Consuelo Sánchez-Vicente – Una pausa para tomar impulso


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Nos vamos de vacaciones con el sabor amargo de la puesta en libertad de De Juana Chaos en la garganta y con el bolsillo temblando por la crisis. Hay que reconocer que este año la cuesta de julio ha sido especialmente difícil de remontar.

Pero el merecido descanso de agosto ya ha llegado y hay que aprovecharlo para descansar y tomar fuerzas, cada cual en la medida de sus posibilidades, pero a fondo. Necesitamos con urgencia cortar y descansar, cambiar de ocupaciones y aparcar nuestras preocupaciones aunque sea por unos pocos días, y cargar las pilas de ilusión y de esperanza.

Aunque la legislatura en teoría tenía que haber empezado después de las elecciones de marzo, cuando va a empezar de verdad es en septiembre; y nos va a hacer falta toda la energía positiva que podamos acumular. Todos los pronósticos coinciden: lo peor está por llegar

El Gobierno ya no niega que estemos en crisis sino que lo admite abiertamente. Afortunadamente para todos, el tiempo de los malabarismos verbales para disfrazar la realidad ha terminado. Es verdad que ha hecho falta que el último barómetro del CIS le de un aviso más que serio al presidente Rodríguez Zapatero para que admita lo que todos sabemos, pero ya lo ha admitido.

En su última comparecencia tras despachar con el Rey en Marivent, Rodríguez Zapatero ha reconocido que esta crisis está golpeando con mayor dureza a las economías más débiles. Bienvenida sea la rectificación.

Por sí misma no va a arreglar nada, pero admitir como cierto lo que es cierto es la forma correcta de abordar las situaciones difíciles, y la única forma admisible en democracia de que el Gobierno trate a los ciudadanos.

Hemos perdido un tiempo precioso mientras la crisis crecía, un tiempo en el que los eufemismos ideados por el Gobierno para ocultar la realidad han sustituido a las medidas necesariamente impopulares que hay que adoptar para salirle al paso a una crisis tan compleja como esta que hace un año por estas fechas empezó a dar la cara. Darle la espalda, como ha hecho el Gobierno, ha sido un error.

Ha anudado la desconfianza en la capacidad del Gobierno para remontarla a las cascadas de malos datos que se han ido sucediendo en este año. Acortar sus vacaciones y las del Gobierno y dejar un equipo de guardia para concretar las medidas que piensa adoptar en septiembre no nos va a devolver ese tiempo perdido, pero nos ayudará a no seguirlo perdiendo, y tal vez, además, a que la incertidumbre ante el futuro que refleja el CIS ceda poco a poco, según se lo vaya ganando Zapatero, su lugar a la confianza en que al frente del barco hay un capitán responsable y capaz.

Consuelo Sánchez-Vicente.

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