CRIMEN Y CASTIGO

El marido de Cospedal le ‘comía el tarro’ a Villarejo con el cuento de que Rajoy estaba de acuerdo con sus chapuzas

El marido de Cospedal le 'comía el tarro' a Villarejo con el cuento de que Rajoy estaba de acuerdo con sus chapuzas
El policía Pepe Villarejo, Mariano Rajoy y María Dolores Cospedal, con su marido López del Hierro. EP

María Dolores Cospedal ha anunciado a Pablo Casado que deja la política antes de fin de año

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Son dos tipos con egos más grandes que la Torre de Pisa y ambos jugaban siempre de farol.

Pepe Villarejo, quien no habla idioma alguno, al margen del español, se inventaba lo que no sabía y era capaz de atribuirse cualquier proeza, desde un inexistente historial heróico en el País Vasco a complicadas operaciones en Oriente Medio, donde su único contacto era Monzer Al Kassar, el traficante de armas sirio-marbellí fallecido no hace mucho en una prisión norteamericana.

El comisario aseguraba siempre conocer a mucha más gente a la que conocía y su interlocutor, en este caso Ignacio López del Hierro, el veterano marido de María Dolores Cospedal, hacía lo mismo (Cospedal y su marido encargaron también al comisario Villarejo espiar al hermano de Rubalcaba ).

Significativo, como reflejan los audios, es que López del Hierro, cuya fama de ‘agarrado’ es proverbial, nunca pagó un euro a Villarejo por sus chapuzas.

Para el pringoso encuentro que ambos mantuvieron en julio de 2009 en la sede nacional del Partido Popular, López del Hierro y Villarejo entraron por el garaje, en el coche del primero que tiene los cristales tintados y con el policía casi acostado (Raúl del Pozo avisa: «Las cintas de Villarejo están en manos de mercenarios que las ofrecen a los medios pidiendo un pastón»).

Durante ese encuentro, pocos meses después de que comenzara la investigación del caso Gürtel, la secretaria general del PP intentó sin mucho éxito sonsacar información al policía sobre las pesquisas de la Fiscalía y la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía (Cospedal y su marido encargaron al comisario Villarejo espiar a Javier Arenas).

Dos meses más tarde, y con la mediación de López del Hierro, Cospedal pidió al comisario que realizara un trabajo de espionaje para el partido, que hiciera un seguimiento al entonces presidente del PP andaluz, Javier Arenas, para saber hasta qué punto estaba implicado en Gürtel.

Otro de los encargos al excomisario fue el de espiar al hermano de Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior.

Según publica este 6 de noviembre de 2018 la web Moncloa.com, el marido de la dirigente popular alardeó de que Mariano Rajoy estaba al tanto de la reunión y «de acuerdo en que se desarrolle esa línea de actuación», lo que conociendo al ex presidente popular parece muy improbable.

En lo que parece una ‘comida de tarro’ de libro, López del Hierro soltó esa bola en una conversación telefónica con el comisario ahora en prisión y acusado de muy graves delitos, un día después del encuentro, el 22 de julio de 2009, en la que comentan cómo fue ‘la cosa‘:

  • Villarejo: ¿Síiiii?
  • Ignacio López del Hierro: Me han cambiado de teléfono…
  • V: Bueno, no te preocupes. Está muy bien coño, así…
  • ILH: Y del otro.
  • V: Como hacemos negocios, siempre viene bien.
  • ILH: Claro. No y el otro hasta que no lo pase a este teléfono, no lo tengo macho.
  • V: Bueno, je je, pues te chinchas je je je.
  • ILH: ja ja ja… ¿oye?
  • V: Dime.
  • ILH: ¿Te gustó nuestro socio (Cospedal)?
  • V: Eh, a mí… no sé… yo (tuve) buena impresión, obviamente. Lo importante, de alguna manera la estrategia de negocio en el futuro se tenga en cuenta para la toma de decisiones. A mí no…
  • ILH: Sí, yo creo que hay un tema, que yo te hablaré el lunes…
  • V: Ajá, perfecto.
  • ILH: ¿Vale?
  • V: Perfecto y ya lo comentamos y lo analizamos. ¿Qué tal impresión del socio (Cospedal)?
  • ILH: Bien, bien.
  • V: Más que nada, coherente un poco con la línea que teníamos prevista, de la posibilidad de expansión y tal.
  • ILH: La suya y luego la de su jefe (Rajoy), que también (Cospedal) le comentó el negocio a su jefe como es normal.
  • V: Ahhh muy bien y entendió (Rajoy) la cosa, ¿no?
  • ILH: Sí, su jefe está de acuerdo en que se desarrolle esa línea de actuación.
  • V: Es que para mí me parece que es lo más coherente. Hombre, procurando dar unos días de margen para que no…
  • ILH: Sí.
  • V: …para que no se vea que la estrategia empresarial va por…. Pero yo creo que ese es el criterio más coherente.
  • ILH: Y el lunes…yo te…
  • V: Me das un toque, hacemos un hueco y nos vemos un ratito breve.
  • ILH: Sí, nos vemos un ratito. Eso es. Sí…
  • V: Perfecto, pues me alegro mucho.
  • ILH: Venga… a ti.
  • V: Un abrazo.
  • ILH: Hasta luego, adiós.

Lenguaje en clave casi infantil

Los interlocutores, temerosos de que sus teléfonos estén pinchados por los investigadores, hablan con un lenguaje en clave, casi infantil, para que no se sepa sobre quiénes están hablando, aunque dadas las fechas y el contenido de su conversación es prácticamente evidente.

Este 5 de noviembre de 2018, tras la publicación de los audios de los encuentros con Villarejo, Dolores de Cospedal dimitió de su cargo como vocal en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, y aunque no ha todavía dejado su escaño en el Parlamento, según adelanta Mariano Calleja en ABC, le ha dicho a Pablo Casado que abandonará la política estas Navidades.

La situación de María Dolores de Cospedal en el PP resultaba extremadamente incómoda dentro el partido desde la semana pasada, cuando se conoció el contenido de las grabaciones del excomisario Villarejo en 2009.

En los últimos días se han ido desvelando algunos de los «trabajos puntuales» que Cospedal y su marido encargaron a Villarejo. En Génova se esperaba que hubiera noticias de la diputada a lo largo del fin de semana, pero al no producirse ninguna ayer por la mañana se la convocó en la sede nacional del partido, y allí se «acordó» su renuncia al puesto que tiene en el Comité Ejecutivo Nacional, el máximo órgano de dirección del PP. Fuentes parlamentarias próximas a Cospedal confirmaron que la ex número dos del PP se comprometió días atrás con Casado a dejar la política antes de fin de año.

El líder del PP mostró a Cospedal la puerta de salida el jueves pasado, en Huelva, cuando aseguró que su único compromiso era con los militantes del PP y advirtió de que cualquier conducta no ejemplar tendría su rechazo absoluto.

En Génova creían que este golpe sobre la mesa sería suficiente para que Cospedal diera un paso al lado. Llegó el viernes, y se conoció que la entonces secretaria general encargó en aquellos tiempos de sus reuniones con Villarejo un informe sobre Javier Arenas.

La situación era insostenible, pero el fin de semana transcurrió sin novedades, mientras en el equipo de Casado se seguía esperando un movimiento de Cospedal. No ocurrió nada. La exdirigente del PP no parecía darse por aludida.

Este lunes 4 de noviembre, en la sede Génova se desayunaron con otro sobresalto en la prensa, al desvelarse otro encargo, esta vez el espionaje al hermano de Rubalcaba. El goteo de este tipo de informaciones es letal para el PP, mucho más que para otros partidos o incluso para el Gobierno, ya que sobre los populares sigue pesando de forma muy especial el estigma de la corrupción, por mucho que hayan pasado página con un congreso extraordinario y un liderazgo renovado.

El fantasma de la vieja y mala política y los escándalos seguía presente, y lo estaría mientras Cospedal copara los titulares informativos.

A primera hora de ayer, Casado y su entorno más cercano deciden convocar de forma inmediata a Cospedal al despacho del presidente del partido. Desde Génova se llamó por teléfono a la antigua secretaria general.

Más tarde, su sucesor en el cargo daría la cara ante los medios de comunicación en la rueda de prensa habitual de los lunes para dar cuenta de una renuncia supuestamente «acordada».

La realidad fue que, en el despacho del presidente, se le pone sobre la mesa la invitación a renunciar al Comité Ejecutivo Nacional, donde ocupa un puesto de libre designación, como decidió Casado tras el Congreso para «integrar» en los órganos del partidos a todos sus rivales en las primarias. Soraya Sáenz de Santamaría tenía reservado otro de esos puestos de libre designación, pero la exvicepresidente lo rechazó.

Casado ofreció a Cospedal «vender» su renuncia como una decisión de «mutuo acuerdo». La verdad es que la diputada no tenía otra salida, su posición en el Comité Ejecutivo Nacional era ya claramente incómoda, y el líder del PP no quería que su proyecto se viera contaminado por el escándalo de las cintas de Villarejo ni un día más.

Además, su salida debía contentar a los que pedían dentro del partido un golpe de autoridad del presidente, el primero de estas características en esta etapa.

Como efecto colateral importante, la dirección del PP creyó que la renuncia de Cospedal dejaría en una posición muy incómoda a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, quien sigue en su sillón del Consejo de Ministros, a pesar de haber mentido sobre su relación con Villarejo y de un contenido altamente inflamable en las grabaciones que se le hicieron.

En la reunión entre Casado y Cospedal se deja aparcada la posible renuncia a su escaño en el Congreso, que, junto a la presidencia de la Comisión de Exteriores y su puesto en la Diputación Permanente, es lo único que le queda a quien fuera todopoderosa secretaria general hasta hace pocos meses.

La razón de dejar al margen su acta de diputada está en que la semana pasada, Cospedal anunció a Casado que tenía pensado dejar la política antes de final de año. Quería sus tiempos, y pedía que se le dejara elegir el momento. La antigua número dos del partido ve totalmente injusto lo que le está pasando, se quiere ir con la cabeza bien alta, y prefiere desligar su adiós del ruido mediático actual.

En Génova, sin embargo, no saben si Cospedal podrá aguantar hasta final de año, dada la presión que se está produciendo. Eso sí, todos daban por hecho ayer que antes o después renunciará a su acta de diputada, y con ello a los puestos que tiene en el Congreso.

Cintas «manipuladas»

El comunicado de Cospedal lo hizo público Génova. Son tres párrafos, en los que la diputada del PP justifica su decisión ante los «múltiples ataques» que ha recibido en los últimos días, y para evitar que esos ataques se hagan extensivos al partido y a su presidente.

Aprovecha para subrayar que ella no ha mentido nunca acerca de su conocimiento de Villarejo y de las reuniones que ha mantenido con él. En el escrito explica que actuó siempre pensando que era su obligación como secretaria general para tener toda la información posible acerca de hechos que pudieran perjudicar a su formación.

Cospedal denuncia que se están haciendo «manipulaciones» de las cintas publicadas, que tratan de ofrecer una imagen distorsionada de la realidad. Según advierte en el comunicado, los audios son «extractos editados» que solo tratan, a su juicio, de dañar su imagen.

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