Francisco Muro de Iscar – Zapatero en estado puro


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

Yo no quiero un presidente como Bolt, porque el ganador de los cien metros en Pekín es un extraterrestre. Ni siquiera como Rafa Nadal, que además de ser el mejor tenista español de todos los tiempos, no se rinde jamás. O como Joan Llaneras, que a sus 39 años ha ganado la medalla de oro a chavales que podrían ser sus hijos.

O como Vivi Ruano, que es una campeona con una carrera deportiva que, al igual que Llaneras, no ha tenido ni tiene el reconocimiento público que merece. Me conformaría con un presidente que afrontara los problemas que tenemos, que dirigiera a un Gobierno que trabajara con eficacia, y que tuviera respuestas adecuadas para la crisis que soportamos y que va a ser mucho más dura, verdaderamente dura, a partir de septiembre.

No está claro si la (aparente) incapacidad de Zapatero y su Gobierno, jaleada por una oposición que tampoco está para tirar cohetes, está motivada porque no sabe qué hacer o si, simplemente, está de vacaciones, tratando de ganar tiempo al tiempo. Durante mucho tiempo me he preguntado si el presidente era un visionario que veía cosas que los demás no podemos percibir; si era más inteligente que todos los demás; y hasta si en la negación constante de los datos y de la realidad había un proyecto revolucionario difícilmente comprensible. Finalmente me han hecho comprender que es un artista de la talla de Duchamp, Man Ray o Picabia.

Leo una crítica sobre una exposición de estos tres grandes artistas en el MNAC en la que el crítico me ha aclarado perfectamente quién es Zapatero. Explica el crítico, -que además es catalán, lo que añade un dato autonómico importante a la visión global y hasta cosmogónica del problema- que en el arte en la actualidad, «la imagen real no es la que ofrece la (aparente) objetividad, sino la que se desprende o surge de la aplicación creadora de una técnica capaz de estructurar de nuevo lo visto y ya conceptuado».

Zapatero en estado puro. Nadie podría describir mejor su política. Pero hay otra frase que aún explica mejor – si es posible- cómo nos va a sacar Zapatero de esta crisis: «el arte de esos creadores -dice el crítico, al que agradezco sus palabras- busca complejos formales de nuevas realidades expresivas, va tras aparentes herméticas narrativas, recurre a elementos que parecen absurdos». ¡Perfecto! Hasta ahora no lo había entendido, pero Zapatero es un genio, un artista. Deberían habilitar una sala en el MNAC para exponer sus medidas para salir de una crisis y, además, Montilla podría inaugurarla, Estatut al margen y convencer así a sus socios de que las «herméticas narrativas» y el «nuevo lenguaje» de Zapatero son en realidad, una obra de arte de nivel mundial. Bolt no es nadie. El genio es Zapatero.

Francisco Muro de Iscar.

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