MADRID, 21 (OTR/PRESS)
La Moncloa anunció ayer que el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, se reunirá, además de con Mariano Rajoy, con los presidentes de los distintos grupos parlamentarios al objeto de analizar la situación de crisis que padecemos.
Es una excelente noticia que el diálogo institucional con los jefes de los partidos se recupere en unas situaciones complicadas como las que nos encontramos.
Las reuniones, justo antes de las vacaciones de verano, debieran servir para que el ejecutivo pueda calibrar la posibilidad de acuerdos de emergencia para los próximos meses en los que previsiblemente se materializará la crisis económica en la aparición de dificultades concretas para muchas empresas y en el incremento de la cifra de parados.
El presidente del Gobierno se va a reunir además con economistas especialistas de distintos países para analizar las claves de una crisis que tiene aspectos innovadores y desconocidos hasta el momento, sobre todo por la superposición de causas distintas que hacen que esta sea mucho más compleja que las conocidas hasta ahora.
Es probable que el modelo económico basado en el crecimiento del consumo haya tocado fondo y que sea necesario realizar cambios estructurales en la forma de operar de la economía. La crisis energética no tiene apariencia de remitir y el alza continuada de los precios de los carburantes no encuentra mecanismos en la producción para atemperar su escalada.
La aparición de alzas continuadas en los productos alimenticios básicos también confiere a las dificultades actuales unas características propias y unos efectos colaterales políticos sumamente preocupantes. Entre otros, la pérdida de legitimidad democrática de los gobiernos que no sean capaces de dar respuesta a las demandas más elementales de los ciudadanos, y en primer lugar el hambre.
Abrir el debate al conjunto de las fuerzas políticas es la antesala para buscar acuerdos en los próximos presupuestos que serán necesariamente adecuados a las dificultades económicas por las que atraviesa la sociedad española. El paréntesis del verano debiera servir para reflexionar en búsqueda de esos acuerdos que permitan proteger a las capas más débiles de la población y para la búsqueda y definición de un modelo económico alternativo.