Instituciones Penitenciarias expedienta al líder de la ANC por burlar las reglas internas de Soto del Real

Pillan al independentista Jordi Sánchez sacando de ‘matute’ cartas entre la ropa sucia de la cárcel

El dirigente independentista, que se queja mucho del frío, camuflaba mensajes entres sus enseres personales

Pillan al independentista Jordi Sánchez sacando de 'matute' cartas entre la ropa sucia de la cárcel
Jordi Sánchez (ANC). EF

Jordi Sánchez ya lleva cuatro compañeros de celda en 40 días

Lo han vuelto a pillar. Y el día que no pide el cambio de ‘chabolo‘ su compañero de celda, porque está harto del ‘raca-raca’ independentista, van los funcionarios y le sorprenden haciendo trampas.

Instituciones Penitenciarias ha expedientado al líder de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Jordi Sánchez, por camuflar cartas entre sus enseres personales para saltarse el reglamento común para todos los internos de la madrileña cárcel de Soto del Real.

Sánchez tendrá que responder ante la Comisión Disciplinaria de Soto del Real después de que los funcionarios de este centro descubrieran que «había vulnerado el conducto reglamentario para la salida de su correspondencia».

Por este motivo, se ha sancionado con una falta disciplinaria al líder de la ANC, que se encuentra en prisión desde el 16 de octubre junto con el presidente de Ómnium Cultural, Jordi Cuixart. Sánchez podrá hacer las alegaciones que considere ante la Comisión Disciplinaria.

Esta comisión es un órgano multidisciplinar que vela por la sanción de las faltas disciplinarias.

Se reúne varias veces al mes y está integrado por el director de la prisión, los subdirectores de Régimen y de Seguridad, el jefe de Servicios, un funcionario y un jurista.

Las comunicaciones de Jordi Sánchez con el exterior de la prisión no están intervenidas y también puede enviar a sus familiares paquetes con su ropa para que sea lavada fuera de las instalaciones de Soto del Real.

Es en estos paquetes donde ha sido interceptada parte de la correspondencia.

Al igual que Cuixart y el resto de ex consellers encarcelados en Estremera y Alcalá-Meco por orden judicial, Jordi Sánchez ocupa buena parte de su tiempo en prisión leyendo y redactando cartas que luego difunden medios de comunicación y replican sus partidarios.

El pasado 23 de noviembre, por ejemplo, el diario Ara publicó una queja suya por el frío que pasaba en prisión.

«No hay manera de contener la voluntad de un país», sostenía en su misiva Jordi Sánchez, que acompaña a Carles Puigdemont en la lista para concurrir a las elecciones autonómicas del 21 de diciembre convocadas en aplicación del artículo 155 de la Constitución.

También reconocía que sentía el «calor» que recibía en forma de cartas de apoyo.

Instituciones Penitenciarias denegó el 17 de noviembre a Jordi Sánchez el traslado a la cárcel catalana de Quatre Camins que había solicitado para estar más cerca de su familia y de su abogado.

Dos días después, el líder de la ANC presenció durante la misa dominical cómo un interno acuchillaba a otro en el cuello, precisando atención médica en el Hospital de La Paz.

NO LO AGUANTA NI MARÍA SANTÍSIMA

Jordi Sánchez ya ha tenido cuatro compañeros de celda en apenas 40 días, desde que ingresara en prisión provisional el pasado 16 de octubre por orden de la magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela.

El presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), incansable en su pedagogía de los postulados independentistas, ya agotó la paciencia de uno de sus compañeros de celda diez días después de ingresar en el centro penitenciario de Soto del Real, que pidió que le cambiaran de compañero harto del plúmbeo proselitismo de Sánchez.

Pero con anterioridad, según confirman esas mismas fuentes, el presidente de la ANC ya pidió que le asignaran otro recluso porque el primero con el que compartió celda, un empresario asturiano, fumaba. Como la normativa de Instituciones Penitenciarias ampara el cambio de celda en este supuesto se le asignó una distinta.

En esa segunda, como se ha apuntado, tampoco encontró al compañero definitivo por su insistencia en ilustrar al otro recluso sobre las bondades del «procés». A la tercera no fue la vencida.

El interno elegido entonces, catalán como Sánchez, no llegó a pedir el traslado, «aunque también estaba harto».

Un episodio de vértigo obligó a trasladarle antes a la enfermería del centro y Sánchez estrenó el cuarto, y hasta ahora el último, compañero de celda, un interno suramericano, que por ahora se sobrepone al «bucle melancólico» del líder soberanista.

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