José Cavero – Rouco con Zapatero


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Apenas se produjo el encuentro del Papa Benedicto XVI con el presidente de la Conferencia episcopal española, cardenal Rouco Varela, durante la visita que ambos realizaron recientemente a Australia, y apenas el Papa anunció su propósito de visitar España en 2011, el cardenal anunció que pretendía reunirse con el jefe del Gobierno, a quien pediría ayuda para la preparación del viaje papal.

Bien podría asegurarse que no hubo excesivo entusiasmo en la Moncloa ni en el Gobierno por apresurar ese encuentro con el jefe de la Iglesia Católica española, que en repetidas ocasiones había mostrado muy escaso entusiasmo por la política que aplica el Gobierno español.

Llegó a indicarse, incluso, que en el mes de agosto sería muy difícil que tuviera lugar ese encuentro, por lo apretado de la agenda presidencial. Pero ya en agosto, en las horas previas a su viaje a Palma de Mallorca para entrevistarse con el Rey don Juan Carlos, y a punto ya de iniciar sus vacaciones veraniegas, el jefe del Gobierno halló tiempo para el cardenal, y para una entrevista de considerable duración, una hora aproximadamente, en la que parece que se contemplaron muchos asuntos más, junto con ese anunciado viaje papal a España.

Precisamente, uno de los aspectos más criticados por la Conferencia episcopal habría sido que Zapatero avisó con sólo 24 horas de antelación, y que ni siquiera salió a recibir al cardenal a las ya muy conocidas escaleras de la Moncloa, circunstancias que causaron malestar en el cardenal y su entorno, según cuenta algún medio informativo.

En cambio, en otro se asegura que Zapatero considera que la reunión es la más cordial de las que ha tenido con Rouco.

Los distintos medios de información, en efecto, han destacado aspectos muy distintos que habrían sido abordados en el encuentro, y han proporcionado versiones bien distintas sobre el «clima humano» en el que se habría producido la entrevista.

Pero hay coincidencia en que cada cual reclamó sus derechos a la hora de proclamar y divulgar sus correspondientes «verdades». Es decir, que no se ocultaron las quejas de cada parte, y cómo evitarlas en adelante, como sucedió con algunas comparecencias públicas de Rouco y otros cardenales, que criticaron abiertamente puntos «doctrinales» del Gobierno como la Educación para la Ciudadanía, el matrimonio de homosexuales, el aborto, el laicismo…

Zapatero una y otra vez ha reclamado el derecho de la sociedad, organizada políticamente, a dar derechos a quienes no piensan del mismo modo que lo hacen los católicos y a rechazar que la Iglesia Católica tenga el monopolio de divulgar sus «verdades» con exclusión de las demás.

Por ejemplo, la capacidad de la Iglesia, sus sacerdotes, obispos y cardenales, para adoctrinar en las más diversas materias, y su intensa campaña para impedir que «otros» impartan doctrinas distintas a las propias, como en la asignatura Educación para la Ciudadanía…

José Cavero.

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