MADRID, 29 (OTR/PRESS)
Ayer se producían, casi al mismo tiempo, tres clases de encuentros del Gobierno con las restantes fuerzas políticas: en el Congreso, Solbes explicaba la situación económica y cómo se enfrenta la crisis. con las decisiones del Gobierno.
Solbes no terminaba de convencer a casi nadie, pero tampoco los diputados están para ser disuadidos en un primer encuentro o en una primera instancia.
Al mismo tiempo, en la Moncloa, el jefe del Gobierno empezaba a recibir a los portavoz parlamentarios: Durán i Lleida, Josu Erkoreka, Gaspar Llamazares, Rosa Díez…, escuchaban a Zapatero y sus argumentos.
Tampoco, en esa primera instancia, había «buena cosecha» para un gobierno que trataba de poner del lado de sus presupuestos para 2009 a sus señorías y sus respectivos grupos parlamentarios.
Y en tercer lugar, el Gobierno mantenía un nuevo encuentro con la Generalitat de Cataluña, para tratar de aproximar posiciones con relación con la financiación autonómica.
Tampoco aquí hallaban fórmulas de entendimiento el enviado de Solbes, Carlos Ocaña, y el conseller Castells. De manera que, en una primera aproximación a los distintos asuntos bien puede asegurarse que no hay entendimiento. Como titula el diario Público, «todos aprietan las tuercas a Zapatero».
En rigor, todos los asuntos de naturaleza económica que se abordaron ayer en esos foros, y el que se añade hoy al cóctel, tienen mucho entre sí: los presupuestos, la crisis económica, la financiación autonómica, y desde hoy también, el diálogo social con los agentes sociales.
Todo es lo mismo, con diferente formato, y todo está relacionado entre sí. Y puede que se llegue a algún acuerdo final, pero tampoco hay que excluir que se determine la prórroga de los presupuestos vigentes para el año que viene, y que todo l demás se aplace también «hasta mejor ocasión», si no bastara el tiempo de descanso vacacional que ahora se abre, y en el que se supone que madurarán los asuntos pendientes: presupuestos, financiación autonómica, soluciones a la crisis, y diálogo social.
Hay un entendimiento tácito, y una estrategia no establecida entre todos los que dialogan en esos distintos foros: se supone que el Gobierno tiene y controla todos los poderes -o sea, el control de todos los fondos- y que, por consiguiente, se trata de arrebatarle, quiera o no, una parte sustancial.
Es una completa falsedad, como a menudo recuerda Solbes: poco a poco, las Comunidades Autónomas han pasado a recaudar y gestionar prácticamente la mitad de los ingresos del Estado.
Pero entienden muchos gobiernos autonómicos que aún debiera ceder más y administrar menos de esos fondos. Y, por supuesto, que lo que aún gestiona o administra, debiera atenerse a sus criterios y a su voluntad: más atención a lo social, más dinero para la dependencia, menos recursos a la vivienda obligatoria y así sucesivamente…
De ahí la complejidad de resolver ese «sudoku» que ahora tiene entre sus manos el «sabio Solbes», tranquilo y exigente a un tiempo…
José Cavero.
