Anda que trina Pepe Villarejo, porque nunca pensó que lo detuvieran y mucho menos que los iban a dejar pudrirse en la cárcel, probablemente para siempre.
El excomisario va a cumplir tres años desde que entró en la cárcel madrileña de Estremera, en noviembre de 2017. Está en prisión provisional y tabntos meses son realmente i8nusuales, aunque en su caso se entiende casi todo.
La Justicia tiene uno más de plazo -hasta el 3 de noviembre de 2021- para juzgarlo por alguna de todas las causas que mantiene abiertas si no quiere agotar el plazo máximo de cuatro años en prisión provisional que recoge la ley.
Abogados penalistas coinciden en que se celebrará algún juicio antes de la fecha límite, sin que Villarejo, que cumplió en agosto 69 años, vuelva a pisar la calle.
Villarejo denuncia que sufre continuos registros en la celda. Al parecer, los funcionarios vigilan que no tenga ningún aparato electrónico y para eso, entran en su habitáculo y “desordenan” todo lo que tiene.
Algo que le perturba porque es una persona “muy meticulosa” y a quien molesta de forma especial que hayan llegado a desnudarlo por completo y a registrar que no tuviera un móvil diminuto introducido en ningún orificio.
Instituciones Penitenciarias ha clasificado a Villarejo dentro del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) como el número 4, es decir, en el grupo de los que han formado parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, bien como policías, guardias civiles, en ocasiones transitorias militares o, incluso, funcionarios de prisiones. Por eso, están aislados del resto de módulos.
Villarejo no comparte celda y tiene las comunicaciones intervenidas. Tanto las del locutorio y las llamadas como los vis a vis. Algo que solo sucede previa orden judicial.
No se le permite tener ordenador. Un abogado, también preso en Estremera pero que puede salir ocasionalmente y repartido ‘mensajes’, ha comentado que el policía está abatido ante el negro horizonte judicial que se le presenta.
En la ‘Operación Tándem’ que tiene ya 27 piezas separadas, ya hay algunas cerradas como la pieza ‘Iron’ en la que le piden 57 años de prisión por un espionaje que hizo contratado por el despacho de abogados Herrero y Asociados para conocer los secretos del bufete rival.
Otros 38 años por la pieza ‘land’ que investiga la guerra intrafamiliar de la familia duela de la urbanización de lujo ‘La Finca’ para los que Villarejo también realizó trabajos.
Además, tiene también causas pendientes fuera de la Audiencia Nacional como el juicio por injurias y calumnias al exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán; el caso del apuñalamiento a la doctora Elisa Pinto; y el caso ‘Nicolay’.
