Entre sus 'proezas' está la muerte de los policías Daniel Villar, literalmente abrasado vivo en su oche en 1997, y Modesto Rico Pasarín, reventado con una bomba lapa en 1997
Entre las frases que se atribuyen a Lenin hay una lapidaria: «Los burgueses nos venderán la soga con que los ahorcaremos». Pues algo parecido llevamos años haciendo en España, con el independentismo catalán y el terrorismo vasco, con la pacata excusa de que claudicar, pasar por alto, reinsertar y perdonar a los malvados, pone en evidencia la ‘grandeza’ del sistema democrático.
El magistrado de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, cuya idea de la Justicia es cuando menos exótica, ha autorizado este 4 de agosto de 2017 el homenaje al asesino etarra Kepa del Hoyo, fallecido el pasado lunes debido a una parada cardiorrespiratoria que le sobrevino mientras practicaba deporte en el centro penitenciario de Badajoz.
El facineroso cumplía una pena de 30 años de prisión por los delitos de asesinato, atentado y colaboración con banda armada. Entre sus ‘proezas‘ está la muerte de los policías Daniel Villar, literalmente abrasado vivo en su oche en 1997, y Modesto Rico Pasarín, reventado con una bomba lapa en 1997.
El homenaje al que ha dado ‘luz verde‘ el juez Ismael Moreno, se celebra este 5 de agosto en la localidad vizcaína de Galdácano.
El magistrado, que fue inspector de segunda del Cuerpo Superior de Policía durante los estertores del franquismo y antes de licenciarse en Derecho, ha autorizado yambién la celebración del ‘tiro al fatxa‘, un festejo organizado dentro de las jornadas del «Inutiyan egune» o «Día del inútil», que consiste en arrojar piedras, huevos u otros objetos a imágenes que representan a personas o instituciones relacionadas con España, como la Guardia Civil, la Monarquía, la Iglesia o los cargos políticos.
Ese festival proetarra tendrá lugar el próximo jueves en el municipio navarro de Echarri-Aranaz.
La asociación Dignidad y Justicia presentó dos denuncias este miércoles ante la Audiencia Nacional en las que solicitó la prohibición de sendos actos, al considerar que el homenaje al etarra podría ser constitutivo de un delito de enaltecimiento del terrorismo.
En cuanto al «tiro al fatxa», argumentaba que podría comportar la comisión de un delito de provocación al odio contra un determinado grupo social en concomitancia con un delito de terrorismo.
«Dada la pertenencia del homenajeado a la organización terrorista ETA, y desconociendo cualquier otra circunstancia por la que podrían ser loados (…), el homenaje constituiría un acto de exaltación a ese curriculum delictivo».
«El Tiro al facha no se trata de un acto aislado, sino de una dinámica cuya finalidad no es otra que acosar y generar un ambiente de presión sobre un determinado colectivo, como son los miembros de la Guardia Civil, generando un clima de terror entre los miembros allí destinados hasta conseguir su aislamiento social», y continúa añadiendo que «se trata de una reivindicación que históricamente ha llevado a cabo la organización terrorista ETA y que en la actualidad se sigue llevando a cabo por cierto sector de la izquierda abertzale y en territorios gobernados por entidades políticas como EH Bildu (como en el presente caso)».
Autorización de los actos
Pese a ello, el magistrado del Juzgado Central de Instrucción número 2 del tribunal ha desestimado sus pedimentos al considerar que no existen indicios suficientes para apreciar ambos delitos, por lo que autoriza su celebración.
Según argumenta Moreno: «El tiro al fatxa es una mera expresión de opiniones arriesgadas que pueden inquietar o chocar a diversos sectores de la población».
En cuanto al homenaje a Kepa del Hoyo, señala:
«Se trata de la expresión de un deseo de libertad hacia la persona a la que se apoya, y que el acto en sí no entra a justificar o ensalzar las acciones por las que se le privó de libertad».
Cabe recordar que horas después de conocerse su muerte, el etarra Arnaldo Otegui, ahora coordinador general de EH Bildu, afirmó que su muerte la había motivado el Estado español, que «lo ha matado a 750 kilómetros de su casa, en una prisión española», como si de un preso político se tratara.
Moreno, con una caradura que espanta, por mala conciencia y para cubrirse, llama a la Guardia Civil, a la Policía Nacional y al Departamento de Interior del Gobierno vasco para que ejerzan labores de control y seguimiento durante la celebración de ambos actos y, en su caso, adopten las medidas oportunas para el supuesto de que durante sendas celebraciones se produjeran hechos que sí pudieran ser constitutivos de delito.