Carlos Carnicero – Balanzas históricas


MADRID, 01 (OTR/PRESS)

Las balanzas fiscales se han convertido en una contabilidad de combate sobre lo base de lo que aportan y reciben las comunidades autónomas del estado.

Pero no pueden utilizarse como una mera aritmética empresarial. La historia existe y tiene un peso determinante en las realidades políticas y sociales. El marxismo tiene aspectos que todavía siguen vigentes y que obviarlos sólo es una moda circunstancial.

Pronto se verá la crisis profunda de un modelo económico basado en la sacralidad del mercado y de los apuntes contables. Y volverá la ideología a tener un peso determinante en nuestros comportamientos políticos.

Lamentablemente la política está lo suficientemente descafeinada como para que sea difícil generalizar una concepción ideológica de las cuentas del estado.

Analizar las balanzas fiscales sin tener en consideración como han sido los procesos históricos de acumulación de capital, de desplazamientos humanos y de adjudicación de prioridades de desarrollo es un ejercicio de cinismo porque ni la industria, ni las inversiones ni los movimientos migratorios son ajenos a las realidades que se han constituido y sobre las que ahora estamos discutiendo sobre la forma en la que deben adjudicarse los recursos fiscales.

Desde tiempo inmemorial el norte y el sur han sido algo más que parámetros geográficos. La revolución industrial se desarrollo de una forma determinante para priorizar los puertos de Cataluña y del País Vasco como elementos fundamentales de su desarrollo.

Y hacía allí, en distintas épocas, se dirigieron los trabajadores del sur que tuvieron que abandonar su tierra para buscarse el sustento y fueron parte fundamental de ese desarrollo económico que todavía soporta la riqueza actual. La fuerza de trabajo del sur enriqueció al norte.

Y el sur no se desarrolló más porque quienes tenían capacidad de decisión sobre el capital eligieron que siguiera siendo pobre.

Es curioso que algunos hijos de aquellos desplazados o algunos que lo han sido ellos mismos no pongan en consideración el empobrecimiento de las zonas que no sólo dejaron de desarrollarse por ausencia de inversiones sino también por la pérdida de recursos humanos que además sufrieron desarraigo.

¿Donde está en las balanzas fiscales la deuda histórica de Cataluña o del País Vasco con Extremadura, Andalucía y Aragón que enviaron a sus hijos a enriquecer esas zonas de España en detrimento de la llamada España pobre?

Como se acercan tiempos en los que la fría contabilidad movilizada por el consumo va a perder esencia, no es mala cosa empezar a tirar de historia, de hemeroteca y cuantificar los desplazamientos y las inversiones realizadas por el franquismo que han sido la base de grandes fortunas y de desarrollo regional que generan deudas que también hay que saldar.

De lo contrario, ¿para que puede considerarse uno socialista?

Carlos Carnicero

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