José Cavero – Zapatero anima a consumir

MADRID, 5 (OTR/PRESS)

¿Aportará grandes novedades este Congreso del PSOE, el Congreso de la segunda legislatura de Zapatero? De antemano, desde la oposición se ha señalado que -González Pons dixit- será como unas maracas para hacer ruido y hacer olvidar otros asuntos incómodos para el PSOE gobernante, como la crisis económica.

«El Congreso del PSOE se parece a una cena de empresa», dice también el portavoz pepero. Precisamente, esta materia de la marcha de la economía, se sospechó también que estaría ajena o lejana al Congreso, por la sencilla razón de que quienes «cortan el bacalao» en la materia, Zapatero y Solbes, hicieron ya amplias referencias en las comparecencias del martes y del miércoles último.

Y sin embargo, para empezar, Zapatero sorprendía con su despedida final, haciendo una invitación a incrementar los niveles de consumo* «Que consumáis», dijo, sumiendo a muchos en la perplejidad.

Es evidente que Zapatero, en este «su» Congreso, tiene el propósito manifiesto de «pisar el acelerador del cambio», y del cambio social o de hábitos sociales.

Está decidido a promover reformas para modernizar la Nación. Precisamente pretende que la fuerza del Congreso le impulse a cambiar las cosas. Es consciente de que se espera del socialismo gobernante que dé respuesta a situaciones diferentes.

De manera que, al margen de esa cuestión económica, que con bastante probabilidad será abordada en distintos foros y ocasiones, hay, además, otra larga serie de asuntos que ya, en el primer día del Congreso, han llegado a los medios informativos, y desde luego, tienen entidad suficiente para «hacer mucho ruido», aunque será preciso esperar y ver en qué queda cada propuesta.

Por ejemplo, se anuncia ya que los socialistas eliminarán los crucifijos en actos oficiales y edificios públicos, y que la nueva ley de Libertad Religiosa suprimirá los funerales de Estado, o que los socialistas recurren a avances en laicidad para mostrar su perfil más izquierdista.

El PSOE reafirma la concepción laica del Estado como seña de identidad del ideario político. Sin embargo, se excluye la revisión del acuerdo Iglesia-Estado. Se asegura, asimismo, que es probable que quede abierta la puerta a una ley de plazos sobre el aborto.

Insistirán las ponencias en la necesidad de potenciar las energías alternativas y en mantener el período de vida útil de las centrales nucleares existentes.

No se sabe aún qué opinión expresará el Congreso socialista sobre eventuales trasvases de agua de unas a otras regiones. Sí pretenden los delegados establecer que el nuevo modelo de financiación autonómica garantice el mismo nivel de servicios en todas las Comunidades.

El PSOE marcará las resoluciones del Congreso con la consigna de Zapatero para que «la derecha no haga con la lengua de todos lo que tanto tiempo han hecho con la bandera de todos».

Ya con anterioridad al comienzo del Congreso se daba por descontado que los socialistas promoverán la iniciativa de que los inmigrantes radicados durante un cierto tiempo en España puedan participar en las elecciones municipales como votantes y candidatos, siempre que existan acuerdos de reciprocidad con los respectivos países de origen.

Otra cuestión de amplio debate es la lengua: Se hace una defensa del castellano como idioma común, pero con apoyo a las lenguas cooficiales y por el actual sistema educativo tanto estatal como catalán, como modelo de cohesión social y no de segregación, que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos.

No tiene sentido pensar que el castellano debe defenderse de las restantes lenguas cooficiales del Estado.

Ni tiene sentido pensar que el español está en peligro. Los socialistas pactaron y se posicionaron en las tesis del plurilingüismo defendidas e impulsadas por el PSC e, incluso, llegaron a sostener, en la enmienda transaccional, que sólo la enseñanza en catalán garantiza la igualdad.

No fue solamente la larga resolución consensuada lo que marcó el debate. Tanto el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, a la hora de abrir el Congreso, como el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su informe de gestión para rendir cuentas de la labor de la Ejecutiva Federal, enarbolaron la bandera del plurilingüismo, tomando claramente postura en contra del Manifiesto por la Lengua Común que viene abanderando y apadrinando el periódico El Mundo, y poco a poco, también los diarios ABC y La Razón, los tres próximos al PP.

Otra de las incógnitas del Congreso es la determinación de la futura Ejecutiva, que se verá libre de los antiguos «barones», como Montilla, López Aguilar, Barreda…

Se cree saber que, en el protocolo del PSOE, tras Chaves, Zapatero y Blanco, aparecerá ya una primera mujer, que verosímilmente podría ser Leire Pajín, de 32 años, y que fue, en el año 2000, la diputada más joven de la historia.

Es evidente que el Congreso está «marcado por el hiperliderazgo de Zapatero», cuya gestión fue aprobada por el cien por cien de los votos. (A lo búlgaro, como antes se llamaba a este tipo de resultados, ciertamente).

José Cavero.

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