La asesina del pequeño Gabriel dejó completamente abiertas las ventanas, contraventanas y persianas por las que cayó desde un séptimo piso Ridelca Josefina Gil Quezada, de 4 años

El oculto informe policial sobre la extraña muerte de la hija de Ana Julia

"No se pudo obtener información de la madre por sufrir una fuerte excitación nerviosa"

El oculto informe policial sobre la extraña muerte de la hija de Ana Julia
Ana Julia Quezada FB

Tres semanas antes del suceso, la dominicana se encontró a la pequeña desvanecida cuando fue a despertarla para ir al colegio

Se llamaba Ridelca Josefina Gil Quezada. Tenía 4 años y encontró la muerte el 10 de marzo de 1996 al caerse desde un séptimo piso por la ventana de su cuarto de juegos en la vivienda del camino de la Casa de la Vega, 41, en Burgos. (Autopsia: El pequeño Gabriel murió estrangulado el mismo día de su desaparición).

Y es que su madre se había olvidado de cerrar la noche anterior las ventanas, contraventanas y persianas, ya que estaban totalmente abiertas y una mesa permitía escalar con total facilidad hacia el hueco abierto al vacío. Al parecer Ana Julia, ahora detenida por el asesinato del pequeño Gabriel Cruz, no pensó en el peligro que tal circunstancia suponía para la pequeña, ni para su hermanita que por entonces tenía dos años. (El brutal mensaje de la madre de Gabriel sobre la asesina de su hijo: «Ella va a pagar, pero no puede manchar lo que ha levantado mi hijo»).

Fue su pareja de entonces quien, a la mañana siguiente al despertarse, descubriría horrorizado el cadáver de la niña en un patio interior, que se encontraba junto a uno de sus peluches. (Las lágrimas de los guardias civiles al ver el cadáver del pequeño Gabriel).

El informe policial sobre lo sucedido, basado en la inspección ocular tras el suceso, acaba ahora de ser desvelado por ‘OkDiario‘, quien apunta a los datos sobre las ventanas abiertas y al hecho de que a la madre no la pudo tomar decaración por entonces «por sufrir una fuerte excitación nerviosa».(La bilis de las feminazis y podemitas para defender a la asesina del niño Gabriel).

El texto del informe quedó así:

«Personado en dicho lugar el funcionario actuante observa lo siguiente. En el interior del patio de luces del inmueble mencionado al que se accede desde la vivienda del piso primero se encontraba el cuerpo sin vida de una niña de corta edad en posición decúbito supino y con las piernas y brazos abiertos y flexionados y vistiendo un pijama de color blanco con rayas de color rosa».

El cuerpo estaba postrado «a unos 3 metros de la pared y en la vertical de la ventana que se hallaba abierta en el séptimo piso». A su lado se encontraba «un muñeco de peluche azul con forma de un ciempiés».

«Se realiza una inspección ocular en el domicilio de la niña, situado en el séptimo piso letra C en presencia de su padre adoptivo Miguel Angel Redondo Domingo, no hallando nada anormal tanto en el dormitorio, como en la habitación de juegos, desde cuya ventana se precipitó al patio».

Eso sí, el agente dejó constancia de lo que pudo ser una letal circunstancia: «Arrimada a la ventana del cuarto de juegos, se encontraba una mesa de niños, de 43 cm de alto y de 40 × 45 cm de base, desde la que, al parecer, se subió a la ventana».

Pero la cadena de fatales circunstancias fue aún mayor. Porque «la ventana es de tipo corredera de aluminio y doble, teniendo 30 cm de espacio entre una y otra. Se halla a 80 cm del suelo, y sus medidas son 1 m 35 cm de alta por 1 m 40 de ancho, teniendo sus hojas 70 cm». Y «se hallaban abiertas casi en su totalidad las hojas derechas, correspondientes al lugar donde estaba situada la mesa de juegos, y la persiana estaba subida casi hasta arriba».

Es decir, que todo estaba en condiciones perfectas para que una niña pequeña pudiese atravesar sin obstáculos hasta caer al vacío.

Además, el agente aclara en su informe ocular que, tras preguntar por las horas a las que los padres dejaron de vigilar a las pequeñas, detectó que el marido se había ido a dormir «sobre las 22.30», «sin saber a qué hora se acostarían sus hijas y la madre, toda vez que él lo hizo el primero».

Así, el entonces marido de la asesina de Gabriel Cruz se encontró muerta a la primera hija con las ventanas abiertas del 7º piso y a las 7.30 horas de la mañana.
 El marido no tardó en reaccionar:

«Acto seguido y puestos en contacto con el padre de la finada que se encontraba en el piso primero del inmueble éste manifiesta. Que sobre las siete 30 horas del día de hoy y cuando se ha levantado se ha asomado a la habitación de las mismas comprobando que la mayor no se encontraba en la cama, por lo que se ha dirigido a la habitación contigua, que es la destinada al cuarto de recreo de las niñas, observando que la ventana, que es de doble hoja y que da acceso al patio interior de la vivienda, se encontraba abierta y junto a la ventana que está situada del suelo a unos 90 cm junto a la pared, una mesita de unos 40 cm de altura de color blanco por la que se asomó viendo como su hija se encontraba tendida en el suelo del patio».

El marido se había convertido en padre adoptivo de la niña y manifestó que tres semanas antes, Ana Julia se la encontró desvanecida cuando fue a despertarla para ir al colegio y que tuvo que ser trasladada urgentemente al hospital, quedando ingresada en aquel momento, sin detectar nada extraño en la salud de la menor.

Las lágrimas de los guardias civiles al detener a la pareja del padre de Gabriel

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