José Cavero – Después del Congreso

MADRID, 8 (OTR/PRESS)

La ventaja de ser el partido en el Gobierno facilita que sus acuerdos puedan llegar con facilidad y rapidez al Consejo de Ministros e incluso al Congreso de los diputados para su entrada en vigor.

Eso ha venido a decir el presidente del gobierno, Zapatero, tras el Congreso del fin de semana, ha aceptado ampliar la ley del aborto en esta misma legislatura, atendiendo las reclamaciones de sus propios correligionarios compromisarios del Congreso.

«Apoyaremos la revisión y la elaboración de una nueva ley que recoja la experiencias más innovadoras de las leyes europeas de indicadores y plazos», dijo el presidente.

En cambio, estuvo más ambiguo o menos comprometido en otras cuestiones, como el de la muerte digna, sobre la que dijo que «en los próximos años se debería abrir el debate para solicitar a los profesionales una intervención más activa en el derecho a una muerte digna».

Son tres de las cuestiones que avanzarán, pero en ritmos distintos: La nueva ley del aborto y la regulación de la muerte digna, junto con el derecho al voto de los inmigrantes, es probable que vean la luz en esta misma legislatura.

Otras medidas de las que fueron planteadas en el Congreso, ya pudimos observar que «decaían»: Se reafirma la primera impresión de que fue el propio Zapatero quien decidió personalmente mantener los funerales de Estado, frente a quienes, a favor de una mayor laicidad, promovieron su desaparición.

El director general de relaciones con la Iglesia ha señalado que no hay una hoja de ruta laicista, ni que el gobierno quiera actuar contra la religión, aunque opina que no sería deseable que volvieran a producirse manifestaciones de obispos en la calle.

También se podrá comprobar la progresiva desaparición de crucifijos en aulas o habitaciones de hospitales públicos.

¿Reacciones? Se recogen distintas voces de instituciones eclesiásticas, para las que -como suscribe ABC- «el Gobierno mete a la sociedad en un macabro viaje hacia la cultura de la muerte».

Evidentemente, la Iglesia no es partidaria de esas novedades nacidas en el 37 Congreso, mientras el PP de Rajoy insiste en que Zapatero aborda asuntos que dividen a la sociedad española.

En La Vanguardia se asegura que «la Iglesia responderá sin nervios a la acentuación laicista del PSOE», si bien el Papa habría pedido a los obispos españoles firmeza, prudencia e inteligencia.

La Iglesia entiende que la deriva socialista y de Zapatero sitúa a España en punta de lanza de la secularización europea y en pésimo referente para la América de habla española, el principal baluarte demográfico del catolicismo en el mundo.

Explican fuentes eclesiásticas que no es improbable que las decisiones del Congreso socialista sean reacción, precisamente, a algunas posiciones expresadas por los obispos más «combativos».

Y de futuro combate se habla también al considerar la futura ley del aborto ahora anunciada: el episcopado y sus medios afines no permanecerán callados, precisamente.

José Cavero.

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