Victoria Lafora – Tan imprevisible como incontinente


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Vino Chávez, hubo saludos, declaraciones grandilocuentes por su parte, también declaraciones comedidas de Zarzuela y Moncloa; diplomacia, corrección y esperemos que con esto se acabe, de una vez por todas, con la explotación del numerito de «porqué no te callas».

El problema del mandatario venezolano, del que siempre conviene recordar que llegó al poder elegido por las urnas, es que suma a su verborrea incontinente, una falta de rigor político tan peligrosa que lo mismo propone matrimonio a Angela Merkel que le declara la guerra a Alemania en menos de quince días, y por una cuestión de honor (no se ofenda nadie que es un puro ejemplo).

Con veleidades como esas es difícil mantener una relación diplomática coherente. Además Chavez se reserva siempre para sí mismo el derecho de insultar a tuti cuanti pero no admite ninguna respuesta porque , en ese caso, la ofensa es a toda Venezuela y las represalias las pagan las empresas que han invertido en su país y que sufren todo tipo de incertidumbres e inseguridades jurídicas.

Tal vez esa sea la razón por la cual el radiofónico presidente venezolano haya venido a España ofreciendo suntuosos yacimientos de petróleo en el río Orinoco, donde al parecer se encuentra la mayor reserva de crudo pesado y semipesado del mundo y donde la petrolera Repsol ya trabaja junto a la venezolana Pedevesa.

A cambio pide mayor inversión de las empresas españolas en su país , mas empresas invirtiendo en Venezuela. La inseguridad jurídica creada por sus constantes cambios de «pareja» en las relaciones exteriores(sólo se mantiene fiel a Fidel Castro) han hecho que, pese a la gran riqueza petrolera de su tierra, las empresas europeas prefieran invertir en naciones serias como Chile, México o Brasil con un imparable crecimiento desde hace años.

Por eso cuando el Partido Popular dice que está muy bien esta recuperación de relaciones pero que hay que ser más exigente, tal vez olvida que la exigencia de hoy sea hambre para mañana. Con Chavez, lo que ayer fue un corazón desbordado de afecto y unas manos repletas de barriles de petróleo, se pueden convertir en un «quítame de ahí unas pajas» en que los españoles son unos exterminadores de indios.

En cualquier caso bien está lo que bien acaba y hay que recordar que en aquella nefasta cumbre donde se produjo la frase de marras que tanto juego ha dado al mandatario venezolano, el Rey se equivocó, perdió la paciencia, y nunca debió dirigirse en esos términos a un presidente democrático de un país amigo. Todo hay que decirlo.

Victoria Lafora.

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