Francisco Muro de Iscar – Nadie me ha pedido perdón


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

Trece años encarcelado por un delito que no cometió, una vida destrozada y lo que más le duele a Rafal Ricardi no es, que ya es duro, la privación de libertad, los trece años que ya nunca podrá recuperar, la separación de los suyos, de su hija Macarena, entre otros, el dolor de saberse inocente y no ser escuchado… sino que nadie le ha llamado para disculparse, para pedirle perdón, para darle una explicación, para justificar un error que nunca debió producirse y que hemos tardado casi cinco mil días en solucionar.

Ni la policía, ni la judicatura, ni el Ministerio de Justicia, ni un diputado de su circunscripción, ni el presidente del Gobierno que recibió en La Moncloa al padre de la niña Mari Luz y se hizo la foto con él… Nadie.

Después de trece años, de que muchos miraran mal a su familia, juzgaran lo que no hizo, le apartaran para siempre, nadie se ha dirigido a él para pedirle perdón.

Esa falta de una llamada, terrible, todo un gesto de mucha gente, contrasta con la opinión de este hombre sencillo y humilde sobre esa Justicia que ha sido injusta hasta decir basta con él. Ricardi sigue creyendo en la Justicia y siempre mantuvo la esperanza de que un día alguien descubriera el error: Tampoco guarda rencor contra todos los que se equivocaron con él, con los que hicieron una identificación dudosa, los que le juzgaron y condenaron con enormes contradicciones.

Ni siquiera por haber tenido que declararse culpable para poder aprovechar algunos beneficios penitenciarios. Ahora tendrá que solicitar una indemnización para que la sociedad pague, de alguna escasa manera, todo lo que ha sufrido. Pero alguien debería actuar de oficio y evitar que a un calvario le siga otro.

Francisco Muro de Iscar.

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