Francisco Muro de Iscar – Cerrado por vacaciones


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

Solbes reconoce que esta es una crisis muy profunda y de dimensiones desconocidas pero no convence a nadie aunque lo diga de forma más o menos convincente.

Primero, porque ha venido negando todo lo que reconoce ahora.

Segundo, porque pide tiempo para que se vea el efecto de las medidas -pocas y escasamente consistentes-que el Gobierno ha tomado.

Tercero, porque reitera que a finales de 2009 empezarán a cambiar las cosas, pero los datos de cada día deshacen sus anuncios y sus previsiones, aunque ya se ha convertido en un especialista en cambiarlas sin rubor alguno.

Se nos anuncia que seguirá subiendo el euribor, se nos informa de que los visados de viviendas han caído un 57,2 por ciento hasta mayo y alcanzan su nivel más bajo desde el 2000, y comprobamos que los bancos no prestan ni para celebrar una boda. Mal pronóstico.

Y el ministro Sebastián, ahora con corbata en el Congreso, anuncia medidas «revolucionarias»: se va a reducir un 20 por ciento el límite de velocidad en el acceso a las ciudades -es decir, convertir en hora punta las 24 horas del día-, promover los coches eléctricos, regalar dos bombillas de bajo consumo a cada hogar y dejar la temperatura de los centros oficiales en 21 grados en invierno y 26 en verano.

Vale. Genial. Unico. Inenarrable. ¿Por qué no prohibir ir a trabajar en coche y poner en marcha un parque millonario de bicicletas?

Luego está la firma del acuerdo entre el Gobierno y los agentes sociales, un documento que es nada más que una declaración de intenciones, algo en lo que el Gobierno se maneja como nadie, pero no un plan de acción, que lo que deberían exigir urgentemente los sindicatos y la patronal en lugar de ir a Moncloa, firmar y salir de vacaciones, dejando los deberes para septiembre.

Yo no se si hay que pactar al viejo estilo de la transición o hay que inventar otras salidas. Pero los que mandan están obligados a asumir su responsabilidad, especialmente en tiempos de crisis.

Si hay que tomar medidas, populares o impopulares, se razonan, se explican y se toman. Ni se puede echar la culpa a otros, aunque las puedan tener, ni se puede escurrir el bulto cada día ni se pueden mantener promesas demagógicas.

Al final, los hechos se imponen sobre el marketing. Un Gobierno que va a tener dificultades serias hasta para aprobar los Presupuestos del 2009 no puede gobernar desde el buenismo y desde la improvisación.

A estas horas, lo peor que nos está pasando es que nadie hace nada y tampoco sabemos si saben que tienen que hacer algo. Ya saben ustedes, cerrado por vacaciones. Aunque a la vuelta la casa esté en ruinas y el arreglo nos vaya a salir muy caro a todos..

Francisco Muro de Iscar.

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