El exjuez Ángel Tolosana, zaragozano de 43 años, ha anunciado este 16 de abril de 2013, con «vergüenza y tristeza», que delinquirá en los próximos días para conseguir las medicinas que le permitan sobrevivir, una decisión que ha tomado como última esperanza, fuera de la caridad, y como una llamada de socorro.
Tolosana, quien durante más de una década ha cotizado como magistrado juez en Zaragoza y Barcelona, ha anunciado su decisión en una rueda de prensa en la que ha explicado que como carece de ingresos tiene que pagar el 40 por ciento de los medicamentos que toma, de 15 a 19 pastillas diarias, por un importe de unos 100 euros mensuales, para las complicaciones derivadas del tratamiento de un cáncer infantil.
«O pago o me muero», ha agregado con «desesperación», al tiempo que ha explicado que según la normativa legal las rentas inferiores a los 19.000 euros tienen que abonar los fármacos, una norma que ha considerado «injusta e inconstitucional».
Tolosana, quien dejó de trabajar hace unos seis años por las consecuencias del proceso cancerígeno que tuvo a los quince años, ha agotado todas las prestaciones que marca la ley y, ante la falta de recursos, solicitó el Ingreso Aragonés de Inserción, de 400 euros, que dejó de percibir en julio de 2012.
Precisamente en esa época se agravó su situación por lo que fue operado con urgencia del corazón y, aunque la trabajadora social le dijo que tenía derecho a esa renta de inserción, por errores en el servicio no le fue renovada y el trámite está bloqueado, ha detallado.
Ahora, como no tiene ingresos, ha dicho que le hacen pagar el 40 por ciento de los medicamentos, algo que ha considerado un error y le ha desconcertado, pero que le ha confirmado el Instituto Nacional de la Seguridad Social, por lo que ha acudido en busca de ayuda a terceras personas y otras instancias como a su trabajadora social, Cruz Roja, Cáritas, El Justicia de Aragón o el Defensor del Pueblo.
Ha comentado que han pasado nueve meses y «absolutamente nadie» le ha dado una solución para pagar las medicinas que «necesita para vivir», y que ya las toma mal y en menos cantidad, fuera de la «limosna» de sus familiares y allegados, cuando la salud es un derecho reconocido por la Constitución y el estatuto de autonomía de Aragón, ha recordado.
Por ello ha hecho una «llamada de socorro» al Estado para que le ofrezca una solución, ya que es quien debe hacerlo, porque si no, se verá abocado a cometer como «último recurso» un «hurto famélico», lo que se denomina en términos jurídicos «estado de necesidad», porque se está jugando la vida y la salud con un botiquín que tiene pastillas sólo hasta el fin de semana.
Tras subrayar que se le ha acabado el plazo, Tolosana ha incidido en que asumirá su responsabilidad por obtener medicamentos por la vía ilegal, ya que no puede hacerlo por la legal, y que es consciente de que causará un perjuicio a alguna persona, aunque ha añadido que procurará que sea el mínimo y que lo resarcirá en cuanto pueda.
«Quiero convertirme en el adalid del cambio de una norma injusta, quiero que esta norma vergonzante sea cambiada inmediatamente» para que no ocurran más este tipo de situaciones, ha afirmado.
La historia de Tolosana se remonta a sus quince años, cuando se le detectó un proceso cancerígeno y sus padres fundaron la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa). El tumor fue tratado mediante quimioterapia y radioterapia muy fuerte que, tras el paso de los años, le ha afectado a siete órganos.
El exjuez está a punto de pedir una incapacidad laboral permanente, un proceso que tarda entre ocho o nueve meses, ha informado, al tiempo que ha dicho que si interpone un recurso contencioso administrativo tardaría en resolverse unos seis años y ya sería tarde para su vida.
Tolosana ha comparecido acompañado por Edy Castro, de la Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo de Zaragoza, y Natalia Barrado, de la Plataforma contra la Privatización de la Sanidad, quien ha dicho que alrededor del 17 por ciento de los pensionistas dejan de tomar sus tratamientos médicos por los problemas para pagarlos, lo que acarreará graves consecuencias.