La cosa se ha puesto más que morada en las instancias judiciales.
El tan cacareado acuerdo entre el PSOE y el PP para la renovación del órgano de Gobierno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) saltó por los aires por mor de Unidas Podemos.
Cuando ya todo parecía atado y bien atado, ha llegado el partido de Pablo Iglesias y ha exigido a Pedro Sánchez que tienen que entrar en el CGPJ dos magistrados de su cuerda: Victoria Rosell y José Ricardo de Prada.
Obviamente, huelga decir que Pablo Casado ha dicho nones a esa imposición y, por tanto, se ha roto cualquier atisbo de conversación.
Eso provoca que el presidente del Gobierno intente otra vía para conseguir esa renovación y, por tanto, que al final los podemitas consigan llevarse el gato al agua.
Razones de peso tiene el PP para negarse en redondo a que esos dos magistrados estén dentro del CGPJ.
Comenzando con Rosell, más conocida como ‘Miss Aeropuertos’, tiene un historial bastante controvertido:
Los populares canarios, con José Manuel Soria a la cabeza, saben de las mañas y artimañas empleadas por esta jueza para socavar su imagen en el Archipiélago.
Como juez responsable del Centro de Internamiento de Extranjeros en Gran Canaria llegó a extralimitarse en sus funciones, llegando incluso a impedir la devolución a Marruecos de dos ‘sin papeles’. Tanto la Delegación del Gobierno como la Fiscalía se quejaron en numerosas ocasiones de que Rosell invadía competencias que le eran ajenas.
Pero su capítulo más bochornoso lo protagonizó como diputada rasa de Unidas Podemos en el año 2016. La hoy delegada del Gobierno contra la Violencia de Género llegó a enfrentarse con las autoridades policiales en el aeropuerto de Gando, en Gran Canaria.
La jueza morada quiso, en primer lugar, que se le abriese una sala destinada a las autoridades, lo que le llevó a enfrentarse con personal de AENA.
Pero no solo eso, en un control habitual de la Guardia Civil se le exigió que se identificara como el resto de pasajeros, a lo que ella se negó, provocando un agrio enfrentamiento que luego intentó minimizar.
Sin embargo, las cámaras la retrataron y las imágenes corrieron como la pólvora, igual que las acusaciones de su empleada doméstica por pagarla en negro.
Todo un dechado de ‘virtudes’.
EL MAGISTRADO DEL ‘CASO FAISÁN’
José Ricardo de Prada es otro magistrado que tal baila a la hora de tomar decisiones en su juzgado y cuyas interpretaciones, por ejemplo, provocaron la caída del Gobierno de Mariano Rajoy por una moción de censura motivada por un escrito de su puño y letra.
Su actitud con respecto a ETA y su entorno ha quedado constatada cuando, por ejemplo, avaló el chivatazo a los etarras en el llamado ‘Caso Faisán‘.
En plena negociación entre el Gobierno Zapatero y la cúpula etarra, se optó por desbaratar la que hubiese sido una detención importante de un miembro de ETA, un chivatazo dentro de las cloacas de Interior, departamento manejado por aquel entonces por Alfredo Pérez Rubalcaba y que, posteriormente, De Prada avaló así:
Fue una acción de oportunidad y eficacia discutible pero, en todo caso, tendente a evitar de una u otra manera futuras acciones terroristas.
Este juez es el mismo que evitó que un mozalbete acabase entre rejas por una pintada en la que se enaltecía a ETA. El criterio para no enchironarle fue que el texto estaba inacabado y que era interpretable.
Igualmente también libró de la prisión a cuatro CDR a los que se pilló con explosivos para cometer acciones terroristas. Según De Prada, esos violentos no tenían tales explosivos, sino los elementos para fabricarlos y que, por tanto, no había lugar a que siguieran encerrados entre barrotes.
Pero incluso este juez ha llegado a comprar el discurso de los partidarios de ETA al decir en una mesa redonda en el Ayuntamiento guipuzcoano de Tolosa que:
Yo he tenido muchos casos de sospecha fuerte de tortura que los tribunales no han dado respuesta como corresponde a un Estado de Derecho.