El testimonio del sargento de la Benemérita que afirmó haberla visto pasar en su coche oficial azuzando a las masas, es corroborado por un periodista que fue testigo de su paso

El tuit oculto que puede dejar a Forcadell 17 años entre rejas al probar que la Guardia Civil no miente

Ya pueden poner velas y echar mano del santoral el presidente de la Generalitat, Quim Torra, el del Parlament, Roger Torrent, los miembros del Govern y representantes de JxCat, ERC, los comuns y la CUP que se han concentrado este jueves 21 de marzo de 2019 ante el Parlament para reclamar la libertad de la expresidenta de la institución, Carme Forcadell. (El esclarecedor testimonio sobre como la cárcel acojona a la radical Forcadell: «Por el cabrón de Puigdemont estoy aquí»).

Y es que la encarcelada, que reniega achantada ante el Tribunal Supremo de su reciente pasado político y para quien la Fiscalía pide 17 años de cárcel, lo tiene crudo (Las lágrimas de una acojonada Marta Rovira durante la espantada con Forcadell y Bassa).

No solo porque en su día se vino abajo su testimonio de la mano del exletrado mayor del Parlament y el secretario general de la Cámara, tras haber declarado con cara de santa que

«en ningún momento, ningún miembro de la Mesa del Parlament tuvo en su voluntad desoír los mandatos del Tribunal Constitucional»,

sino tras la declaración este martes de un sargento de la Guardia Civil que participó en el registro del Departamento de Asuntos Exteriores de la Generalitat el 20 de septiembre de 2017, y que ahora cobra especial relevancia toda vez que sale a la luz un tuit de un periodista que estaba presente en el lugar cubriendo los hechos, -rescatado por ‘EsDiario’-, y que rubrica su testimonio.

El uniformado, que registró con sus compañeros el despacho de Xavier Puig Ferré, uno de los cargos del departamento que dirigía Raül Romeva, y procedió a la detención del primero, señaló ante el presidente del tribunal, Manuel Marchena, que  cuando sacaron a la calle al mentado, con los manifestantes insultando a la Guardia Civil, lanzando objetos y zarandeando el coche patrulla, vio pasar tan campante a Forcadell a bordo de su coche oficial. Bajó la ventanilla y «sacaba la mano para agitar a la masa».

«Circulaba dirección montaña con rotativos puestos, los congregados pensaron que eran de Guardia Civil, se abrió la ventanilla trasera del último vehículo y se vio a Carme Forcadell, la gente la reconoció y le abrió paso a coche».

Al final de su declaración le preguntó la abogada de la acusada, Olga Arderiu, que insinuó que podría haber incurrido en falso testimonio, e hizo notar al guardia civil que la Vía Laietana, de una sola dirección, sólo permite circular en dirección mar.

El agente volvió a asegurar que circulaba en contradirección. Preguntado por el motivo por el que no pararon a los vehículos, el testigo dijo: «Tenía yo bastante allí como para preocuparme por la señora Forcadell».

El respingo que dio la expresidenta del Parlament al escuchar al sargento, y el ademán de manos que hizo su oronda compinche de faena, -como para explicar en plan chistoso lo que hizo entonces-, son pocos gestos en comparación a los que hará quizá la acusada cuando escuche sentencia.

José María Rodríguez es redactor en Periodista Digital. @JMRMontero

Cuando la renegada Forcadell decía que no daría «ni un paso atrás»

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