Es un síntoma delator de que ante la Justicia, como diría George Orwell, algunos son más iguales que otros.
Al menos eso es lo que se deduce tras lo acontecido el 18 de septiembre de 2018 en el Juzgado de Instrucción nº 5 de Madrid en el que la juez Carmen Valcarce Codes efectuó la siguiente manifestación en referencia a los periodistas Alfonso Rojo, Hermann Tertsch e Isabel San Sebastián:
«Qué quiere que le diga… no son santos de mi devoción. Porque en fin, la gente se vuelve como enloquecida… y luego vienen aquí, o sea… entonces, el aumento de trabajo porque todo el mundo le parece que eso es maravilloso y que se puede decir lo que le de la gana y patatín y luego…ya… no, no… perdone… aquí, lo que faltaba ya.. es que teníamos poquito trabajo como para inventar el twitter y el Facebook… sabe? (…) entonces…»
«No son santos de mi devoción», afirmó despectiva la juez Valcarce, expresando su desagrado, aversión y antipatía hacia las víctimas de un delito contra el honor, durante la toma de declaración a José Joaquín Brotons que ella misma presidía, por las calumnias vertidas por este periodista deportivo.
Calumnias que el 24 de agosto de 2017 subió el propio Brotons a la red social en Twitter:
La agresión a una joven musulmana en Usera tiene autores intelectuales: Hermann Tertsch, Alfonso Rojo e Isabel San Sebastián, entre otros.
— jose joaquin brotons (@jjbrotons) 24 de agosto de 2017
Con esa vileza se refería Brotons a la agresión sufrida por una musulmana de 38 años de edad, quien había sido insultada y golpeada en la Avenida de Córdoba del distrito madrileño de Usera por unos energúmenos, excitados por los atentados islamistas de Las Ramblas de Barcelona y Cambrils, que dejaron 16 victimas inocentes.
A estas alturas ya es de sobra conocido que a Brotons la objetividad se le evapora cuando se le da por el insulto de gatillo fácil contra quienes no piensan como él.
El tuit de Brotons fue leído por más de 50.000 seguidores y difundido por más de 4.000 de ellos.
Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, se querelló contra el periodista deportivo «por un delito de calumnias y delito cometido con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales», pero el 5 de marzo de 2018 el Juzgado de Instrucción nº 5 de Madrid presidido por la juez Valcarce Codes no admitió a trámite la querella. La juez consideró que a Brotons lo amparaba la libertad de expresión.
Tras desestimar la titular del juzgado un recurso de reforma contra su resolución, la Sección nº 4 de la Audiencia Provincial de Madrid le dio la razón a Alfonso Rojo, obligando a la juez a la reapertura de las actuaciones, por entender «que los hechos denunciados eran susceptibles de constituir un delito contra el honor».
Brotons afirmó que su tuit no era sino una crítica a anteriores publicaciones de los perjudicados periodistas a los que había atacado.
Fue en ese momento en el que la juez, haciendo volar por los aires todo atisbo de imparcialidad, comenta en voz alta en la sala que los periodistas Rojo, Tertsch y San Sebastián no son «santos de su devoción», lo cual hace prever que la juez volverá a archivar el caso e impedir que se enjuicien los insultos de Brotons.
Tal como han manifestado los abogados de Alfonso Rojo en el Incidente de Recusación que han presentado contra la juez Valcarce «no se es juez para opinar, sino para enjuiciar conforme a derecho siendo ( y pareciendo que se es) imparcial».
No deja de ser insólito la falta de imparcialidad de la magistrado en palabras que fueron dichas nada menos que en sede judicial y en el marco de la toma de una declaración y ante el autor de los hechos investigados.
Lo que lleva a preguntarse si esta jueza no comparte la animadversión de Brotons hacia las víctimas de sus improperios.