Están encantados de que pase unos meses a buen recaudo y muchos que aconsejan que se le ponga en el futuro un bozal y un chaleco de fuerza, para que no sacuda al personal
Es un autentico animal. Un armario de tres cuartos que pierde los nervios a la mínima y al que s e le va la mano en cuanto le llevan la contraria.
Pero en Podemos le consideran una ‘fuerza bruta‘ muy apreciable y le quieren mucho. Buena prueba de ello es lo que está haciendo su líder por él, hasta en las redes sociales (Dios nos pille confesados si Sánchez le da Defensa al ‘hippy’ de Podemos).
El concejal de Jaén en Común en el Ayuntamiento de la ciudad, Andrés Bódalo, y cabeza de lista de Podemos en las pasadas elecciones generales, asegura que no ingresará voluntariamente el 29 de marzo de 2016 en la cárcel para cumplir la sentencia de tres años y media impuesta por la Audiencia de Jaén por agredir a un concejal del PSOE de Jódar durante una concentración jornalera (La ‘feminazi’ que mea en plena procesión de Santiago ante los indiferentes podemitas).
«Imagino que vendrán a por mí y me llevarán a la cárcel, pero yo no voy a entrar voluntariamente», advierte el dirigente del Sindicato Andaluz de Trabajadores, quien afirma sin sonrojarse que sustenta su decisión en su inocencia.
Bódalo insiste, con una caradura que espanta, en que no agredió al concejal socialista.
No estamos dispuestos a perder las libertades. Por eso, el derecho a la protesta no debe suponer cárcel. #IndultoAndresBodalo
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) 28 de marzo de 2016
Alega que eso demuestran los testimonios de la práctica totalidad de los testigos que declararon en el juicio. Incluidos, agrega, los agentes de la Guardia Civil.
El testimonio del concejal agredido y el de policía local iban justo en sentido contrario, asi como el parte de lesiones y eso llevó al tribunal a considerarle responsable de la agresión.
La sentencia ha generado una gran polémica, con los bandos divididos sobre el trato que se debe dar en el futuro al expeditivo líder jornalero.
Los hay que le aplauden, los hay que están encantados de que pase unos meses a buen recaudo y proliferan quienes aconsejan que se le ponga en el futuro un bozal y un chaleco de fuerza, para que no sacuda o muerda al personal.
UN HISTORIAL A BASE DE GOLPES
El concejal Andrés Bódalo cuenta con un historial llamativamente alto de acciones violentas para imponer sus ideas por la fuerza de los hechos, circunstancia que no impidió que se convirtiera en número uno en la lista de Podemos al Congreso por Jaén -aunque no obtuvo escaño-, ni que los líderes de esa formación hayan manifestado de manera reiterada su respaldo a lo que ellos consideran el ejercicio del «derecho de protesta». Que haya constatado este diario, en al menos cuatro ocasiones Bódalo ha sido condenado por un órgano de la jurisdicción penal.
Así lo cuenta Joaquín Manso en El Mundo:
La sentencia que acabará con él en la cárcel -la posibilidad de acceder al indulto sería ya tendente a cero, pero sin admitir los hechos ni mostrar arrepentimiento es directamente impensable- la dictó la Audiencia de Jaén el 27 de octubre de 2015 y establece para él tres años y medio de prisión por un delito de atentado, con la agravante de ser reincidente, por participar en una paliza al concejal del PSOE en Jódar Juan Ibarra durante una protesta del SAT porque los días de campaña de la vendimia eran demasiado pocos. Bódalo podría haber recurrido al Supremo, pero dice que a su procuradora se le pasó el plazo para hacerlo, argumento del todo inverosímil.
Tras escucharse un grito -«¡ahí viene el Ibarra, vamos a por él!»-, relata la resolución, «varios de los participantes en la sentada se abalanzaron sobre el concejal, arrinconándole contra la pared, a escasos metros de la entrada del Ayuntamiento, siendo golpeado con los puños por Andrés Bódalo Pastrana» y otro dirigente, y «recibiendo varias patadas» de otras dos personas. Ibarra resultó lesionado con una «contusión costal» y un hematoma e identificó a Bódalo como su agresor, como hicieron varios policías locales. Uno en concreto pudo verlo «dándole un puñetazo en la barriga».
Hay dos más. Una se refiere a una falta de lesiones cuando en 2014 participó en una batalla campal contra radicales de extrema derecha que protestaban por la presentación de un libro del diputado de Amaiur Sabino Cuadra. Otra, por un delito contra los derechos de los trabajadores que cometió al destrozar una heladería de Úbeda en 2002 para obligar a sus propietarios a hacer huelga.
