera de si y al borde del llanto, la feroz Molina ha criticado que los familiares de Thierry, algunos de ellos presentes en la sala, no hubieran sido informados de su fallecimiento cuando se produjo y que se enteraran horas más tarde, cuando acudían a visitarle al servicio de cardiología de hospital Pitié-Salpêtrière.
En cuanto al trato recibido por los allegados, lo ha calificado como «salvaje, de perros rabiosos».
Sospechas
En una conferencia de prensa organizada en la localidad vascofrancesa de Bayona por la asociación de familiares de presos vascos Etxerat, la abogada ha puntualizado que las denuncias no están preparadas porque la prioridad «por el momento» es ver el cuerpo del fallecido.
Molina también ha expresado sus sospechas por la forma en que murió el exjefe etarra, y ha explicado que los problemas cardiovasculares que hicieron necesario su traslado al hospital no eran graves.
A su juicio, ha quedado claro que tenían razón quienes pensaban que «nunca permitirían que le liberasen vivo».
La doctora Itsaso Idoiaga, de la organización aberzale Jaiki Hadi, ha tomado parte en la rueda de prensa para denunciar las condiciones de los cuidados médicos que reciben los detenidos en prisión, y los tratamientos «demasiado largos e inadaptados».
Investigación
Mientras, el Ministerio del Interior ha remitido a la Fiscalía unas declaraciones de Barrena y de Zabaleta, al considerar que pueden haber incurrido en un delito de enaltecimiento del terrorismo. En concreto, Barrena afirmó ayer durante el ‘Aberri Eguna’ (Día de la patria vasca) que la muerte de Thierry, al que calificó como «un preso político vasco», ha sido «consecuencia de la actitud de los Estados que niegan cualquier tipo de solución al conflicto político vasco».
Por su parte, Zabaleta aseguró la pasada semana que no se puede equiparar a mercenarios, «como eran los del GAL o el Batallón Vasco-Español», con «luchadores» que actuaron «por convicción», en referencia a los militantes de ETA.
PENAS A LOS ASESINOS
Siete terroristas de ETA se sientan a partir de este martes 2 de abril de 2013 en el banquillo ante el Tribunal de París para responder por el asesinato, perpetrado en Capbreton en 2007, de los jóvenes guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, que fueron acribillados a sangre fría cuando no iban armados.
La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco, asiste a la vista para que los magistrados visualicen el dolor de quienes directamente han sufrido el zarpazo de la bestia etarra.
Entre ellos figuran los tres integrantes del «comando» autor material del crimen, Mikel Carrera Sarobe, «Ata»; Saioa Sánchez Iturregui, «Hintza», y Asier Bengoa López de Armentia, que podrían ser condenados hasta a cadena perpetua si el Tribunal de lo Criminal de París los considera culpables del delito de asesinato con premeditación.
«Ata», al igual que Garikoitz Aspiazu Rubina, «Txeroki», tendrá que responder también del cargo de dirigente de una organización terrorista, el primero por haber estado en el momento de los hechos al frente de la «logística» y el segundo al frente del «aparato militar».
Durante las cuatro semanas en las que se ha programado el proceso se presentarán las pruebas recopiladas por los investigadores de que Carrera Sarobe, Sánchez Iturregui y Bengoa López de Armentia fueron los tres que acribillaron, el 1 de diciembre de 2007, a los dos agentes que trabajaban en el suroeste de Francia en la vigilancia y detección de miembros de la organización terrorista. Pero no portaban sus armas reglamentarias
Los dos recibieron impactos de bala en la cabeza. El primero murió en el acto y el segundo quedó gravemente herido, también en el coche de servicio, y falleció cuatro días más tarde en el hospital de Bayona sin haber recuperado el conocimiento.
Los asesinos se dieron a la fuga con el Peugeot 307 robado con el que habían llegado y dos horas después, a unos 90 kilómetros de allí, en Haut Mauco, cambiaron de coche, de la misma marca y modelo, sustraído a su propietaria, a la que secuestraron temporalmente antes de abandonarla atada y amordazada en un pinar.
Numerosas huellas
La huida, rocambolesca y accidentada, terminó el 5 de diciembre para «Hintza» y Bengoa en Chateaunef du Randon, localidad a unos 300 kilómetros del lugar del crimen, gracias a la colaboración ciudadana.
Las pareja dejó numerosas huellas así como testimonios de las personas que los vieron -empezando por la mujer secuestrada- y, como en el caso de Carrera Sarobe, la presencia de su olor fue identificada por los expertos en la cafetería de Capbreton.
Las pruebas también vincularon con los hechos a «Txeroki», así como a Eider Uruburu Zabaleta, Ibón Gogeaskoetxea Arronategi e Iratxe Sorzábal Díaz. Esta última es la única que no se sentará en el banquillo de los acusados, en el Palacio de Justicia de París, ya que sigue en busca y captura.
Recientemente estuvo en Oslo, junto a «Josu Ternera» y David Pla aguardando infructuosamente a representantes del Gobierno para negociar
Acusación particular
Los familiares de los guardias civiles, al igual que el Estado español, se han constituido en acusación particular en este juicio, que podría suponer la cuarta condena en Francia contra «Txeroki», que recibió la primera en rebeldía semanas antes de ser capturado el 17 de noviembre de 2008 en una estación pirenaica.