El casero los fue, según la Policía, asesinando uno tras otro en Majadahonda

El asesino en serie, la trituradora de carne y los 5 inquilinos desaparecidos en el chalé de los horrores

A la mujer argentina se suman otros tres huéspedes extranjeros y la tía del detenido, dueña del inmueble

El asesino en serie, la trituradora de carne y los 5 inquilinos desaparecidos en el chalé de los horrores
Crimen, sangre, asesino y cuchillo. PD

El arrestado, un español de 32 años que se ha negado a colaborar con los agentes, presenta un cuadro psicótico

Escalofriante y dantesco. Cada día que pasa, el caso de la mujer argentina desaparecida el 29 de marzo 2015 adquiere nuevas y terribles dimensiones.

Como detalla con precisión  M. J. Alvarez en ABC, Adriana Giogiosa, de 55 años, vivía realquilada desde hacía tres o cuatro meses en una habitación de un chalé situado en una urbanización de Majadadonda, en donde residía su casero, un español de 32 años que estuvo ingresado en un centro psiquiátrico.

No tenían ninguna relación. Ahora él está en prisión provisional acusado de su muerte.

Lo más inquietante de todo es que en el registro del domicilio, situado en el número 6 de la calle de la Sacedilla, la Guardia Civil encontró tres contratos de alquiler de otras tantas personas de las que no se ha vuelto a saber nada.

Estaban en el garaje de la vivienda, en donde se hallaron gotas de sangre, cuchillos con restos de plasma adherido al mango y una picadora industrial.

Los arrendatarios compartían el mismo perfil que la argentina: inmigrantes, la mayoría mujeres, solos en nuestro país.

La única diferencia es el arraigo familiar de Adriana, que se comunicaba permanente con su familia, hecho que propició que su hermano, alarmado ante la falta de respuesta a sus llamadas telefónicas, cogiera un vuelo para averiguar qué sucedía. El 6 de abril de 2015 acabó en el puesto del Instituto Armando denunciando su desaparición.

LOS RUIDOS NOCTURNOS

Los vecinos del detenido oyeron la madrugada posterior a la desaparición de Adriana, ruidos extraños, pero no le dieron ninguna importancia.

Ahora, al conocer que el casero ha sido arrestado por la desaparición de la mujer han empezado a unir cabos y creen que esos fuertes ruidos pudieran provenir de la trituradora de carne que tenía en el garaje de la vivienda

El hombre metió el teléfono móvil de Adriana en el equipaje de un viajero de AVE con destino a Barcelona para intentar despistar a los investigadores y que buscaran a la mujer en la ciudad catalana.

Fuentes de la investigación informaron también de que poseen un vídeo en el que se ve al detenido meter una carta en la hamburguesería en la que la mujer trabajaba, cerca de un conocido centro comercial de la localidad.

En la misiva decía que se despedía del trabajo y que no volvería a su puesto dado que se marchaba a Barcelona. El vídeo es posterior a la desaparición de la mujer.

La dueña de la vivienda

La quinta persona de la que tampoco se tiene noticias desde 2011 es una tía del presunto casero homicida. Se trata de la dueña de la vivienda, que le cedió su uso y que fue ingresada en una residencia de ancianos, sin que se sepa a ciencia cierta si este extremo, explicado al parecer por el arrestado, es cierto o no. Una cuestión que se está tratando de averiguar ahora.

Por tanto, el arrendador podría estar detrás de cinco misteriosos casos de personas a las que se les ha perdido la pista.

De confirmarse, estaríamos ante un asesino en serie. Con todo, fuentes de la investigación recalcan que están investigando única y exclusivamente todo lo relacionado con el paradero de la mujer argentina.

Del resto de inquilinos aseguran que no se les está buscando ni se está realizando ninguna pesquisa al respecto.

Extremadamente cautos, subrayan que podrían haber abandonado el país o residir en otro punto de la geografía española.

No obstante, resulta chocante que nadie haya denunciado sus desapariciones ni se haya preocupado por localizarles. Tampoco ha trascendido cuánto tiempo estuvieron viviendo de alquiler en el bautizado como chalé de los horrores ni en que años.

A Adriana, que trabajaba en un Burger King de Majadahonda, se le perdió la pista tras regresar de Argentina. Fue la última vez que habló con su familia.

Poco después, los vecinos vieron al casero sacar varias bolsas de basura y repartirlas por distintos contenedores de la urbanización, cuidando, muy mucho, que no se abrieran para que no se viera su contenido, un extremo que alertó a los residentes hasta el punto de llamar a la Policía.

«Me voy al extranjero»

Después, la familia de Adriana recibió varios mensajes a través de WhatsApp en los que explicaba que se iba de viaje al extranjero y que iba a estar incomunicada un tiempo.

No era ella quien los escribía, sino el sospechoso, explicaron los investigadores. Incluso, en esa trama que urdió la mujer regresó, aunque no contestaba al teléfono. Lógico, de no estar con vida, por lo que el arrestado fue consciente de que tenía que cortar todas las vías de comunicación.

Esta situación provocó que su hermano viajara hasta Madrid, visiblemente preocupado.

En el registro que los agentes de la Guardia Civil realizaron al chalé hallaron las gotas de sangre en el suelo, los cuchillos y la picadora que están siendo analizadas para determinar si los restos son humanos y en caso de serlo, a quien pertenecen.

Otras fuentes precisan que en la trituradora había restos de varias piezas dentales y carne, un extremo que fuentes de la investigación negaron.

Además, en la inspección ocular de la casa, los funcionarios observaron que las paredes estaban recién pintadas, no se sabe si a consecuencia del presunto crimen. Lo curioso es que se había hecho a trozos, como tapando manchas, no de forma uniforme, otra cuestión llamativa.

También se está a la espera de los resultados de la triangulación del móvil, que no ha sido hallado, para determinar los lugares desde donde se realizaron las últimas llamadas y los movimientos del sujeto.

El arrestado, que se ha negado a colaborar con los agentes, presenta un cuadro psicótico. Hace tiempo estuvo hospitalizado por un episodio de esquizofrenia.

Una zona del vertedero de Pinto, lugar a donde va a parar la basura de Majadahonda, ha sido precintada para evitar que se vuelquen más desechos.

Aún no se ha comenzado a rastrear, algo que se realizará en breve. La hipótesis de los investigadores es que el casero mató y descuartizó a la víctima. Todos los indicios apuntan a ello.

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