LAS CLOACAS POLICIALES

El comisario Villarejo amenazó a los enemigos de FG con echarles encima al juez Garzón

El comisario Villarejo amenazó a los enemigos de FG con echarles encima al juez Garzón
José Villarejo, Francisco González FG y Baltasar Garzón. EP

José Villarejo estaba enfermizamente obsesionado con guardar pruebas, que le permitieran llegado el momento ‘apretar‘ a todo el que se cruzaba en su camino (‘La comilona del Rianxo’: momentos gore en el festín de la ministra con Villarejo).

Y las guardó de todo el mundo, incluidos parientes, colegas y amigos (El comisario Villarejo niega haber incendiado el Windsor y afirma que su nota «es una falsificación»).

El excomisario José Manuel Villarejo dejó patente a través de correos electrónicos intercambiados con su empleado, el abogado Rafael Redondo, y su esposa y socia, Gemma Alcalá, el espionaje que llevó a cabo para BBVA entre finales de 2004 e inicios de 2005 (La ministra Delgado, la del ‘Marlaska maricón’ y el ex juez Garzón comparten comida ‘romántica’).

Publica ‘El Economista, este 18 de febrero de 2019, que el expolicía, hoy en prisión preventiva por las irregularidades cometidas a lo largo de su carrera, mantuvo entre la documentación que guardó sobre los trabajos que hizo para el banco, varios emails comprometedores (El juez investiga la «confabulación» de Garzón, Villarejo y las cloacas socialistas para «preparar» Gürtel).

El excomisario elaboró informes que remitía de forma periódica a la entidad azul para informales de la evolución de su estrategia para boicotear el asalto de Sacyr al banco.

Según desvela una grabación del exinspector sobre una conversación que mantuvo con el Seguridad del banco, Julio Corrochano, el entonces presidente de BBVA, Francisco González (FG), quería informes «cada diez o quince días».

El excomisario elaboró informes que remitía de forma periódica a la entidad azul para informales de la evolución de su estrategia para boicotear el asalto de Sacyr al banco. Según desvela una grabación del exinspector sobre una conversación que mantuvo con el exjefe de Seguridad del banco, Julio Corrochano, el entonces presidente de BBVA, Francisco González (FG), quería informes «cada diez o quince días».

LO QUE REVELA MONCLOA.COM

José Domingo Ampuero, ex vicepresidente del BBVA, sufrió en 2005 un doble acoso: por un lado, el espionaje financiado por Francisco González (FG) por considerarlo uno de los actores de la opa que buscaba su descabalgamiento de la presidencia y, por otro, Baltasar Garzón reactivó su imputación en el caso de las cuentas ocultas del banco.

Villarejo informó a FG de que alertó dos veces a Ampuero de que tal imputación “no fue coincidencia”.

Coincidencia o no, ese año y el siguiente el BBVA financió con 200.000 euros cursos de la Universidad de Nueva York donde daba conferencias Garzón, pero FG negó en sede judicial todo nexo entre ambos hechos.

Es difícil, en ocasiones, deslindar la fantasía de la realidad en los informes de Villarejo financiados por el BBVA. Pero igual que nunca fue capaz de aflorar ni grabar al supuesto amante del exministro Miguel Sebastián, Ivan ‘el cubano’, no queda duda de que peinó todos sus teléfonos y los de sus amigos.
El expresidente del BBVA, Francisco González, fue fotografiado ayer por MONCLOA.COM en la terraza de Capuccino Grand Café, un selecto lugar en la plaza de la Independencia con vistas a la Puerta de Alcalá y en plena vorágine por las noticias sobre el incendio del edificio Windsor.

Por eso la inclusión en un compendio de todas sus acciones contra el grupo hostil de la frase “2 encuentros con AMPUERO avisándole que no era coincidencia su imputación por parte del Magistrado BG (en el Sumario de las cuentas secretas del BBVA)” deja abiertas todas las dudas y posibilidades, incluida que el comisario usó como arma arrojadiza la acción judicial a espaldas del magistrado.

Lo que sí es cierto es que Garzón dictaba en enero de 2005 un auto en el que acusaba de un delito continuado de falseamiento de cuentas contra varios exdirectivos del BBVA como José Domingo Ampuero, Emilio Ybarra, Pedro Luis Uriarte, Luis Javier Bastida y Rodolfo Esteban Molinuevo.

Ese año estaba ya en marcha el proyecto Trampa contra el grupo hostil que pretendía derribar a FG de la presidencia del BBVA.

La acción judicial, por tanto, era un elemento de presión añadida contra los directivos históricos. La investigación de Garzón empezó en 2000 y fue paralela a la guerra entre Ybarra, primer presidente del banco, y FG.

Pero había otro frente abierto, el Banco de España, que en octubre de 2001 envió un escrito a los copresidentes del BBVA, Emilio Ybarra y Francisco González. Les instaba a remitir toda la información relacionada con la operativa oculta.

González le propuso a Ybarra por primera vez que se marchase del banco para evitar daños mayores a la entidad. Sin embargo, Ybarra se negó.

El 5 de diciembre de 2001, Jaime Caruana, entonces gobernador del Banco de España y hoy consejero de BBVA gracias a FG, remitió una carta a Ybarra en la que le conminaba a dar la “información relativa a las personas que han intervenido” en la Operación Alico (los 22 suscriptores de otros tantos fondos de pensiones) que habían sido ocultados al fisco. Ybarra y Uriarte dimitieron ese mismo mes de sus cargos en el BBVA.

El 12 de febrero de 2005 ardía el edificio Windsor, en Madrid. Uno de los grandes interrogantes de ese siniestro fue si el mismo tuvo relación con los documentos guardados en las oficinas de la auditora Deloitte, que podían ser comprometedores para el presidente del BBVA, Francisco González.

Ampuero lo hizo al año siguiente, en paralelo a su citación por Garzón como imputado en la causa de las cuentas secretas del BBVA. Finalmente, el caso de las cuentas secretas se archivó en 2007 por entender el juez José María Vázquez Honrubia que no hubo enriquecimiento de los implicados.

Curiosamente, entre medias, en 2003 Garzón había archivado previamente la causa respecto de Ampuero, Uriarte y otros directivos del BBVA porque devolvieron los fondos antes de que acabara el ejercicio fiscal y no tuvieron parte determinante en su constitución. Pero en 2005, volvió a la carga, y reactivó su acusación de falseamiento de cuentas contra Uriarte y Ampuero.

Desde septiembre de 2002 el jefe de seguridad del BBVA era el policía Julio Corrochano. Tenía dos amigos que se fajaron por distintas vías (judicial y espionaje) en la guerra contra los enemigos de FG: el juez Baltasar Garzón y el comisario José Manuel Villarejo.

Este último cobró facturas millonarias por su trabajo. Pero nunca explicó su enigmática frase:

“Le hemos avisado a Ampuero de que su imputación por Garzón no ha sido coincidencia”.

Ampuero fue objetivo prioritario en los informes de espionaje redactados por el equipo de Villarejo para el BBVA de FG: “DOMINGO AMPUERO (a partir de ahora DON) Implicado en las cuentas…aunque se ha contactado…T (Julio Corrochano, jefe de seguridad del BBVA) sabe que es imprevisible conocer si ha tomado la decisión en estos días per se o por indicación de los contactos”. No detalla Villarejo qué decisión tomó Ampuero, y si se refiere a contactos suyos con amenazas de imputaciones judiciales.

La radiografía que hacía el equipo espía daba este cuadro: “Además de los ya mencionados, componen dicho “Grupo Hostil” (GH), VICENTE BENEDITO (BENI), J. DOMINGO AMPUERO (DON), así como JESUS CAINZO (CAIN) y GREGORIO MARAÑON (MAR)”.

El papel de Ampuero era actuar como aglutinador de rebeldes en el BBVA:

“Confían en que una vez iniciada la operación, también se implicaría un importante paquete accionarial del banco, que se habrían encargado de aglutinar BENI, con la colaboración de ex directivos hostiles a la actual presidencia, como DON y otros”.

Ampuero era uno de los consejeros del BBV con participaciones accionariales a título personal significativas que representaban a las ‘familias de Neguri’.

Fue el gran sacrificado de la fusión por parte del BBV, pues pese a continuar como vicepresidente del BBVA, sus opciones de alcanzar mayores metas se acabaron al recaer la presidencia sobre Francisco González. De no haber sido por la fusión, José Domingo Ampuero estaba llamado a ser el delfín y el sustituto de Emilio Ybarra.

Villarejo creía que había razones para temerlo:

“Ampuero constituye un aliado natural de Sacyr en la operación, pues la constructora precisa sumar a su participación otro 2 ó 3% del capital procedente de otros empresarios, antiguos accionistas, ex directivos y ex consejeros de BBVA, que se pretende centralizar en el ex vicepresidente José Domingo Ampuero”.

Las víctimas del espionaje pilotado por el comisario José Manuel Villarejo al servicio y sueldo del BBVA presidido por Francisco González empiezan a denunciar los hechos.
La primera (pinche aquí para leerla) la han suscrito Luis del Rivero, ex presidente de Sacyr, Vicente Benedito, su exdirectivo y …

Los informes de Villarejo daban nombres y apellidos de los potenciales traidores a FG que podría captar Ampuero:

“Algunos de los antiguos consejeros del BBVA que podrían seguir a Ampuero como damnificados de González podrían ser Alberto Cortina, los Entrecanales, Juan Lladó, Vilariño y los Aresti, que aportarían más de un 0,75% de capital.Conviene recordar que Ampuero es presidente de la filial al 50% de Sacyr, Autopista Vasco Aragonesa”.

Ampuero no sólo fue biografiado por Villarejo en sus numerosos informes para detallar los avances y conclusiones de su labor de espionaje sobre el grupo hostil. También fue espiado a través de sus llamadas registradas.

Escanearon sus contactos con los miembros del grupo hostil. Ampuero, cuya versión ha requerido este diario, guarda silencio. Pero no calla ante la justicia: es uno de los tres primeros espiados que han denunciado a Villarejo, como informó MONCLOA.COM.

LOS CURSOS DE GARZÓN

La otra cara de esta historia de coincidencias de ataques y amistades tiene que ver con los cursos de Garzón en 2005 y 2006 en la Universidad de Nueva York, entidad que recibió un millón de euros de diversas empresas españolas.

BBVA colaboró con 200.000 dólares en el patrocinio de una serie de conferencias organizadas por Garzón.

El presidente del BBVA, Francisco González, manifestó en el Tribunal Supremo, donde Garzón fue juzgado y absuelto por estos pagos por prescripción del presunto delito de cohecho impropio (figura que penaliza recibir fondos o regalos por razón del cargo, singularmente los 302.000 euros financiados por el Santander, ya que tras los cursos inadmitió una querella contra su presidente, Emilio Botín) que su entidad se aseguró de que la donación de 200.000 dólares que prestó en 2005 a la Universidad de Nueva York, para financiar unos cursos organizados por Garzón sobre terrorismo, no irían destinados en ningún caso a pagar al juez“.

El querellado”, decía el juez instructor en su auto, “contactó con responsables de distintas empresas españolas reclamando ayuda económica para la celebración de cursos en los que él aparecía como director.

Todas tenían en común -BSCH, BBVA, Telefónica y Cepsa- el haber sido objeto de investigación por hechos imputados a sus directivos en el propio juzgado del que era titular el acusado o en otros de la Audiencia Nacional”.

González, a preguntas de las acusaciones, precisó que esta donación no se había producido por ningún “agradecimiento” hacia el juez por haber instruido las cuentas secretas del BBVA, que laminaron a toda su oposición interna en el banco.

Garzón y el jefe de comunicación del BBVA se reunieron en un hotel para abordar los detalles de los cursos. El juez le anunció al directivo del BBVA que la universidad quería que González participara en los cursos y que se pondrían en contacto con Ayuso para solicitarle un patrocinio.

Una portavoz de Garzón respecto a la reactivación de la causa contra Ampuero en 2005 afirmó que el exjuez no se acordaba con precisión, pero quería recordar que fue a petición de la Fiscalía.

Y afirmó que no entendían el sentido de la frase de Villarejo a tenor de que, insistían, de que creían que el juez actuó a remolque de la Fiscalía.

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