El suceso, ocurrido en 2012, se cobró la vida de 32 personas

Condenan a 16 años de cárcel al excapitán del Costa Concordia por ser un «idiota» de mucho calado

"Fue un idiota incauto. Dios tenga piedad de él, nosotros no podemos tenerla"

Condenan a 16 años de cárcel al excapitán del Costa Concordia por ser un "idiota" de mucho calado
Schettino, durante la lectura del veredicto Reuters

La fiscalía había pedido una pena de 26 años y tres meses de cárcel para el "capitán cobarde", como se le llama en Italia

El excapitán del crucero Costa Concordia ha sido condenado a 16 años de cárcel en sentencia de primer grado al considerarlo culpable del naufragio.

La fiscalía había pedido 26 años. «Fue un idiota incauto. Dios tenga piedad de él, nosotros no podemos tenerla», según da cuenta Ángel Gómez Fuentes en ‘ABC’.

Así fue de contundente el fiscal Stefano Pizza al terminar su alegato al final del proceso contra Francesco Schettino, capitán del crucero Costa Concordia, que naufragó con 4.229 personas a bordo, frente a las costas de la isla del Giglio (centro de Italia), con el trágico balance de 32 muertos, el 13 de enero 2012.

Ante el Tribunal de Grossetto (Toscana), donde ha sido juzgado Schettino por homicidio múltiple y abandono de nave, la fiscalía había pedido una pena de 26 años y tres meses de cárcel para el «capitán cobarde», como se le llama en Italia.

GRITO EN EL CIELO

Su abogado defensor, Donato Laino, puso el grito en el cielo por considerar que esa pena equivalía «casi a cadena perpetua». En cambio, la fiscal Maria Navarro puntualizó que «no es una pena exagerada».

Teniendo en cuenta que entraron en juego muchas agravantes, la acusación podía haber llegado a solicitar un máximo de 30 años para Schettino, pero no se le atribuyó el máximo de la pena por lo que se refiere al delito de abandono de la nave.

La última audiencia del proceso terminó con las lágrimas de Francesco Schettino. «Aquel 13 de enero yo morí también», dijo el excapitán en su declaración espontánea ante el tribunal leyendo un texto.

Schettino, que no estuvo presente en el aula cuando se leyó la sentencia, habló de «momentos de dolor que he compartido con náufragos en mi casa», y al pronunciar esta frase se puso a llorar.

Lágrimas de cocodrilo, pensaron muchos italianos, quienes, al igual que el fiscal, no sienten piedad por Schettino porque con su actuación casi ridiculizó a un país.

Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído