Los Servicios de Inteligencia españoles claves de la detención en Alemania

El prófugo Puigdemont cayó como un ‘conejo’ en la trampa que le tendió el CNI

Cuando salió de Finlandia en coche pensaba el expresidente que su estrategia de despiste había triunfado

El prófugo Puigdemont cayó como un 'conejo' en la trampa que le tendió el CNI
La furgoneta que traslada a Carles Puigdemont a la cárcel de Neumuenster, en Alemania. DT

A las 36 horas de desaparecer de todos los 'radares' periodísticos, la policía alemana recibía un chivatazo y cazaba como un conejo al expresidente catalán fugado

No habían puesto balizas en el vehículo en el que viajaba el prófugo Carles Puigdemont, un Renault Space con matrícula belga. Tampoco micrófonos, pero los agentes le seguían la pista y eran capaces casi de ver cada uno de sus pasos.

Lo localizaron cuando salía de Finlandia, tras haber anunciado para despistar que iba a entregarse a las autoridades locales, y detectaron el momento exacto en que cruzó la frontera entre Dinamarca y entró en Alemania, con la evidente intención de regresar a su refugio en Bélgica.

Puigdemont fue detenido a unos 30 kilómetros de la frontera a las 11.19, hora local, en la autopista A7, en concreto en una gasolinera.

Iba acompañado de cuatro personas. Una vez en la comisaría de Schuby, donde se le han tomado los datos, Puigdemont realizó varias llamadas, incluida una a su abogado en Bélgica.

Después, en una furgoneta policial, fue trasladado a la cárcel de Neumuenster, donde espera que se pronuncie la justicia germana, que previsiblemente lo extraditará a España.

LA MANO ESPAÑOLA

Los germanos han probado una vez más ser diligentes, pero la detención de Puigdemont no es mérito de la policía alemana.

El golpista catalán, sujeto a una orden europea de detención y entrega, fue seguido por agentes españoles mientras viajaba junto a otras cuatro personas (cuyas identidades no han sido facilitadas) a bordo de un vehículo Renault Espace con matrícula de Bélgica (acabada en 586), país al que se dirigía por la autopista A-7, hasta que fue interceptado a las 11.17 por la policía germana entre las localidades de Shuby y Jagel, 30 kilómetros al sur del límite entre ambos países, en el Estado de Schleswig-Holstein, el único con frontera con Dinamarca.

DESDE LA SALIDA

El CNI, servicio de inteligencia español, tenía localizado a Puigdemont y cuando salió de Finlandia hacia Alemania informó a la policía alemana. Gracias a la información facilitada por los agentes españoles, el departamento identificado como ‘Sirena‘ advirtió a la Policía Federal de lo Criminal (BKA) de esa posibilidad.

No solo han actuado agentes del CNI, sino también efectivos de la Policía Nacional, en permanente contacto con sus equivalentes locales. Entre 10 y 12 agentes españoles han participado en las tareas para monitorizar los movimientos del prófugo.

Puigdemont, en cualquier caso, había estado bajo vigilancia desde que a finales de octubre de 2017 decidió fugarse a Bélgica, aunque los agentes se toparon con dificultades en este país para efectuar los seguimientos.

VIGILANCIA EN FINLANDIA

De forma particularmente intensa desde el pasado viernes, cuando el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena reactivó la órdenes de detención contra él y los exmiembros de su Govern fugados, el CNI vigilaba a Puigdemont.

El 23 de marzo se amplió el operativo, con el el despliegue sobre el terreno de un nutrido grupo de agentes incluso en los países bálticos vecinos, con el objetivo de cubrir cualquier itinerario que el expresident pudiera emprender para retornar a Bélgica.

En aquel momento desconocían si el fugado iba a intentar llegar a Alemania para alcanzar Bruselas por carretera, o intentaría cruzar desde Helsinki a Estonia por barco y, desde allí, retornar a la capital belga.

Lo mejor para el prófugo hubiera sido encarmarse a toda prisa al avión, confiando en que los finlandeses no actuaran rápido, pero sus primeros pasos confirmaron que se había decidido por el periplo más directo, pero también el considerado por el CNI más favorable para proceder a su detención.

Controlado desde su salida en Finlancia, en un primer momento los responsables del dispositivo barajaron su arresto en Dinamarca, donde precisamente los servicios secretos habían instalad su centro operativo.

Sin embargo, se descartó al tener el convencimiento de que el expresidente iba a seguir su periplo por tierra en Alemania. Este país es considerado por España uno de los Estados de la UE con el que existen mejores relaciones de colaboración policial.

Los servicios de inteligencia españoles han estado trabajando en cooperación con la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA) y la Comisaría General de Información de la policía española.

 En el arresto de Puigdemont, como observadores, estuvieron presentes miembros del CNI.

La detención se ha producido en virtud de la Orden Europea de Detención y Entrega del 23 de marzo de 2018, emitida por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, por un delito de rebelión, con ámbito de difusión Schengen.

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