"Quería que su padre estuviera con su madre y no con ella, que era una negra fea; insultándole"

La defensa de Ana Julia asegura que la bruja mató al pequeño Gabriel durante «una disputa»

Considera que los hechos descritos son constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia grave o, de manera subsidiaria, de un delito de homicidio por el que estima un máximo de diez años de cárcel

La defensa de Ana Julia asegura que la bruja mató al pequeño Gabriel durante "una disputa"
Ana Julia Quezada TW

El escrito de su defensa indigna a muchos. Los abogados Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez han aportado al procedimiento tras conocerse que la Audiencia Provincial de Almería rechazó su recurso para evitar que la encausada se enfrentara a un tribunal de jurado. («Ana Julia es como Hannibal Lecter: te mata, te quita los ojos y se los come»).

La representación de Ana Julia Quezada enmarca la muerte del menor en el resultado de una disputa y se aleja del crimen planificado que sostienen las acusaciones, de manera que incluso solicita que se le aplique la atenuante de confesión tardía. (Ana Julia Quezada, antes de ser pillada: «¿No quieren un pez? Les voy a hacer un pez… mis cojones»).

En concreto, sostiene que la mujer salió sobre las 15,50 horas desde Las Hortichuelas hacia el cortijo de Rodalquilar para pintar la casa cuando se encontró con Gabriel, quien unos diez minutos antes había salido para dirigirse a casa de unos primos a jugar, pero quien aún estaba «haciendo tiempo» porque era «muy pronto» en el corto camino de tierra que separaba las viviendas. (El informe inédito de la Guardia Civil sobre cómo murió realmente la primera hija de Ana Julia).

Según su versión, sugirió al menor que la acompañara al cortijo a pintar, de modo que posteriormente le llevaría de nuevo a Las Hortichuelas para que jugara, a lo que el pequeño habría accedido, subiéndose al vehículo para ir a la citada pedanía, ubicada a unos cinco kilómetros de distancia.

Una vez en el inmueble, la defensa apunta que mientras que Ana Julia abría las ventanas para airear el cortijo, el niño habría cogido «un hacha para jugar», por lo que la acusada le habría pedido que la «soltara» pues «era peligroso y podía hacerse daño».

A partir de ahí, el relato planteado por la defensa incide en que la víctima «entró en la vivienda y le dijo que se callara, que siempre le estaba diciendo lo que tenía que hacer; que quería que su padre estuviera con su madre y no con ella, que era una negra fea; insultándole y negándose a entregarle el hacha».

Con esto, la representación de la acusada apunta que Ana Julia «intentaba quitarle el hacha, llegando a taparle la boca para que no profiriera más insultos, apretándola con la intención de que se callara» de modo que «tras breves momentos, ya no respiraba».

Incide así la defensa en que la acusada fue «presa del pánico» al comprobar que el menor había fallecido, por lo que se quedó «bloqueada y sin saber qué hacer» así como «incapaz de asumir las consecuencias de lo que había ocurrido».

No obstante, optó por sacar el cuerpo de la vivienda, hacer un agujero en el exterior y enterrarlo junto a un aljibe «a fin de ocultar el trágico resultado». No obstante, el escrito de defensa no hace referencia a los hematomas que presentaba el cuerpo del menor y que fueron destacados en el informe forense como previos a la muerte del pequeño.

La desaparición de Gabriel Cruz durante el puente del Día de Andalucía, que el niño pasaba en casa de su abuela paterna, originó un gran operativo de búsqueda en Níjar, mediante equipos profesionales y voluntarios, que se siguió durante once días hasta que su cuerpo fue encontrado en el maletero del coche que conducía la acusada, quien se dirigía a su vivienda de Vícar (Almería).

Según la defensa, Ana Julia fue «incapaz de afrontar lo acontecido» y «sin saber cómo explicarlo a su pareja, ante la desmedida repercusión mediática, continuó ocultando lo acontecido hasta su detención», según la versión dada por sus letrados.

El relato de la defensa no hace referencias tampoco al supuesto hallazo por parte de Ana Julia Quezada de la camiseta que portaba Gabriel el día de su desaparición en un cañaveral cercano a la vivienda de su expareja, lo que a juicio de las acusaciones supuso una acción encaminada a involucrar al hombre.

Con esto, considera que los hechos descritos son constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia grave o, de manera subsidiaria, de un delito de homicidio por el que estima un máximo de diez años de cárcel. Cabe recordar que la Fiscalía, además del delito de asesinato, imputa a Ana Julia Quezada dos delitos de daños psíquicos a Ángel Cruz y Patricia Ramírez, por los que interesa cinco años más de prisión por cada uno de ellos hasta un total de diez.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído