MADRID, 16 (OTR/PRESS)
Al final, al conseller Antoni Castell se le calentó la boca pero todo quedará en una amenaza: los diputados catalanes del PSC no votarán en contra de los presupuestos como era de esperar.
En primer lugar, porque no están los tiempos para líricas, ni para forzar negociaciones bilaterales dejando al margen a las demás autonomías en determinados criterios de repartos de financiación, cuando los dineros son escasos. Los tiempos son malos, muy malos, pero para todo el mundo.
En segundo lugar, porque si no se aprueban los presupuestos y se prorrogan los actuales se seguiría con la misma financiación, o sea: café para todos. Así que saldrían perdiendo ostensiblemente. Error que, dado el «sentido común catalán», queda descartado por principio. A no ser que, llevados de la indignación, el grupo parlamentario del PSC quieran practicar en el Congreso el triste dicho de «Que se joda mi capitán que no como rancho».
Y en tercer lugar, porque antes de castigar a los compañeros de partido y a un banco azul donde se sientan dos ministros de los suyos, Celestino Corbacho y Carme Chacón, el Govern de la Generalitat debería poner orden en sus filas y llamar la atención a sus socios, sobre todo a ERC. Al líder de esta formación (el antaño responsable diputado a Cortes Puigcercos, ahora paladín de propuestas extremas para demostrar que Carod Rovira está muy bien en el limbo) no se le ha ocurrido otra cosa que pedir la convocatoria de un referéndum para que Cataluña se pronuncie a favor de un concierto económico.
Montilla mantiene, pues, la interlocución con el Gobierno y en concreto con la vicepresidenta de la Vega, con el objetivo de rebajar la tensión y frenar la estéril escalada verbal de estos últimos días. La negociación Madrid/Barcelona va a ser dura, como siempre que hay dinero por medio, pero la sangre no va a llegar al río.
Lo que sí tiene que hacer Moncloa, y pronto, es solicitar la comparecencia de Zapatero en el Congreso para que explique las diferencias sobre la financiación, porque se han puesto de acuerdo todos los grupos de la oposición, ayer se sumó CIU, en pedir su convocatoria. Porque, si no, irá obligado, que es peor.
Victoria Lafora.
