Andrés Aberasturi – Entre el dolor y la insensatez


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Lo primero es el dolor, el dolor de todos por el desgarro brutal que supone una tragedia como la del avión de Spanair, esa sinrazón que es siempre la muerte accidental, inesperada, absurda y que se repite diariamente en las carreteras españolas sin que las noticias que nos llegan vayan mas allá de la cifra fría en puentes o fechas especiales, pero nadie suspende sus vacaciones por ello ni se buscan testimonios de las familias de las víctimas; estamos hablando, según la DGT, de 4.104 muertos en el año 2006, es decir, más de 150 muertos cada quince días y aunque las cifras hayan disminuidos, la sangría de muertes en las carreteras españolas supondrían, en cifras puras y duras, el accidente de dos aviones cada mes. ¿Sería valoraría entonces de la misma forma la noticia?

Es una reflexión que deberían hacerse los medios pero también nosotros, los que asistimos naturalmente impresionados y solidarios con la tragedia de las victimas de la T-4 alargando -y posiblemente aumentando así- el dolor tremendo de las familias.

Pero no sólo los medios de comunicación se vuelcan en un caso como el de Spanair; lo que sigue a una tragedia de esta índole es la pregunta a expertos: se indaga y hay declaraciones de todo tipo. Salen a la luz las cartas del SEPLA a la compañía Spanair advirtiendo del caos y de la posible inseguridad del pasaje. Si tan claro lo tenían ¿por qué no fue el propio sindicato de pilotos el que prohibiera al menos a sus asociados volar en tales circunstancias?

Siempre he defendido o tratado de explicar las frecuentes, y algunas veces complicadas, huelgas de pilotos. Si realmente consideraban que se «ponía en riesgo» al pasaje y a la tripulación ¿no era una razón más que suficiente para hacer algo más que advertir por carta una y otra vez?

Y a partir de aquí toda clase de dislates de los que recojo sólo dos ejemplos: «Lo que deberíamos preguntarnos no es el porqué de este accidente, sino cómo es posible que no haya más», afirma un trabajador y ex delegado sindical de Iberia, que prefiere no dar su nombre. Las declaraciones de Montse, ex trabajadora de Spanair, corroboran lo anterior.

«Existe una opinión entre quienes trabajan o hemos trabajado en el sector de la aviación: La magia existe no sólo en Disney, sino en todos los aeropuertos del mundo»… Hay días en los que no nos explicamos «cómo salen los aviones y no hay más accidentes», concluye la ex empleada de Spanair. («elmundo.es» 22/08/2008)

¿Hacemos caso al ex delegado sindical que no quiera dar su nombre y a la ex empelada de Spanair? ¿Es cierto lo que dicen (y sólo he recogido un resumen)? Porque, si es rigurosamente así, vuelvo a decir lo mismo que le reprochaba al SEPLA: en el caso del ex delegado sindical, es de suponer que ante una situación tan absolutamente dramática -de ser cierta- y en calidad de delegado, tendría que haber denunciado ese desastre a su sindicato y éste haber tomado cartas en el asunto. Y así sucesivamente. Si es verdad que la magia no sólo existe en Disney y los que utilizamos aviones estamos vivos gracias a un largo milagro (la magia y las estadísticas no llevan muy bien), que los responsables cierren inmediatamente los aeropuertos o dejen en tierra la mitad de los vuelos. Y si no es del todo verdad, ¿por qué se dicen estas cosas? Naturalmente que hay que insistir una y otra vez en la seguridad de todos y que todo es siempre mejorable; pero de ahí a que estemos vivos gracias a la magia, hay un distancia llena de dolor, lo sé, pero también en algunos casos, de insensatez.

Andrés Aberasturi.

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