José Cavero – Los gallegos, primeros


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Hay bastantes indicios de que las elecciones autonómicas gallegas serán las primeras que hayan de celebrarse en los meses venideros, y sólo después de ellas llegarán las vacas, siempre con la correspondiente prima de atención preferente. En los últimos días, los partidos políticos han ido decantando sus preferencias. El PP se ha mostrado escasamente entusiasta con esa eventualidad de la anticipación, pero parece que se van haciendo a la idea, después de que el presidente Pérez Touriño explicara que «se lo está pensando».

¿Qué piensa Touriño? Que así como hasta hace unos pocos meses, daba la impresión de que el lehendakari Ibarretxe anticiparía su consulta para este último trimestre del año, ahora, en cambio, parece que está pensando en abril o mayo. Por lo cual, y para evitar una indeseable coincidencia de las autonómicas vascas y gallegas, podría suceder que las gallegas tengan lugar en noviembre.

Tampoco al Bloque, socio del PS de G en el Gobierno gallego, le termina de complacer el adelantamiento. Piensa el Bloque que aún quedan muchas tareas por acometer. E, incluso, hay otra complicación más, que se ha apuntado desde algunos medios: que un eventual adelanto puede frenar la economía gallega, por el correspondiente frenazo que pudiera producirse en la licitación de la obra pública y por frustrarse las expectativas de muchos empresarios sobre dos perspectivas alternativas a la crisis: la construcción de vivienda pública, de protección oficial, y los planes de lanzamiento de parques eólicos ya anunciados y en fase de licitación por el Gobierno autónomo.

Pues bien, pese a esas dificultades, se tiene la impresión de que Touriño sigue pensando que es el mejor momento para que su partido revalide la mayoría que le condujo al actual Gobierno de coalición con los nacionalistas del Bloque «por lo menos». Todos los políticos sueñan siempre con mejorar posiciones y con la hipótesis de no tener que necesitar a nadie para poder gobernar en solitario, sin compartir planes, proyectos, ni consellerías.

Pero, ya lanzados a una campaña que podría ser inmediata, con disolución del Parlamento regional en unas pocas semanas, y con convocatoria a las urnas verosímilmente para noviembre, después de un debate sobre el Estado de la Nación que pudiera ser el broche final de la legislatura, también desde el PP se contemplan las posibilidades.

Mariano Rajoy, desde siempre muy pegado a su propia tierra y a su política, después de advertir que los mandatos electorales deben agotarse «salvo que se produzca algún acontecimiento excepcional, y aquí no hay nada de eso», dedica luego abundantes elogios a su candidato Feijóo, «un candidato de primera». Hasta el punto, dice Rajoy, de que ve a su partido en condiciones de recuperar la Xunta y se ve a sí mismo animado. Naturalmente, no pierde la ocasión Mariano Rajoy para desautorizar al bipartido que echó a Fraga y al PP del poder gallego: «El bipartito ha pasado sin pena ni gloria», dice Rajoy. «En realidad, ha habido dos gobiernos peleándose».

También hay descalificaciones «de grueso calibre» hacia el Gobierno de Zapatero: «Un gobierno que ante la crisis sólo es capaz de tomar dos medidas, la de los 400 euros y la de regalar millones de bombillas, dice Rajoy, lo único que hace es generar muchísima desconfianza. Se están generando problemas a la política social del futuro»…

Eso sí, casi todo es lícito para recuperar el poder. Y Rajoy no duda en anunciar su disposición -la de su partido- en hablar con el Bloque si somos primera fuerza, que vamos a ser». ¿Cabe imaginar un Gobierno de coalición entre PP y BNG? Es la hipótesis con la que juega Mariano Rajoy; consciente, sin duda, de que estas elecciones en su tierra son otras elecciones «primarias» que también deberá superar su candidatura a la presidencia de las generales de 2012…

José Cavero.

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