Agustín Jiménez – Planeta de los simios

MADRID, 15 (OTR/PRESS) Con el buen tiempo, los africanos se echan a la mar a descubrir mundo para regocijo de los tiburones. Los jueces levantacadáveres comentan lo relamidos que llegan sus calaveras a la playa. Antes los únicos negros presentables son los cubanos que saben cantar. Ahora, ni aunque canten.

En cumplimiento de la normativa, músicos africanos se han quedado sin visado este verano y no participarán en la temporada de festivales. Los sofisticados instrumentos de espionaje pueden ver flaquear hora a hora a los náufragos de las pateras.

Pero ¿quién se atreve a salvarlos? Hay sólidas razones para no hacerlo: «No podemos acoger todo el dolor del mundo»; «la caridad bien entendida empieza por uno mismo». Así, las conciencias centristas se quedan tan orondas y los tiburones se relamen con sus raciones extra.

Bien pensado, los forasteros deben de ser de bajísima estofa. Maleducados, paletos, bajitos, ladrones y cosas peores, como los andaluces, los extremeños o los gallegos que se iban a Alemania a molestar.

Como los gitanos que no dejan en paz al salvador Berlusconi en la avanzada Italia. Si Europa fuera lógica, admitiría que la suerte de los gitanos (4, 12 millones) es el mayor problema al que se enfrenta. Lo afirmaba hace unas semanas «The Economist», una de las biblias del liberalismo inteligente.

Pero «no podemos acoger todo el dolor del mundo» y «la caridad, etc.etc. Naturalmente, los líderes políticos son tan mezquinos como nosotros mismos. En las democracias, los ciudadanos eligen a sus líderes a su imagen y semejanza.

Luego los líderes se reúnen a comer en distintos saraos. En ciudades de meztizaje antiguo – lo demuestra un paseo por Cádiz -, la gente fraterniza con soltura con los negros sin papeles.

En otras, no es raro ver a negrazos imponentes, guapos y discretos, que hablan sin gruñir y solo enseñan los dientes cuando sonríen, sentir las miradas de recelo de sus ricos empleadores: españoles bajitos, escuchimizados, supersticiosos y zafios, que recuerdan a la raza superior de una película que protagonizó Charlton Heston.

Es todo muy raro. Es muy probable que los africanos sean hermanos nuestros.

Agustín Jiménez.

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