Si insultas a las víctimas del terrorismo a través de Twitter y es el juez Pedraz quien lo juzga, el autor se va de rositas. Si alguien, en cambio, profiere un «cabrón con flequillo» contra el magistrado, entonces el cuento cambia y el exabrupto sale por 5.000 euros.
Poniéndole nombres a la historia, el concejal podemita de Ahora Madrid, Guillermo Zapata, salió absuelto del delito de menosprecio a las víctimas del terrorismo o a los judíos que sufrieron el holocausto –El antisemita Zapata se va de rositas: el juez Pedraz archiva la causa por sus tuits-.
Según Pedraz, los hechos que le imputaban a Zapata no eran constitutivos de infracción criminal, por lo que procede archivar el caso. El juez argumentaba que, tras la orden de la Sala de lo Penal de escuchar al concejal, era conveniente hacerlo para conocer si la intención de este al publicar los tuits era desacreditar, menospreciar o humillar a las víctimas o a sus familiares.
Sin embargo, Pedraz consideró que la declaración de Zapata ha aclarado su postura y, por lo tanto, no cabía más que encuadrar sus tuits en el ejercicio de la libertad de expresión.
En cambio, la libertad de expresión para el juez no era tal cuando Carlos Dávila, en el programa ‘El Gato al Agua’ (Intereconomía) en julio de 2011 se refirió en estos términos a Pedraz a raíz de poner en libertad al etarra Iñaki de Rentería –Carlos Dávila, condenado por llamar «cabrón» al juez Pedraz-:
Es un personaje que avergüenza. A mí este tipo me avergüenza que esté en la Audiencia Nacional por mucho flequillo que lleve el cabrón.
Pues bien, el magistrado exigió en primer término una indemnización de 100.000 euros por daños morales que acabaron en 5.000 euros, amén de 9.900 euros de multa por delito de injurias graves, así como al pago de las costas procesales.
Entonces, para Pedraz, las palabras de Dávila:
No pueden alegar el derecho de libertad de expresión, ya que este derecho no ampara frases y expresiones ultrajantes u ofensivas sin relación con las ideas u opiniones que se expongan.
Nada que ver, en cambio, con lo sentenciado en el caso de Guillermo Zapata.