El vicepresidente segundo padece una repentina alergia al mismo "jarabe democrático" que administraba a otros políticos

Mazazo judicial a Iglesias: el ciudadano que le llamó garrapata no cometió ningún delito

El magistrado Carreño, cristalino: "Aquí no existe ningún indicio que justifique el inicio de una investigación penal por un delito de alteración del orden público al no apreciar que se viese afectada la normalidad de la convivencia"

Mazazo judicial a Iglesias: el ciudadano que le llamó garrapata no cometió ningún delito
Miguel Frontera y Pablo Iglesias.

Se ha convertido, con perdón, en la ‘mosca cojonera’ de Pablo Iglesias.

Miguel Frontera gana un nuevo asalto al vicepresidente segundo del Gobierno socialcomunista después de que un juez haya rechazado investigar a este vecino de Galapagar (Madrid) por las acusaciones vertidas contra él.

En concreto, el líder de Unidas Podemos denunció a este empresario hostelero por la alteración del orden público y de la comisión de delitos medioambientales.

Según publica el diario La Razón este 22 de enero de 2021, el magistrado Javier Carreño dejó claro a los denunciantes, Pablo Iglesias e Irene Montero que:

Para el delito de alteración del orden público debe producirse una alteración del normal desarrollo de la convivencia ciudadana y del ejercicio de derechos fundamentales mediante actos o amenazas de violencia sobre las personas o las cosas, sin que sea suficiente una mera alteración del orden público. Aquí no existe ningún indicio que justifique el inicio de una investigación penal por un delito de alteración del orden público al no apreciar que se viese afectada la normalidad de la convivencia.

En cuanto a la petición de que se investigue a Frontera por la comisión de delitos de carácter medioambiental, el juez también tiene claro que se trata de una vía muerta:

Difícilmente puede sostenerse una imputación sobre la base del requerimiento efectuado por un agente al vecino al considerar que la utilización de un megáfono suponía una alteración del medio ambiente y una molestia a los vecinos.

Resalta Carreño que además, en este caso, no se aporta una medición de ruido ni pruebas fehacientes que acrediten que los vecinos denunciantes se hayan visto afectados por los ruidos que salían del megáfono de Miguel Frontera durante sus protestas frente al casoplón podemita.

OBSESIÓN PODEMITA, PERO CARENTE DE PRUEBAS, CONTRA EL HOSTELERO

La fijación de Iglesias y Montero contra Frontera ya viene coleando desde finales del primer semestre de 2020 cuando comenzaron las protestas frente al casoplón que los podemitas tienen en Galapagar, en plena sierra norte de Madrid.

Tal y como comentó en exclusiva Polonia Castellanos, la abogada de este hostelero, a Periodista Digital a finales de diciembre de 2020, la obsesión del matrimonio morado es verle en la cárcel por los únicos hechos de haberse manifestado y haber puesto el himno de España, amén de haberse paseado con la bandera rojigualda frente a la residencia ‘vicepresidencial’.

La letrada no dudaba de que Iglesias había intentado hacer valer su posición privilegiada como mano derecha de Pedro Sánchez y ya la propia declaración ante el juez se entendió como irregular:

Lo primero que hay que llamar la atención es que ambos hayan declarado de forma telemática algo que es irregular, porque primero declara uno como perjudicado y luego declara el otro. Normalmente en este tipo de declaraciones son por separados para que uno no escuche lo que dice el otro y así poder ver si se contradicen. No hay que olvidar que esta gente está pidiendo penas de prisión para una persona. Mi impresión es que Iglesias se ha querido privilegiar aprovechando su cargo público.

Castellanos negó que Frontera vertiera injurias contra Iglesias habida cuenta de un testiminio clarividente como el del propio podemita al hablar de su padre:

Una injuria es algo que ofenda y que además sea falso. Desde el momento en que el señor Iglesias admite que su padre ha sido miembro de la organización terrorista FRAP decir que Iglesias es «hijo de un terrorista» es un hecho.

Subrayaba la abogada que Iglesias y Montero acusan a bulto, pero sin presentar pruebas que sostuvieran sus :

No hay ninguna actividad probatoria. Por la cantidad de delitos que se le imputan, Frontera puede ir a la cárcel pero ellos no acreditan nada de lo que dicen. Dicen que no puede trabajar ni dormir bien pero no aportan ningún documento médico que así lo certifique.

LA GARRAPATA DE PODEMOS

En la querella presentada contra Frontera, Iglesias se queja de que le llaman «garrapata» y a su pareja, «analfabeta».

El relato de los hechos, según el vicepresidente segundo, es, cuanto menos sugerente:

«Miguel Frontera se persona a diario en el domicilio particular de nuestro representado, sito en la Urbanización de La Navata de Galapagar, hostigando y profiriendo improperios… no se trata de protestas políticas, sino de una «animadversión personal» y «odio». En la querella también se acusa a Frontera de saltarse el perímetro de seguridad que las Fuerzas de Seguridad han instalado alrededor del casoplón de Iglesias, así como de llevar la bandera carlista con la Cruz de la Borgoña usada en la Guerra Civil española y de poner «a un volumen muy elevado» el himno de España. En la querella se solicita que se notifique a la comandancia de la Guardia Civil en San Lorenzo de El Escorial para que presenten un vídeo que incautaron en el teléfono de Frontera en el que, según la defensa de Iglesias, se observa a este ciudadano «grabar la casa del vicepresidente del Gobierno por encima del muro de la vivienda».

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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