De la feroz demolición en cuestión de horas por parte del Gobierno de ingentes investigaciones sobre el procés por parte de jueces y fiscales, -en la que siguen participando además centenares de guardias civiles-, emergen ahora entre los escombros absurdas teorías conspirativas que han vuelto a cobrar fuerza este domingo 4 de noviembre de 2018, con la muerte del juez de Barcelona Juan Antonio Ramírez Sunyer. (Muere Juan Antonio Ramírez Sunyer, el juez de Barcelona que investigaba el referéndum del 1-O).
Esta madrugada ha fallecido nuestro compañero Juan Antonio Ramírez Sunyer, Magistrado titular del Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona, tras meses de lucha contra una larga enfermedad y sin abandonar en ningún momento las obligaciones de su puesto de trabajo. Descanse en paz. pic.twitter.com/W0vs1AKhUa
— APM Cataluña (@JuecesAPMCAT) 4 de noviembre de 2018
Víctima de una larga enfermedad, estaba inmerso a sus 71 años en la instrucción contra una cuarentena de personas por diversos delitos relacionados con el órdago independentista. (Carmen Calvo nos toma por imbéciles y la vídeoteca la deja retratada: Pedro Sánchez nunca vio rebelión en Cataluña).
Se suma así a la lista de juristas que han fallecido mientras trataban de dar respuesta al mismo, en una difícil jugada legal donde se han sentado con aviesas intenciones políticos de turno, mucho más preocupados en pagar viejas deudas que en cobrar desatinados envites con arriesgadas apuestas, y donde se puede perder algo más que la unidad de España.
Antes, también perdieron la vida ‘de repente’ y con apenas ocho días de diferencia el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, -de una infección de riñón que se complicó y pasó a ser generalizada mientras esaba en Buenos Aires-, y el Fiscal Superior de Cataluña, José María Romero de Tejada, quien padecía leucemia. (Con esta voz de monaguillo desprecia Iglesias a la familia de Maza en pleno velatorio).
Estos fatales desenlaces van ligados en cierta manera con un irrefutable hecho, que se deriva de las presiones a que fueron sometidos en el desempeño de sus loables funciones. (Muere el fiscal superior de Cataluña, José María Romero de Tejada).
Ya apuntó en esta dirección el fiscal-jefe de Extremadura, Aurelio Blanco, quien vinculó la muerte de su homólogo Tejada con el procés:
«Desconozco las circunstancias exactas de la muerte. Parece que ha sido una muerte natural producida por la enfermedad. Pero, sin duda, el tiempo de tensión que ha vivido la comunidad autónoma de Cataluña y, en concreto, el fiscal superior en todo este tiempo, con la declaración unilateral de independencia, pues supongo que habrá tenido algún tipo de influencia».
De la misma guisa se despachó el abogado Jose María Fuster Fabra, amigo personal del fiscal fallecido:
«Ese estrés y tensión que tuvo en los últimos tiempos te pasa factura«.
El juez Ramírez Sunyer fue quien ordenó el registro el 20 de septiembre de las consellerias de Economía, Presidencia, Gobernación, Trabajo, Exteriores y el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), que desencadenó la importante protesta de unas 40.000 personas a las puertas de la de Economía, las agresiones a miembros y vehículos de la Guardia Civil y la insurgencia encabezada por Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.
En toda esta campaña de acoso y derribo, léase el calvario del juez Llarena tras el varapalo del tribunal alemán de Schleswig-Holstein se, no han estado ajenos ni mucho menos los cabecillas de la presunta rebelión ahora negada: hasta el propio Puigdemont llegó a avisar públicamente del restaurante donde cenaba el citado magistrado, para que pudieran someterle a un escrache.
La asfixiante presión y el clima de coacción y amenazas en el que han trabajado en los últimos meses jueces, fiscales y miembros de las Fuerzas de Seguridad de Estado, sigue pasando factura.
José María Rodríguez es redactor en Periodista Digital. @JMRMontero
La marranada del cobarde Puigdemont al juez Llarena y a su aterrada esposa
